Capitulo 7: Paloma

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—¡Hyun Joong! — se escuchó y toda la sala quedó en silencio, todos voltearon a ver a Ok Soo e inmediatamente al aludido, quien no se había movido ni un solo milímetro de su postura, su respiración era pausada, señal de que estaba profundamente dormido. —Todos salgan. —ordenó el hombre y seis de las ocho personas salieron inmediatamente, no miraron hacia tras. —Jung Min, ¿por qué sigues aquí? — preguntó Soo Ok cuando vio que uno de ellos no había obedecido. 

—Te va ser imposible despertar a Lidah, cuando se queda dormido no hay poder humano que lo despierte. Ni una explosión. — sonrió, al recordar como la semana pasaba probaba nuevos explosivos y todo se salió de control, al punto que el nuevo auto de Hyung Jun quedó destrozado. 

—¿Qué sugieres? —preguntó dudoso Ok Soo. Presentía que el muchacho haría algo para dañar la integridad física de Hyun Joong, aún no entendía como los cinco lograban convivir. Cada uno tenía una forma tan extravagante de ser, pero debía reconocer que eran como una familia, Hyun Joong era el padre, pues Jung Min y Hyung Jun le pedían permiso para salir o a él se dirigían cuando necesitaban comprar algo o se acusaban mutuamente. Young Saeng era como el abuelo, aunque le tuviera un respeto profundo a Hyun Joong, de vez en cuando lo regañaba y le hacía entrar en razón. Kyu Jong era como el tío buena que viene de visita de vez en cuando, pues casi siempre estaba fuera de la ciudad resolviendo los encargos del mayor. 

Soo Ok se quedó meditando las relaciones entre los chicos, que no se dio cuenta cuando Jung Min se subió al escritorio donde Hyun Joong tenía su cabeza y dormía plácidamente, con una elegancia inigualable, el muchacho puso su pie a la altura de la cara de Hyun Joong y sonrió maliciosamente. 

—¡Buen Día, Lidah! —gritó e inmediatamente su pie se estrelló con fuerza sobre el rostro de Hyun Joong, éste al instante cayó al suelo, pero no abrió los ojos, al parecer el golpe no había funcionado. Jung Min se bajó de la mesa y se posicionó para volver a golpear a Hyun Joong. —Dije, ¡Buen Día, Lidah! —repitió, pero estaba vez Hyun Joong ya estaba despierto, así que cuando el pie de su amigo iba directo a su rostro, por segunda vez, lo tomó y lo tiró.

Pronto ambos muchachos estaban en el suelo peleándose, sin importar que Soo Ok los estuviera regañando e intentando separar. 

—¡AH! —gritó Hyun Joong al sentir unos dientes aprisionar la piel de su brazo izquierdo. —Un caballo me mordió. —anunció alejándose de Jung Min y mirando la marca que tenía en su brazo. 

—¡No soy un caballo! —alegó Jung Min y se acercó para atacar de nuevo. 

—Sí lo eres, sólo a ti se te ocurre comer 60 kilos de zanahorias a la semana. 

—¡Basta! —ordenó Soo Ok cuando vio que ambos muchachos comenzaban a pelar. —¡Jung Min, fuera! — el aludido salió de mala gana, dejando a Hyun Joong y Soo Ok solos. —¿Cuántos años tienen para que se comporten de manera tan infantil? —el muchacho abrió la boca, pero Soo Ok no lo dejó hablar. —Ya son todos unos hombres y siguen con sus tonterías. —murmuraba molesto. —A ti parece no importarte destruir a Bang Tae. 

—De hecho, no me importa. 

—¿Por qué no? Sí logras acabar con él, tú serias el único dueño de Grupo Mord.

—No me interesa, ¿para qué ser el único jefe, si en cualquier momento una bala acabará con mi vida? 

—Todo es incierto en ésta vida. —respondió con sabiduría. — Hyun Joong, eres muy joven para ser tan pesimista. 

—No soy pesimista, soy realista. Una gran cantidad de personas desea mi cabeza y quizás en cualquier momento se las daré, para que se regocijen diciendo: He logrado acabar con el gran Kim Hyun Joong. —sonrió. 

Please don't goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora