CAPÍTULO 12

7 3 0
                                    


ANNE

Sangre.

Es lo primero que veo mientras me levanto repentinamente en un sitio desconocido para mis ojos.

Miles de personas salen de todos lados huyendo, gritando y en sus ojos se refleja el miedo de forma que se me es transmitido y por instinto empiezo a correr. Una voz me llama, es la de una niña, no la reconozco pero al mismo tiempo se me hace tan familiar que solo acrecenta la ansiedad que me estaba abarcando. Trato de buscar el punto del que viene esa voz pero se me hace desconocido.

Todo se vuelve negro y de repente una luz aparece frente a mis ojos. Alumbrados por esa luz están las personas a las que arruiné.

Mamá, papá e Irina. Siento una leve pizca de arrepentimiento pero de repente más personas aparecen. Lety, Jhoan, Dimitri, Andrick, Leonard, Andrew, Martín y Rebecca...

Los dos últimos me traen un sabor amargo a la boca. Me tardé un montón en superar lo que pasó con Rebecca, aún su recuerdo me duele. Tenía mucho por vivir y estoy segura de que hubiese logrado grandes cosas si tan solo hubiera tenido la oportunidad pero se le fue arrebatada.

Lágrimas bajan por mis mejillas cuando la persona que en su momento llegó a generarme seguridad y paz se convirtió en un desconocido psicópata para mí se acerca a paso seguro pero sus facciones ya no son las mismas. Se ve un tanto mayor, parecido a alguien pero no logro identificar quién. Toma mi rostro entre sus manos e intento apartarme cuando las mismas descienden hasta mi cuello ejerciendo presión. Se vuelve asfixiante por lo que trato de luchar para liberarme pero es inútil; en sus ojos se refleja una ira que jamás había visto, voy hundiendome en un pozo sin fondo cuando el oxígeno se vuelve ausente y justo antes de perder el conocimiento lo escucho:

—Huir fue en vano. Tarde o temprano serás mía.

Despierto sentándome de golpe con lágrimas en los ojos. Tardo en identificar mi entorno pero luego de unos segundos caigo en cuenta.

Estás en casa, Anne. Todo está bien.

Busco a Noel a mi lado pero no lo encuentro por lo que me levanto con dirección al baño para darme una ducha que se encargue de ayudarme a sacar los recuerdos de lo que al parecer fue mi pesadilla más reciente.

El agua tibia se encarga de relajar la tensión que se había apoderado de mi cuerpo pero mi mente sigue llena de un montón de preguntas de las cuales es muy poco probable que encuentre respuesta. Es lo que sucede con mis pesadillas, solo se encargan de llenarme de cuestionamientos y miedos que me complican la existencia de forma seguida, aturdiendo mi vida y destruyendo la paz. Hacía tiempo que no sufría de ellas pero tal parece que volvieron y realmente, la noticia no me causa gracia.

Salgo de la habitación para vestirme y me encuentro con Noel entrando con una bandeja en sus manos. En ella hay tostadas, huevos revueltos, tocino y café con leche; también hay un pequeño panecillo de chocolate que me hace agua la boca con solo verlo.

—Se supone que iba a llevarte el desayuno a la cama. — dice mientras se sienta de su lado.

—Siento arruinarte el gesto pero no me sentí muy bien. — revuelvo mi closet buscando mi atuendo deportivo.

—¿Y eso por qué? ¿Hice algo malo? — me mira esperando respuesta mientras pone la bandeja con mi desayuno en la mesita de noche.

—No, no. Solo tuve una pesadilla.

—Oh, lo supuse— me siento a su lado mientras empiezo a vestirme —. Cuando me levanté tenías el ceño fruncido y las mejillas húmedas. A lo mejor estuviste llorando, ¿Tan malo fue?

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora