OBSESIÓN

CAPÍTULO 9

Me duele. Han pasado ya tres días y aún me duele como si hubiese sido ayer. 

El hecho de que no pude ir a europa para poder ver el funeral de mi padre me dolió en el alma, en el orgullo y en el corazón. Todavía pienso en todo lo que hizo por mi. Assia todavía no lo acepta. Ella era su favorita y daba la vida por papá. Daniel — Dimitri — está en shock pero ha sabido superarlo. Se ha distraído haciendo sus trabajos y fue quien organizó el funeral. 

Yo por otro lado me he encargado de organizar todos mis planes para ver a Anne. Hoy es el día en el que voy a estar en su clase con el menclenque y voy a encargarme de analizar todo lo que hagan. Sus expresiones, sus movimientos y sus palabras. 

Sé que a pesar de que he cambiado mucho Anne puede reconocerme si me distraigo así que decidí que era el momento de realizar un nuevo cambio en mi cuerpo. No será algo muy llamativo pero si suficiente para que cuando ella lo note no me confunda con el Martín del pasado. 

Es por ese pequeño cambio que ahora estoy en una tienda de tatuajes muy conocida esperando por mi turno. La recepcionista me ha dedicado miradas lascivas desde que llegué y no he podido devolverlas. Tengo muchas cosas en mi mente que no permiten hacer nada así que solo le regalo una sonrisa cordial cuando por fin llaman a mi nombre para que entre a la sala. 

Los colores son oscuros, las paredes blancas están llenas de pintura, afiches y fotos de personas que se han tatuado muy seguido por aquí. Me recuesto en la camilla y una chica muy hermosa y pelirroja aparece frente a mis ojos.

—Buenos días — me saluda con una sonrisa.

No parece la clase de chica que haría tatuajes. Es más como de quedarse a leer libros y vivir metida en las historias. No la juzgo ni digo que las tatuadoras deben estar llenas de tatuajes por obligación o que no pueden leer. Al contrario, una mujer puede hacer todo lo que ella quiera. Es solo que se ve muy tierna, no tiene ni un solo tatuaje a la vista y parece una niña inocente a la que quieres cuidar siempre. Es adorable.

—Buenos días. No quiero ser grosero pero ¿Tú vas a tatuarme?

Sonríe.

—Así es. ¿Hay algún problema con eso? 

—No, no — levanta una ceja mientras se sienta —. Es solo que no parece que lo hicieras. Lo que quiero decir es que te ves muy — busco la palabra correcta —... Adorable.

Pone los ojos como platos y por un momento pienso que va a gritarme indignada pero empieza a reír a carcajadas mientras prepara la máquina. 

—Debiste ver tu cara de asustado. No eres el primero en decirlo, tranquilo. Y no llevo tatuajes porque nunca me han llamado la atención; no les veo nada de malo pero creo que sí voy a hacerlo será con un significado importante que me gustará toda la vida. ¿Entiendes?

Estoy impresionado, fué una respuesta muy madura de su parte.

—Completamente de acuerdo. Es mi caso, nunca me he hecho uno pero — siento un nudo en la garganta —... Mi padre o bueno, mi padre adoptivo murió y aunque no era su hijo de sangre siempre lo ví como mi padre y quisiera... Ya sabes, hacerme un tatuaje en su honor.

Me mira con tristeza pero con una pequeña sonrisa —. Te entiendo. Sé lo que se siente perder a alguien que amas pero no te preocupes. Si quieres un buen tatuaje en su honor yo soy la chica adecuada.