Escondida En La Mirada

LA HABITACIÓN BLANCA

Una sensación extraña me recorre el cuerpo. Como si hubiera hecho un viaje de miles de kilómetros. Me siento exhausta, y una extraña incomodidad se ha adueñado de mi cuerpo. Tengo que parpadear varias veces antes de poder enfocar mis ojos. A mi alrededor todo parece blanco. El techo, las paredes, todo, salvo algunas notas de color que dan algunos globos y carteles en los que se lee cosas como "Recuperate pronto", "TEQUEREMOSLEE". Apenas puedo girar el cuello, no puedo mover nada más que no sea la cabeza, la punta de mis dedos y mis pies.

Trato de recordar qué es lo que me llevó a esta situación, lo último que me viene a la memoria es estar hablando con mis amigos. Lo cual no explica la forma en la que mi cuerpo se siente ahora mismo. Siento aturdimiento en la cabeza y no logro hablar. Intento abrir la boca pero mi cuerpo no obedece. ¿Estoy soñando?

-¿Kaleesha? – la voz proviene de un lugar de la habitación que no logro ver. Muevo los dedos de mis pies y mis manos, por si esa persona puede verlo. Oigo unos pasos acercándose, y entonces sé que estoy soñando.

Es Venus. Pero mucho más alta de lo que la recordaba. Parece más mayor. Me estoy empezando a asustar. Mi respiración se vuelve más violenta.

-Lee, relájate, respira. – parece a punto de llorar. – no sé qué debe parecerte esto. Así que necesito que te calmes y me escuches.

Traté de respirar más despacio y darle alguna lógica a aquella situación.

-Antes de llamar al doctor, o a mamá, tengo que contarte algo. Parpadea dos veces para decir que sí, y una que no, ¿vale?

Dos parpadeos.

-¿Recuerdas el accidente?

Dos parpadeos

-Hace siete años pensé que te perdíamos.

Abro los ojos con sorpresa, y un pequeño gruñido sale de mi boca. El accidente fue hace casi tres. No siete...

-Shhh, escucha. Mamá y yo estuvimos un tiempo en emergencias.

Ella hace una pausa, y me da miedo lo que pueda decir a continuación.

-Tú entraste en coma.

Y entonces, llama a mi madre.