Capítulo 6: El quinto elemento (primera parte)

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Kim Kyu Jong estaba ansioso, después de dos meses de unas obligadas vacaciones en el extranjero, regresaba a su país y sobre todo a su hogar. Y por hogar no se refería a la cómoda y lujosa casa de sus padres, sino que regresaba al único lugar donde se sentía feliz, donde las preocupaciones escolares o familiares no tenían cabida, regresaba a lado de su mejor amiga de la infancia, Han Nim. 

Aunque Kyu era una persona tímida y reservada, era muy bondadoso, educado y al sonreír transmitía una paz inigualable. 

—¿Oppa? —escuchó a lo lejos y de inmediato levantó su vista en busca de la persona que pronunció aquellas palabras. Reconocería su voz a kilómetros y sin mucho esfuerzo, sonrió y se levantó de la silla para correr y abrazarla. La chica correspondió el abrazo. —Wow. —pronunció al separarse de él. —Has hecho ejercicio y estás más alto. —bromeó un poco y se encaminó a la mesa, en donde antes estaba Kyu.

—¿Qué has hecho, pequeña? —preguntó, con ternura, cuando ambos estuvieron sentados, un mesero ya les había traído algo de beber.

—He conocido a alguien. —contestó y mantuvo la respiración por un breve instante, no podía contener su felicidad. —y estoy lo suficientemente enamorada, como para irme a vivir con él a Seúl.—anunció la chica, a la espera que su amigo la felicitará. Pero está felicitación nunca llegó. 

Kyu Jong se había quedado mudo, paralizado y con el corazón roto. Quería sonreír al ver a Nim tan feliz y radiante, pero no podía. Le era imposible porque no era él quien la hacía feliz, no era él quien ocupaba el corazón y pensamientos de la chica. Mientras que para él, Nim lo era todo, era el motivo por lo que se levantaba todos los días y por lo que lucharía hasta la eternidad. Automáticamente, el muchacho se puso de pie y sin pronunciar palabra alguna se marchó, dejando a una confundida chica. 

Nim no sabía cómo interpretar las acciones de su amigo, se sintió decepcionada y triste. La única persona que pensó que la apoyaría con su reciente noviazgo, se había levantado y marchado, dándole la espalda. Agobiada se puso de pie y comenzó a dudar de su decisión. Seguir a su novio a Seúl era una locura, pero no podía alejarse de él. Si no lo hizo cuando él le confesó a que se dedicaba, ¿por qué hacerlo ahora? 

La chica agitó su cabeza, debía sacar aquellas dudas, dentro de pocas horas se casaba y no pensaba cancelar la boda, aunque le doliera que su mejor amigo no estuviera junto a ella en un momento tan importante. Sí ya una vez había decidido aplazar la boda por la ausencia de Kyu, en esta ocasión, no se iba a repetir. 



Kyu caminaba por toda su habitación, o lo que quedaba de ella. Recién llegó, entró a su cuarto y lo destrozó todo. No podía asimilar lo que Nim le había dicho. Estaba enamorada de alguien, y ese alguien no era él. Maldijo a aquel desconocido. 

Después de media hora, cuando ya estuvo más tranquilo envió un mensaje. La única opción que le quedaba, era esperar respuesta. Se arrojó sobre su cama e intentó dormir, pero cada vez que cerraba los ojos la imagen de Nim besado a alguien más aparecía, frustrándolo por completo. 

¿Qué había hecho mal para que la chica no se enamorara de él? No era feo, y no es que fuera alguien ególatra, pero durante toda su vida había recibido más confesiones amorosas de las que hubiera querido, lo peor de todo, era que nunca recibió a confesión de amor que tanto deseo. 

Era tímido y por eso nunca habló de sus sentimientos con claridad, pero siempre procuró marcar una diferencia en el trato que le daba a otras chicas y a Nim. Siempre se preocupaba por ella, le hacía cumplidos, la cuidaba, siempre era ella y nunca se dio cuenta que Kyu la miraba diferente. Nunca se dio cuenta que era ella quien lo hacía suspirar. Tenía 22 años y más de la mitad de su vida enamorado de ella.

Seguía lamentándose a sí mismo, cuando sonó su celular, era un mensaje. 

«Ya tengo lo que me pediste, nos vemos donde siempre. » —leyó e inmediatamente se puso de pie. 



—Su nombre es Heo Young Saeng. —dijo un sujeto de unos 40 años, mientras le tendía un sobre color crema a Kyu Jong. —Aquí tienes toda la información, fue bastante difícil averiguar de él, el tipo está posicionado con un pez bastante gordo. 

—¿A qué te refieres? —preguntó Kyu y tomó el sobre. Aguardó un momento antes de abrirlo y conocer todo acerca de su enemigo.

—Forma parte del Grupo Mord. 

—¿Qué rayos es eso? —cuestionó y abrió el sobre. 

—Es el nombre que se le dio a las cuatro mafias principales y más peligrosas de Corea del Sur, 

—¿Cómo? —su sorpresa era grande, en parte por la noticia que acaba de escuchar y en parte por ver el contenido del sobre. Había varias fotos de Nim y aquel mafioso, por un momento sonrió, ver a su pequeña tan feliz, lo llenaba, pero recordó que él no era quien estaba a su lado en el momento de aquella fotografía. 

— El grupo Mord fue fundado hace unas décadas por iniciativa de Kim Eun Young para combatir a mafias extranjeras. Son cuatro clanes en total y cada clan lleva el apellido de su jefe. 
El más poderoso es el clan Kim, liderado en un principio por Eun Young, aunque murió hace algunos años, dejando como heredero a un hijo ilegitimo, pero bastante hábil, pues consiguió que Soo Ok, el jefe del clan Choi , le cediera su cargo. Aquel bastardo es un joven de 22, su nombre me ha sido imposible averiguarlo, pero resulta que Young Saeng es su mano derecha y por lo que se dice, es probable que no tarden en convertirse en los únicos jefes de Grupo Mord. 

—Nim está en peligro. —fue lo único que pudo pronunciar. 

—Al parecer y más ahora que la señorita Han piensa casarse con él y mañana mudarse con él a Seúl.—comentó el hombre con naturalidad y sin prever la reacción de Kyu. 

—¿Qué? —cuestionó, tirando las cosas que tenía en sus manos al suelo y agarrando al sujeto del cuello. 

—Se... se... se piensan casar. —respondió con temor. Nunca antes había visto tan furioso al joven Kim, lo conocía desde pequeño, pues trabajaba para su padre y siempre había tenido en buen concepto a Kyu, pero ahora la tranquilidad y bondad que solía trasmitir el muchacho, era nula. 

—¿Cuándo? —preguntó, para él todo iba a estar fregado sí Nim decía acepto.

—Hoy, en el templo cercano a la casa de la muchacha. —respondió y volvió a respirar con tranquilidad cuando Kyu lo soltó y se alejó de él. 



Kyu corría a toda velocidad y no se detenía a disculparse con todas las personas con las que había chocado. Se sentía cansado y se le dificultaba respirar, pero no iba desistir. Cuando llegó al templo no vio a nadie. 

—¡Kyu Jong!—escuchó y volteó a ver quién lo llamaba, era Nim. La chica al ver a su amigo, se soltó de la mano de su ahora marido y corrió a abrazar a su amigo. 

—Dime que no es cierto, dime que todo es mentira. —pidió el joven, aferrándose al pequeño cuerpo de su amiga. —Dime que no lo amas a él y que estás perdidamente enamorada de mí, como yo lo estoy de ti —rogó con un hilo de voz y lágrimas en los ojos. La chica se apartó al instante. 

—¿Kyu? — Nim no sabía que responder. ¿Había escuchado bien? Las palabras que tanto deseó escuchar, hasta hace algunos meses, eran pronunciadas, pero ahora no tenían validez. Ahora ya no significaban nada, ahora sólo quería escucharlas de la persona con la que minutos antes se había casado. Siempre creyó ser una cobarde por nunca confesarle su amor a Kyu, pero después de conocer a Young Saeng, descubrió que Kyu no era para ella, descubrió que lo sentía por su amigo era sólo un amor fraternal, lo adoraba y estaría externamente agradecida por siempre apoyarla. Con Young Saeng todo era diferente, al punto que fue ella la primera en acercarse, en besarlo, fue la primera en confesar su amor. Heo Young Saeng era su todo y no lo cambiaría por nada. —Lo siento, pero no puedo... —susurró, al borde de las lágrimas. 

Young Saeng no se había movido, quiso darle su espacio a Nim para que pudiera hablar con su amigo, pero cuando vio el abrazo, algo en él se revolvió. Sintió celos y desconfianza. Ya había escuchado hablar de Kyu, pero nunca se sintió celoso, es más, pensó que aquel muchacho también podría ser su amigo, pero ahora veía que no. 

—¿Pasa algo? —interrumpió el silencio que en que se había sumergido su esposa y al amigo de esta. 

—No. —respondió al instante la chica. —Es hora de irnos. —lo tomó del brazo y ambos le dieron la espalda a Kyu. 

—¿Te vas? —preguntó Kyu, las lágrimas ya habían cesado, sólo quedaba furia y dolor.

—Kyu. —rogó la chica. —déjalo. 

—No, no lo dejaré porque no quiero que estés a lado de este criminal. —pronunció con desprecio. Tanto Young Saeng como la chica se quedaron tiesos. —Querida Nim, temo decirte que tu “esposito” es un criminal, un mafioso, una esco... —calló al sentir la mano de la chica en su mejilla. 

—Eres mi mejor amigo y espero que toda la vida sea así, pero sí te atreves a ofender a mi ESPOSO, no responderé de mis actos. —anunció y se marchó junto con su marido, no estaba dispuesta a escuchar verdades incómodas. Estaba consciente a lo que se dedicaba Young Saeng, pero era aún más consiente que muy independientemente a lo que se dedicaba él, lo amaba profundamente y eso no iba a cambiar en lo absoluto. 



Nim estaba pensativa, no deseaba marcharse enojada con su mejor amigo, pero ya no había tiempo para reconciliación alguna, en pocos minutos debía tomar un vuelo hacia la capital surcoreana. Iba a dejar todo para continuar a lado de Young Saeng, un precio bastante alto, pero valía la pena. 

—Amor, debemos abordar. —anunció Young Saeng y sacó a la chica de sus pensamientos, ella asintió y tomó la mano de su marido. El viaje no fue muy largo y pronto estuvieron en Seúl. 

Young Saeng pensó que sería una buena idea llevar a Nim a la casa de Hyun Joong, era amplia y segura. Una lujosa y segura camioneta los esperaba en el estacionamiento del aeropuerto, el muchacho agradeció que ni Jung Min, ni Hyung Jun hubieran ido por él, pues conociéndolos no dudarían en hacer alguna de sus extravagancias. 

Cuando el chofer abrió la puerta, el muchacho dejó pasar primero a su esposa y después tomó la pistola, que el chofer le ofrecía, para guardarla sin que Nim se diera cuenta. Antes de que él abordara la camioneta, oyó como nombraban a su esposa.

—Nim. —se volvió a escuchar y ella reconoció la voz, haciéndola bajar de la camioneta. Era Kyu quien la llamaba. 

—Lo siento, lo siento tanto. —se disculpó el muchacho al instante que estuvo parado frente a los recién casados. Nim asintió con la cabeza en señal de perdón. Estaba feliz. El chofer de Saeng, se interpuso entre la pareja y Kyu —Espero me puedan perdonar. —pedía. —Fui un tonto, nunca quise herirte con mis palabras y ahora comprendo que no debo intervenir entre ustedes dos. —las palabras de Kyu ablandaron a Saeng, quien ordenó a su chofer entrar al auto. —¿espero podamos ser amigos? —estiró su mano con la esperanza que el esposo de su amiga la tomará. Young Saeng aceptó aquella tregua. 

—Vamos, es tarde y no sé ustedes, pero muero de hambre. —dijo para amenizar la situación. 

—Yo igual. —confesó la chica y se subió a la camioneta. Young Saeng le cedió el paso a Kyu, quien al momento que estuvo parado frente a él, sonrió con malicia. 

—Voy a permanecer a lado de Nim. —anunció muy cerca del oído de Young Saeng, para que sólo escuchara él —hasta el momento en que se dé cuenta de la basura que eres. —amenazó y se subió a la camioneta.

Young Saeng tuvo la necesidad de sacar a Kyu de la camioneta, apuntarle directo a la cabeza y disparar, para de una buena vez acabar con la vida del mejor amigo de su novia... No lo hizo, sabía a la perfección lo importante que era Kyu Jong para Nim. No era un asesino, pero en ese momento lo deseaba. Suspiró, haciéndose a la idea de tener cerca a la única persona que le podía arrebatar el amor de Nim.

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