Jung Min observaba detenidamente cada movimiento de su amigo, la sonrisa triunfante cuando salía victorioso de un juego o un leve y tierno puchero cuando obtenía el resultado contrario. Conocía cada una de sus expresiones, de sus manías o de sus miedos. Sonrió levemente al ver cómo Hyung Jun se levantaba y se subía al sillón para celebrar el nuevo récord que imponía en el juego de video, que era motivo de su atención los últimos cinco días.
Satisfecho, Hyung Jun dirigió la mirada a su amigo y sonrió, Jung Min apartó la suya inmediatamente y fue a la cocina, para evitar que el menor percibiera el sonrojo de sus mejillas.
Ambos vivían a las afueras de Seúl, en un modesto departamento auspiciado por su jefe, un líder de la mafia, quien en contadas ocasiones requería de sus servicios. La mayoría de las veces sólo los llamaba para cuidar a su caprichosa y frívola hija, quien era un imán de caos.
—Hyung. —el menor entró a la cocina. —estoy aburrido. —anunció y se sentó en uno de los bancos cercanos. —Hagamos algo. —sugirió y comenzó a jugar con una de las manzanas del frutero.
El mayor se quedó meditando un momento, hasta que en su cabeza apareció el perfecto plan para dejar el aburrimiento de lado y sumar unos cuantos billones de wons a su cuenta, aún más de los que poseían.
—Te reto a que robes…—meditó un poco más, debían ser cautelosos en cuanto a quien iban a robar, aunque estuvieran involucrados con la mafia principal surcoreana, era recomendable mantener un perfil bajo, además, sólo tenían 19 años y aún eran muy jóvenes para morir. —a Seoul Entreteniment, bloques la señal…
—Eso es muy aburrido. —mordió la manzana. —Ya lo hice hace algunos años, ¿no lo recuerdas?
FLASHBACK
El joven Kim Hyung Jun, de tan sólo quince años, acababa de terminar su audición para entrar a la empresa de entretenimiento más importante de Corea del Sur, Seoul Entreteniment. Dicha empresa era un monstro en el mercado, poseía cuatro de las cinco televisoras más importantes de Corea del Sur, al igual que agencias de modelaje, marcas de ropas, centros comerciales, en pocas palabras, era la encargada del entrenamiento en aquel país asiático.
Nervioso esperaba un resultado positivo, pero se llevó una desagradable sorpresa, cuando se enteró que había sido rechazado. Molesto, regresó a su casa a planear una pequeña lección para la empresa. Podía ser que Hyung Jun no fuera bueno en el baile, pero tenía una habilidad sorprendente para la informática.
˞˞˞
Jung Min estaba cansado, tenía cerca de dos horas intentando grabar un comercial, pero la chica, con quien compartía protagónico, era algo penosa y le incomodaba un poco el hecho que el comercial tuviera que ver con condenes y sexo. Él no se inmutaba, estaba consciente que todo era actuación. Resignado decidió dar un paseo, pero antes debía pasar al sanitario.
Cuando abrió la puerta se llevó una sorpresa, un sujeto con ropa negra y gorra del mismo color, había montado una pequeña oficina en el baño. Eran dos computadoras y una infinidad de cables.
Curioso por aquella escena, cerró la puerta del baño y se acercó cauteloso al desconocido, éste estaba tan concentrado alterando la programación de una cadena televisiva, que no se dio cuenta de la presencia de Jung Min.
—¿Qué haces? —preguntó de repente, logrando el sobresalto del desconocido.
—Nada. —cerró con brusquedad una de las computadoras portátiles e intentó ordenar un poco el caos que tenía, pero fue inútil. Jung Min abrió uno de los portátiles y descubrió algo extraño
—Ok. —comentó y se acercó al mingitorio para hacer sus necesidades. Cualquiera ajeno aquella escena, se hubiera reído a carcajadas de situación tan bizarra. —No vemos luego. —dijo, después de terminar y lavarse con recelo sus manos.
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Please don't go
Fanfic¿Qué serias capaz de hacer por la persona que amas? ¿Alejarte de ella para asegurar su bienestar? O ¿mantenerla cerca de ti, aunque el mundo que te rodea solo represente violencia, abusos, sangre... muerte?