Apodyopsis (O'Conner #3/Gay)

13.

Loan O'Conner

La mayoría del tiempo, estamos tan bien con nuestra vida, que creemos que así será siempre, que se quedará así mientras tengamos lo que conseguimos y nada podría salir mal.

Pero justamente es en la cúspide de nuestra felicidad, que volvemos a caer en cosas que pensamos no volverían a suceder, y todo se llena de confusión y de desesperación por saber qué pasó, si todo iba de maravilla.

Creer que todo estaba bien, y que la felicidad iba a llegar sin más, fue el error más grande que cometí.

Fue una batalla ardua e interna, la debatí todas las noches, en las que simplemente apagué cualquier emoción que pudiera sentir respecto a todo.

Todo lo que había estado viviendo desde que era un niño, quería apagarlo, olvidarme de eso, escapar de la horrible realidad en la que yo solo seguía extrañando.

Me sentía mal de tener a Hadan preocupado tantos días, jamás me gustó que alguien solo estuviera detrás de mi cuidándome, y aún así, después de Gian, ha sido él quién más paciencia ha tenido conmigo.

Tenía mucho que agradecerle y recompensarle.
Pero no ahora, ahora él estaba en otra universidad, visitando a Sage, que realmente no entendía, ¿no era Sage quién lo había abandonado?

No quise preguntar, al final, solo Hadan sabía sí valía la pena regresar o no, pero en caso de no ser así, claro que iba a estar ahí para él.

Me dolía la cabeza, eso era lógico, y ya no estaba en posición de decir "no vuelvo a tomar".

Volví a mi vida cotidiana, en la que solo pensaba en sobrevivir por resaca.

Caminé por el extenso campus de la universidad, no había nada interesante el día de hoy más que las constantes personas que pasaban y me hablaban, además de otras que me invitaban a tomar algo.

No es mi culpa ser un galán.

Tomé lugar en el césped, dormir aquí unos minutos no haría daño.

Respiré profundamente.

No pienses en nada.

Esa era mi solución cuando mis sentimientos amenazaban con volver a ponerme triste, no pensar en nada, bloquear los pensamientos y cualquier cosa que me hiciera tener alguna emoción o empatía por algo o alguien.

Simplemente no quería recordar nada, quería que mi mente estuviera en blanco o que al menos estuviera ocupada en otras cosas.

Tal vez debería adoptar un perro, los gatos son lindos, pero tienen el mismo humor horrible que yo y entraríamos en una discusión por quién se va del departamento primero.

Mmh, tal vez debería ir al cine.

Loan, ¿quieres ir al cine conmigo?
Sí, sí quiero.

Me levanté de inmediato, no necesitaba entrar a clases, y prefería mil veces estar solo en un lugar dónde nadie me puede hablar por tener su atención en otro lado.

[...]

No iba a invitarme al cine a mi mismo sin comprarme algo.

A diferencia de la gente normal, no me gustaban tanto las palomitas y nachos, así que mi único alimento para las pantallas grandes, siempre iba a ser una bolsa de gomitas de colores.

Cuando me acerqué a la taquilla, veía todas esas películas nada interesantes pero que podrían entretenerme un rato.

Y en aquella pantalla que mostraba todas las películas en función, ví una portada y un título que no pensé que seguía aquí.