Después de toda la locura que fue conseguir el ónix de los dioses me reuní nuevamente con el aquelarre para poder practicar aquel ritual que me haría obtener las 3 naciones en 1, debía estar lista, según Gran el proceso era doloroso y no todos sobrevivían así que me estuvo preparando estos últimos 3 días para tolerar el dolor y todos los imprevistos de aquel ritual, según Gran solo una persona había intentado usar el Ónix y murió al acto la avaricia y la maldad lo consumieron dejando así que los elementos lo consumieran poco a poco hasta acabar con el. No estaba en absoluto segura de que podría lograrlo y menos sabiendo esa historia, en cuanto Gran la menciono a mi mente llegaron todas esas veces que los chicos señalaron la maldad en mi o las veces que perdía el control.
-Tienes que entrenar mas, tu cabeza esta jodida no importa lo mucho que toleres el dolor físico si tu interior ya esta hecho mierda Venus debes de perdonarte y dejar ir todo lo que te hace débil, incluyendo ese chico Dean.-decía Gran con semblante cansado.
- Lo se joder lo se, debo descansar es suficiente por hoy.
Subí a mi cuarto y me tumbe en la cama, estaba cansada tenia los brazos y piernas llenas de sangre, la tortura a la que me sometía voluntariamente era brutal y maña por fin seria el día del ritual y aun no sabíamos si funcionaria.
Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos, era Alma ella había sido una gran amiga todo este tiempo, curaba mis heridas, me levantaba una y otra ves, después de cada practica venia a verme a la habitación realmente era encantadora no podría explicar su belleza, tenia una tez morena, una gran sonrisa y unos ojos cafés que es tan fácil rendirse ante ella.
-¿Como están las heridas hoy?
-Supongo que mal, pero la infección cedió, gracias a ti.-decía con agradecimiento a mi amiga
- Vendré a verte mañana, espero estés preparada, te quiero Venus, debes de sobrevivir de acuerdo.- sus ojos se miraban borrosos, cuando sus lagrimas casi salían me pare para detenerles, no podía verla llorar, no quería ver a nadie mas sufrir.
-Ve a dormir brujita, soy una diosa en todo el sentido de la palabra esto no me matara.- lo había dicho con tanta seguridad que incluso llegue a creerlo unos minutos.
después de mi breve platica con mi amiga me dispuse a dormir todo lo que restaba del día debía descansar.
"El fuego consume, el fuego disipa, el fuego es poder, el fuego es destrucción en las manos incorrectas, pero luz en las manos correctas."
"Venus despierta hija, hazlo ya"
Había tenido un sueño de lo mas absurdo no veía nada pero las palabras de mi madre no podían salir de la cabeza Fuego destrucción o luz.
Había llegado el momento de saber mi destino.
El aquelarre estaba reunido pintando los símbolos que invocarían las 3 legiones, yo me encontraba en medio con el ónix en las manos bañado en mi sangre.
In nomine igne pronuntio vobis quia unus ex uno cum III legionibus fiet, et fiet unum III legionibus est.
ignem et terram.
audi nos sumus filiae ignis
En mi mente repetía lo que el aquelarre gritaba fuerte una y otra ves (En el nombre del fuego te pronuncio a ti que de las 3 legiones se hará una, que de las 3 legiones se hará una.
Fuego, agua y tierra.
Somos las hijas del fuego óyenos
El ritual parecía marchar bien las grandes lideres acercaron las vasijas con agua, tierra y fuego donde debería dejar que cada uno de ellos perteneciera a mi, me consumían sentía mis venas arder cuando el fuego recorría mi cuerpo a pesar de pertenecer ya a el este ritual haría que nos hiciéramos uno solo, así con los demás elementos, sentía como toda mi piel se quemaba y me dejaba arde de a poco, era una tortura y eso que aun comenzaba quería gritar pero debía guardar mi fuerza para cada uno de los elementos era prácticamente perder una parte de ti para obtener una de ellos. Mantenía los ojos cerrados y mi mente concentrada en las invocaciones de las brujas, pero por un momento sentí que había muerto podía sentir como me desangraba y mis manos estaban llenas de ulceras por el fuego, al parecer había aceptado el fuego a la percepción, después le iría el agua, para finalizar con la tierra.
Y de pronto el caos se dejo venir solo escuchaba a las brujas llorar, conjurar y gritar creía que se trataba del ritual no podía abrir bien los ojos había perdido mucha sangre y fuerza, solo podía ver como algunas corrían al bosque y eran perseguidas por hombres corpulentos, algunas otras trataban de proteger mi cuerpo en el ritual pero era inútil eran demasiados y ahí fue donde la vi arder, su cabellera canosa y sus ojos cansados se veían consumidos por el fuego Gran estaba hecha ceniza, trate de ponerme de pie y buscara a Alma no la encontraba y justo cuando me iba a rendir escuche su voz llamándome por ayuda, mi padre la tenia de su hermosa cabellera, la golpeaba contra el pasto.
-¡Arderas igual que tu abuela, tu madre y todo tu puto aquelarre maldita perra!.-alma trataba de defenderse pero estaba molida a golpes y la fuerza de sus dones era nula comparada con las de mi padre.
-Suéltala de una puta vez.- me incorpore del piso y avanzaba como podía hacia alma.
-Déjala, ella no tiene nada que ver con esta mierda al igual que su aquelarre, déjala por favor.-dije casi en suplica.
-No crees que es demasiado tarde para pedir las cosas de esa forma querida hija.
-Si no la dejas ir te quitare todo aquello que deseas.-decía segura de mi decisión
Tome aquella daga que me dieron las diosas y la puse en medio del Ónix habría que destruirlo si fuese necesario.
-Suelta eso Venus no tienes idea de lo que haces.
-Suelta a Alma de una puta vez.- decía limpiando la sangre que escurría de mi cara
Mi padre la lanzo al pasto y como pudo ella corrió y se adentro al bosque donde tenia la esperanza de que sobreviviera y de un golpe caí al piso.
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Lamentooooo estar ausenté pero había comenzado las clases y se me hizo difícil retomarlo, pero aquí estamos de vuelta
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La ultima descendiente
Teen FictionHace exactamente mil quinientos milenios, cuándo la tierra comenzaba a crecer y la creación de las cosas emergía, los dioses, sabían que debían crear un ente que pudiera disfrutar de las grandes maravillas que ahí habían nacido, así que creo a un gr...