Tras un día de reposo me obligo a volver a los entrenamientos. La disciplina y el movimiento que exigen el Street workout me distraen. Pero hay algo que se me escapa. Antes de ayer ocurrió algo que no puedo recordar. Lo último que sé es haber estado estudiando y luego...nada. Sólo sensaciones y no muy agradables que digamos. Me desperté en la cama, nada parecía fuera de lugar hasta que vi la ventana rota y sentí las palmas de mis manos doloridas.
Aún no sé si es que tuve un ataque de rabia al estilo de Hulk o vino alguien en medio de la noche. Aún así me siento bien entrenando. Dirigiendo los entrenamientos y dejándome ayudar por Silvia.
Intento no pensar en nada más que en el peso de mi cuerpo mientras termino la sesión de flexiones y mi voz se une a la de lxs demás.
Al terminar, veo la figura de Isaiah corriendo hacia mí. Está todo sudoroso y vestido con la ropa de entrenamiento, tiene el ceño fruncido.
No es buena señal.
Me saluda con un apretón de manos, algo formal si soy sincera, pero va directo al asunto.
-Ha llegado esto a la sala del Alumnado.
Tiene una hoja de papel un poco arrugada que extiende para que lea. En vez de estar escrito a boli, las frases están compuestas por recortes de letras de revistas. Como en esas series cutres de policías.
"PAGARÁS POR TODO LO QUE HAS HECHO. DAS ASCO."
No recuerdo haber hecho nada en los últimos días como para recibir una nota así. Me coge un poco por sorpresa, como todo últimamente.
-Obviamente no se sabe quien es ¿no?
-No, ha aparecido esta mañana en la mesa que usamos para las reuniones. Pero tengo mis sospechas. – hace una pausa antes de continuar – solo cuatro de nosotrxs tiene acceso a la sala. Tanto Keri, como yo compartimos una llave. Amelle tiene la suya propia, al igual que Erikk y por supuesto tú tienes la llave maestra.
Eso quiere decir que alguien del consejo fue quien puso la nota. O quizá alguien se la robó.
Isaiah parece leer mis pensamientos.
-Claro que alguien pudo robárnosla y dejarla de vuelta en su sitio sin que nos diéramos cuenta.
Todo esto me da vueltas en la cabeza, y son demasiadas cosas como para digerirlas de golpe. Además, lo de la amnesia que tengo aún me preocupa.
- ¿Podemos hablar de cosas normales simplemente? Tengo la sensación de vivir un drama constante. Hablemos de los últimos cotilleos, o de ir al Starbucks después de clase.
-Pero Lee...
-Por favor.
Si, ya sé que no es demasiado maduro por mi parte, darle la espalda a mis problemas como si no existieran. Pero ahora mismo solo me apetece ser una adolescente normal, con problemas de adolescente normal. Sólo por un momento. Isaiah resopla y me mira compungido.
-He leído que si tiras un moco en Siberia, antes de que toque el suelo, se congela.
Casi me atraganto de la risa, este es mi amigo. Consigue distraerme de cualquier cosa.
-Oye, ¿te parece si hoy quedamos todos en la sala pequeña de delegadxs? – junto a la sala del alumnado hay una sala común exclusivamente para lxs delegadxs de clase. Una idea de Keri para que la gente se esforzara por obtener mejores notas y así tener ciertos privilegios. Allí hay una televisión con un DVD y un Blu-Ray, con acceso a Netflix además, que hace las veces de cine. Técnicamente no se puede hacer, pero hay algunas cosas que se pueden pasar por alto.
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Escondida En La Mirada
Teen Fiction"La vida es una serie interminable de desgracias con alguna que otra pausa para la felicidad" Es la frase de uno de los personajes favoritos de Leesha, una chica que en apariencia es una líder capaz y feliz pero que lidia con problemas bastante seri...