More than just a friend [MLB] #2 ✔︎

Final Parte dos.

[...Somos un remero, vamos de espaldas hacia el camino sin conocer lo que pasará. Por eso, existen personas que tienen Avenoir; el deseo de poder hacer que la memoria avance hacia atrás. El deseo de arreglar sus errores. El deseo de cambiar el pasado...]

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||Zack||

—No sé porqué te hice caso, no sé porqué te hice caso —repetía constantemente.

—Es aquí —dijo Emma mirando por los lados— De acuerdo, entraremos a la cuenta de tres.

Ha pasado bastante tiempo desde que nos quedamos en el salón, discutiendo si debíamos o no hacer esto y ahora estamos justo frente al hotel. No tengo la menor idea de lo que haremos, aún puedo escuchar mi vocecita diciéndome que debería dejar esto a los adultos, mientras que la otra me grita que arriesgue todo.

Emma y yo teníamos nuestras manos ocupadas con unos tubos que encontramos en el camino.

—Quizás Camille debió quedarse —me dirigí a ambas— ¡Está herida! ¡Puede lastimarse más!

—Yo quería venir —contestó— pero es cierto que esto da...miedo.

—A la cuenta de tres, entramos —avisó Emma ignorando todo lo que dijimos— Uno, dos...¡Tres!

Se lanzó contra la puerta abriéndola y moviendo el tubo de un lado a otro en caso de que alguien nos atacara, por el contrario, solo habían mesas y decoración.

—Era aquí el evento de mis padres —susurró Emma caminando.

No tengo idea de cómo Emma logró llegar a la conclusión de que la base de Henry podría encontrarse aquí. Simplemente comenzamos a unir puntos, si se ha estado preparado tanto tiempo mientras el robot estaba en Londres, es obvio que este se encontraba en Paris, en algún lugar céntrico y especial en dónde fuera difícil dejarse ver. Y así recordamos una vieja serie que solíamos ver cuando pequeños. Emma siempre ha amado las series de aventura, misterio, terror y superhéroes.

—¿Nos arriesgaremos los tres? —pregunté mirando a la chicas una vez estábamos frente al elevador.— ¿Y si algo sale mal? ¿Cómo le avisaremos a nuestros padres?

—Nada saldrá mal, Couffaine —aseguró mi amiga antes de suspirar— Camille podría quedarse vigilando, si eso te parece bien.

—Parece que no hay peligro aquí abajo...—ella susurró— Pero, ¿Cómo sabré si llegaron bien?

Emma tocó su barbilla pensando, alzó su mirada y sonrío.

—Veinte minutos —señaló el gran reloj colgado— Si en veinte minutos no hemos bajado, podrás avisar a nuestros padres.