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7 de noviembre 2020

RENCOR

Quiero que ahora mismo dejes de leer este texto, y te pares a pensar en si le has guardado rencor a alguien por algo que te hizo o si te consideras una persona rencorosa. ¿Y bien? Si tu respuesta ha sido no, felicidades, sigue disfrutando del texto. En el caso de que tu respuesta haya sido sí, te invito a reflexionar un poco.

El rencor está íntimamente ligado a la venganza y al odio. Es un sentimiento que se nos graba a fuego y nos cuesta mucho desprendernos de él. Nos encontramos ante la constante búsqueda del momento para “darle una prueba de su propia medicina” a esa persona, incitando un comportamiento hostil y dañino.

Pongamos un ejemplo, alguien te hizo daño. Tú a partir de ese momento buscas desesperadamente una forma de devolverlo y lo consigues. Pero claro, no olvidemos lo que dijo Newton: “Toda acción tiene una reacción”, y en este caso no es diferente. La reacción a tu acto es el hecho de que ahora son los seres queridos de aquella persona quienes guardan rencor y buscan venganza. Una vez la obtienen, aquellos cercanos a ti harán lo mismo al respecto y así continuamente, creando un ciclo infinito de odio que puede desencadenar efectos desastrosos.

Una palmada no hace ruido si solo hay una mano, pero una palmada también puede hacer menos ruido si una mano suaviza su impacto. ¿Qué quiero decir con esto? No digo que la solución al rencor sea ignorarlo, sino optar por la empatía y aprender a ceder. Eso sí, no olvides.

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