CAPÍTULO 6

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Completamente aburrido y mareado después de no haber dormido nada en toda la noche por estar bebiendo y ocupando mi tiempo en preparar mis cosas para salir de inmediato a Venezuela compro el boleto de avión hacia ese país.

Casualmente dentro de unos minutos sale un avión hacia allá «mucho mejor». Camino hasta el detector de metales y todo sale de maravilla. Excepto por una mirada extrañada que me da la chica que pasa después de mi. Decido ignorarla pero igual me parece algo raro.

Camino en dirección a la entrada del avión y me distraigo con una pareja que al parecer se está reencontrando.

La chica mira al chico que va mirando a todos lados, buscándola a ella a lo mejor. Cuando ambos cruzan miradas la chica se lleva las manos al rostro y sus ojos se cristalizan. El chico deja caer sus bolsos, sonríe a pesar de que unas lágrimas también amenazan por salir y corre. Corre hacia la chica tropezando con algunas personas que lo miran extrañados en el camino, toma su rostro entre sus manos y la besa como si quisiera comprobar que es real. Se separan y el la alza mientras ríe y la abraza lleno de dicha.

Algunas personas que al igual que yo miraban la escena empiezan a aplaudirles y la chica ante tanta atención se sonroja.

Para mí es algo fascinante... y desgarrador. Pensar que cuando llegue al país donde reside mi chica ella no me va a recibir con lágrimas de alegría, un beso y palabras reconfortantes que me harán saber que me ama sin importar la distancia, sin importar las mentiras...

Me duele saber que Anari Scholl no está para mí porque ya no me ama.

Le entrego mi boleto a la chica y entro en el avión hasta llegar a la sección de primera clase.

¿Que? Aún tengo dinero y puedo darme mis gustos siempre que quiera.

Antes de que den las señales y saco mi teléfono para llamar a Lety y preguntarle si encontró la información que necesito con tanta urgencia.

Marco y responde al tercer tono como las veces anteriores.

—¿Arian?

—Assia — mascullo.

—Hola... ¿Cómo estás?

—Estoy bien, ustedes también. ¿Conseguiste lo que te pedí?

Se escucha un ruido al otro lado de la línea. Una combinación de un sollozo y un bufido.

—Si. En Venezuela, la cuidad de margarita para ser exactos, está Anari. Su nueva identidad ahora es Anne Romanov. Tiene tres años allá y trabaja de ayudante de cocina en un curso en el que su novio es profesor.

Qué cambios Anari. Tanto que buscaste ocultarte y fué en vano.

—Genial. Gracias Lety — suspiro con pesadez y casi en un susurro digo—: Hermana, perdóname por como te he tratado todos estos días — no me arrepiento pero no me gusta que se sienta mal por mi culpa —. Sabes que te quiero ¿No?

—Está bien, no te preocupes por eso. Te perdono.

Me relajo.

—Gracias de nuevo.

—No hay de que, cariño. Solo quiero pedirte algo ¿Puedes?

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora