Capítulo Dieciocho

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Habían pasado dos días, dos días desde que Chaeyoung no despertaba según el médico ella estaba bien pero Mina no había ido a dormir ha su habitación ni siquiera se había movido de la habitación de la menor hasta ver que ella despertará.

— Su alteza, debe ir a su cámara.

— Enunco, desde que me trasladé al palacio por ser la elegida para casarse con el próximo rey he vivido encerrada ahí, así que déjame estar aquí hasta que ella despierte.

El enunco dejó sola a la chica quien se hundía en sus pensamientos.
Mina se había arrepentido de ir a casa de su padre el día del accidente de Chaeyoung, si hubiera estado en el palacio tal vez la hubiera salvado más rápido.

La mirada de Mina se dirigió a Chaeyoung, se rostro se veía pacífico como si no tuviera nada de que preocuparse, poco a poco los pequeños ojos de Chaeyoung se abrieron.

— ¿Chaeyoung? - la menor se trataba de sentar mientras todo su mundo daba vueltas.- Con cuidado, puedes lastimarte

— ¿Qué... sucedió?

— ¡Llamen al médico real! -Exclamó en voz alta y se acercó a Chaeyoung, cuando estuvo lo suficientemente cerca dejo un dulce beso en la mejilla de ella.- Me alegra que despertarás...

— ¿Cuánto tiempo pasó?

— tres días, todos estaban preocupados con que no despertaras ahora, más que nunca debes cuidarte mi pequeña. -advirtió mientras una de sus manos tocaba una de las redondas mejillas de la menor.-

El médico real llegó a la cámara de Chaeyoung quien le hizo un chequeo general para saber que estaba completamente bien.

Después de que el médico se fuera y dijera que la menor estaba completamente bien, tanto Mina como el enunco empezaron a consentir a Chaeyoung.

La comida que había llevado el enunco parecía un banquete, tanto que había dejado boquiabierta a Chaeyoung pero después de unos minutos empezó a comer con una sonrisa.

— Minari, tuve un hermoso sueño mientras dormía. -habló que cuando tenía comida en la boca. -

— ¿De qué trataba tu sueño pequeña? -Mina tomó con cuidado un poco de comida para ella. -

— Estaba en otro mundo, un mundo totalmente diferente, habían demasiadas luces y casas tan grandes que tocaban el cielo. - hablaba emocionada mientras trataba de recordar todo con detalles.- Hablaban un idioma diferente y habían cosas que nunca había visto, habían chicas bailando de manera muy rara, también había comida muy deliciosa.

— ¿En serio? Mi Chaeyoung tiene una gran imaginación.

— Quisiera que un día ese lugar existiera así podrías ver las maravillas que yo vi.

— Algún día seremos completamente felices mi querida princesa.

Mina se quedo pensando en aquel sueño de Chaeyoung, era imposible que existiera un lugar tan bueno, Goryeo estaba demasiado lejos de un futuro tan brillante por qué el país estaba realmente corrupto, el pueblo estaba bajo personas que querían mantener el poder solo para ellos mientras el pueblo lentamente moría de hambre sin embargo no podía salir con las manos limpias, su padre era un corrupto más y ella estaba bajo el mando de él y la gran reina viuda.

Su mente la llevó a un recuerdo lejano, cuando aun estaba pequeña, recordaba cuando el palacio se puso de cabeza por qué se había perdido una joya importante la cual hasta el día de hoy no fue encontrada, su padre la había llevado por petición de la anciana sin embargo se perdió en el camino por seguir a un lindo conejo blanco que paseaba por el lugar.

Hasta que finalmente seguir el conejo la llevó a la cocina donde se encontró con una niña mucho más baja que ella, con unas hermosas y grandes mejillas que tenían un pequeño rubor rosa, en sus pequeños brazos llevaba aquel conejo blanco por el cual se había perdido, recordaba con exactitud que aquella niña tenía unos hermosos labios rosados que además eran suaves, aquella tarde en la cocina mientras que los cocineros se encontraban distraídos fue cuando Mina se dio cuenta que le gustaban las mujeres, por un pequeño error que termino en un pequeño beso, aquello, causo que su corazón se acelerada rápidamente. ¿Qué habría sucedido con ella?

— Minari... ¿en que tanto piensas?

- Yo... — Si miraba atentamente Chaeyoung tenia un gran parecido pero aquello no podía ser posible— En nada importante, sigue comiendo o se enfriara la comida.

— Mi Mina también debe comer— Chaeyoung acerco un platillo de comida a la mayor para que comiera —Estas más delgada desde que te vi, así que come mucho

— No paso mucho tiempo Chae...

— ¡Para mi si fue mucho tiempo! Soporte muchas horas sin abrazos o besos de mi Mina, fue muy difícil soportar todo eso.

— Entonces después de comer te daré muchos abrazos y besos, pero solamente si comes toda tu comida.

— Es demasiada para mi sola, ayúdame ¿sí? 

Mina soltó una leve risa y asintió con la cabeza para ayudarle a Chaeyoung, quedaba claro que ambas eran totalmente diferentes, Chaeyoung no estaba enterada de la maldad que había a su al rededor era muy soñadora y siempre tenía una idea nueva para todo, se esforzaba en todo lo que hacía.

Mientras que Mina sabia muy bien sobre la maldad de la que estaba rodeada, sabia que podía morir en cualquier momento puesto que ante los ojos de la gran reina viuda no tenia ni voz ni voto, su vida fue decidida desde que nació, para hacer a todos felices mientras que su felicidad era oculta para ella misma.

Mina miro hacia un lado de la habitación, el día anterior había dejado un ramo de flores de un color violeta, recordaba el significado de ellas pues su madre se las daba a ella antes.

"Un pequeño amor"

Si tan solo pudiese proteger a Chaeyoung del mundo.

Había una manera, pero era su muerte segura, traicionar a su familia, pero si era por Chaeyoung haría todo.

My Dear Princess ||ᵐⁱᶜʰᵃᵉⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora