EPÍLOGO

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Han pasado casi seis meses desde que me permitieron salir del hospital.

Aún me sigue costando un poco correr, pero puedo hacer todo lo demás con normalidad. Venus me acompaña aún a terapia, tengo que superar estos siete años que he vivido en mi cabeza. Desmontando aquello que era verdad y lo que no.

Por ejemplo. Que mi memoria guardó el accidente como si fuese algo anterior al internado y no intermedio a ello. Mi terapeuta dijo que fue la forma en la que mi mente creó un lugar seguro en el que el accidente aún no se había producido. Otra cosa que me explicaron en el hospital cuando terminé de contarles toda mi experiencia, fue que "mis crisis" fueron momentos en los que realmente yo estaba al borde del colapso. Según lo que sé, tuve tres infartos.

Venus, que ahora tiene 17 y está en su ultimo año de instituto, apenas se separa de mí. La verdad, se lo agradezco. Todos estos meses ha dormido conmigo. Mi madre parece un poco más envejecida pero desde que desperté del coma su sonrisa es más visible.

Wendy, Hugo, Latoya y Kim venían a verme todos los días sin falta. Aunque me costó adaptarme, en mi cabeza, aun seguíamos teniendo diecisiete años. No veinticuatro, que es la edad que por cierto yo tengo ahora.

Algunos de los recuerdos que tenía eran alimentados por las visitas de mis amigos. Cuando me contaban su día a día y su vida. Ahora sé que Wendy y Hugo viven juntos en un piso cerca de su universidad. Y que Latoya y Kim viven en una continua relación de no definir su relación. Isaiah sí existe, pero tal como me dijeron, nunca hablé una sola vez con él en el internado aparte de las reuniones escolares. La que no existe es Ezel. Tengo que reconocer que eso me entristeció un poco. Pero aún así a veces le hablo como si estuviera conmigo y me un poco de confort.

Tengo que aprender todo de nuevo, pero no me importa. Tengo una segunda oportunidad para vivir.

Y no quiero desperdiciarla

Escondida En La MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora