Capítulo 1- Qué más da

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Intento abrir los ojos pero me cuesta. ¿Será ya de día? Qué más da. Miro a mi alrededor y solo veo las botellas de ron vacías y los ceniceros rebosantes de colillas arrugadas.

No consigo recordar qué pasó anoche exactamente pero qué más da.

Tengo a mi izquierda lo que parecen mis currículos hechos trizas. Alargo el brazo y levanto un puñado de los papeles dejándolos caer otra vez, como si fuese una nevada triste que lleva gravada mi cara y mis estudios. Y ya ves para que me sirvieron.

Me froto la cara para tratar de quitarme las legañas. Parece que anoche no me apetecía dormir en la cama, ni tan siquiera en el sofá. Quién sabe en qué estaría pensando para acabar tirado en la moqueta, encima de mi propio vómito, posiblemente causado por tanto alcohol. Pero qué más da.

Me levanto tambaleante. Me duele la cabeza horrores y siento náuseas de mi propio olor a... Bueno, a muchas cosas juntas.

Me meto en el baño con la idea de darme una ducha fría y tratar de recordar cómo llegué a esta situación.

El agua cae sobre el plato de la ducha. Me desnudo y entro. Ni siquiera me he parado a mirar qué aspecto tengo, pero qué más da.

Dejo que el agua fría me dé en la cabeza y se deslice por el resto de mi cuerpo. Poco a poco me voy despejando. Me siento un poco mejor, pero emocionalmente sigo hecho pedazos.

Desde que entré en el mundo de la música supe que iba a ser difícil. Supe que iba a costarme, lo que no supe es que era una amante tan exigente, que quizás te lo daba todo y al día siguiente te lo quitaba. Pero supongo que esto es así y ya llego tarde para remediarlo.

Era ya el tercer grupo del que formaba parte y todo parecía ir bien. Llevábamos un año y nos habíamos hecho notar. Habíamos actuado. Habíamos sacado un disco. Llegamos a tener fans. Pero la codicia y la envidia nos puso unos contra otros y otra vez la misma historia. Pero ya qué más da.

Me enjabono con pocas ganas. Como hago con todo últimamente. Al menos el jabón huele bien, a diferencia de mí.

Supuse que después de ese fracaso lo mejor sería buscarme un trabajo normal. Dejarme llevar por la corriente y al menos pagar el alquiler del cuchitril en el que vivo.

"Buscamos a alguien con... Eh... Otra presencia"

"Lo sentimos pero no cumple nuestros requisitos"

"Ya le llamaremos"

Esta última era la más famosa. Nadie prestaba atención a mis dos carreras, ni al máster.

Nadie presta atención si lo primero que ven en ti es que llevas los nudillos tatuados, o un aro en el labio.

Nadie presta atención si antepone tu aspecto al resto de tu ser. Si antepone el "qué dirán". Pero sobre todo si anteponen tu pasado.

Qué más da. Qué más da.

Puedes ser una buena persona. Puedes ser inteligente. Incluso divertido. Pero si solo ven lo que hay fuera estás jodido. Y siempre vas a estar jodido.

Salgo de la ducha y uso la primera toalla que veo.

Decido mirarme al espejo y me encuentro una versión de mí que esperaba no encontrar.

La barba me cubre el rostro, tengo los ojos rojos e hinchados, por no hablar de mis ojeras. Mis labios agrietados y secos escuecen en cuanto trato de secarlos. Y mi pelo... Mejor lo dejamos ahí.

Soy la viva imagen de fracasado que mi madre describía cuando empecé con todo esto de la música. Quién me iba a decir que sus predicciones se cumplirían. Pero ya qué más da.

The only hope for me is you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora