Suena el despertador. Ni recuerdo haberlo programado.
Me duele la cabeza una barbaridad. Y noto el ojo palpitando. Siento pavor de tan solo mirarlo.
Me levanto y voy al baño para ver qué tal. Ayer me puse hielo nada más llegar, pero a saber cómo está la cosa.
Enciendo la luz y me acerco al espejo, un poco dudoso.
No está hinchado, pero está morado. Bueno, morado y amarillo. Una gama de colores catastrófica ubicada en el mismo punto de mi cara.
Lo toco.
Mala idea.
Duele.
Mi reacción es separar los labios y coger aire por el espacio que queda entre mis dientes. Escuece muchísimo. Mejor será no tocarlo de nuevo.
Mientras preparo el café, me pongo hielo de nuevo.
No soy una persona conflictiva, ni siquiera violenta. No entiendo por qué me tienen que pasar estas cosas a mí.
Miro los mensajes en mi móvil. Todos son de mis compañeros diciéndome que ya saben que hoy me reincorporo y que más me vale ir a almorzar con ellos si no quiero que me castiguen.
Parece que finalmente, Gerard habló con Hayley y se ha corrido la voz de mi vuelta a la oficina.
Sonrío para mis adentros.
Hacía tiempo que no me sentía tan querido. Ahora tengo más ganas de ir que antes.
Lo único que me acobarda es... Bueno... Encontrarme con Gerard.
Con todo el lío del atraco apenas he podido dedicarle ni medio minuto de mis pensamientos.
Aunque tampoco es que vaya a ser tarea sencilla.
Acordamos que haríamos como si nada, pero eso no significa que no vaya a ser incómodo, porque ¿cómo me debería comportar?
¿Como al principio? ¿Como antes del incidente en su despacho? ¿Más cariñoso quizás? ¿Más seco?
No lo sé. Es que no lo sé.
Y como ayer me fui de aquella manera...
Gerard no me ha enviado ningún mensaje ni tampoco me ha llamado, ni nada.
¿Él lo habrá pensado?
Quizás ya lo había pensado de antes, o quizás no. No lo sé. Es que no lo sé.
El rey de mis dolores de cabeza defiende su título con todas sus fuerzas. Maldito seas, Gerard. Tú y tu capacidad de provocar todo esto en mí.
Me termino el café y dejo de mirar el móvil para mirar la PDA.
Gerard tiene una conferencia cortita de no sé qué rollo sobre las empresas, pero es a las 12:00. ¿Qué se supone que haremos hasta entonces?
Normalmente cuando no tenemos nada que hacer, preparamos la reunión (o lo que sea que tenga que hacer), miramos documentos que tiene que firmar, e incluso salimos a comer por ahí. Pero hoy... ¿Qué?
Teniendo en cuenta que entro a las 9:00, son dos horas en las que tengo que estar con él sí o sí, y no creo poder quedarme con él a solas sin ponerme nervioso hasta el punto de querer llorar por no saber qué es lo que siento.
Un pensamiento ronda por mi cabeza: ¿Querría volver al principio? Esa época en la que nuestra relación no iba más allá que pequeñas pullitas y momentos raros que en el fondo me gustaban. ¿Realmente querría volver?
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The only hope for me is you
FanficDejando a un lado sus sueños, Frank decide dejar la música para así poder ganarse la vida. Cientos de currículums repartidos, entrevistas fallidas y pocas esperanzas de futuro desembocan en el mejor trabajo que pudo haber pensado, pero ¿en qué circu...