Mi nombre es Venus Vasni vivo en un pueblo llamado Abdul, con mi madre Nadia, realmente somos una familia humilde, llenos de muchas carencias. Mi madre se esfuerza todos los días para poder seguir pagando la universidad sin embargo con su enfermedad, hoy en día es imposible, es por eso que eh decidido dejarla, al menos hasta que mi madre mejore.
Mi madre hace más de 3 años que padece de una extraño padecimiento, medicamente inexplicable, la han ido controlado con antibiótico, antivirales, sedantes, pero realmente nada le ayuda a mejorar. Empiezo a perder la fe que me queda al ver que mi madre, aquella que me cuido y procuro de mí se desvanece ante mis ojos y no soy capaz de ayudarla. A sí que tomo medidas descontroladas y busco a la curandera del pueblo a que salve a mi madre, al llegar aquella habitación de madera y barro, se asoma una cabellera blanca y manos entumecidas, que me indican donde ponerla.
Al revisar a mi madre la curandera me mira con ojos de tristeza y agacha la cabeza, con la intensión de disculparse conmigo, por no poder ayudarme. Me ha explicado que es un mal que solo había visto una vez en el sur de india donde una mujer parecía tener los mismos síntomas de mi madre, pero a los pocos días falleció, me rehusó a creer que ese es el mismo destino que le espera a mi madre.
Al salir mi madre me da una sonrisa cansada y me toma de la mano diciendo que todo estará bien y que si los dioses así lo quieren pronto llegara el momento de despedirnos.
Llegando a casa me dispongo a preparar la cena, al hacerlo mi mama me llama desde su cama. Me mira muy seria y me pide que me siente, al hacerlo de su boca salen palabras conmovedoras y llenas de amor, como si se fuese despidiendo pero lo que dijo después de eso solo me hizo atemorizarme.
Mi mama de niña siempre me contaba una vieja leyenda de su pueblo que decía que los dioses crearon a cinco mujeres las primeras cinco en habitar la tierra y cada una de ellas poseía poderes asombrosos.
La mayor llamada Tabita, quien poseía la bendición del dios del aire, la que seguía era llamada Safira quien poseía el don de la diosa del agua, la tercera era Vannya quien podía controlar la flora a su voluntad, Zhay que era la menor tenia el don de controlar y hablar con la fauna, por ultimo pero menos importante Nadia, mi madre quien poseía el don del dios del fuego.
Jamás creí que esas estúpidas leyendas, que me contaba por la noche fueran verdad, jamás lo creí y realmente pienso que solo son delirios de mi madre moribunda. Si mi madre hubiese sido de las primeras habitantes ella tendría millones de años, seria muy vieja, no podría haber tenido una hija.
Mientras mi madre trataba de explicarme como era que yo era la ultima descendiente de las primeras habitantes de la tierra, yo solo trataba de no perder la paciencia.
-Supongamos que tu eres Nadia, la bendecida de los dioses del fuego, ¿no acaso tendrías que tener ese don madre?
Mi madre me miro con tristeza y de sus labios se escucharon: - Solía tenerlos, antes de todo el caos, antes de todo yo solía poseer esos dones, nuestra misión era proteger a la humanidad, pero con el tiempo las cinco nos rendimos al ver lo podridas que eran sus almas, así que negamos lo que éramos y los dioses en consecuencia nos quitaron nuestros dones.
Otra duda brincaba en mi cabeza y enseguida lo grite.-¿Si eres de las primeras pobladoras, como es que tuviste una hija? y ¿Por que yo no soy una anciana?
Mi madre me ilumino el rostro con una sonrisa mientras me decía.-De todo lo que te acabo de comentar lo que mas te sorprende es que no eres una anciana... vaya.
Después de escucharlo en las palabras si que sonaba absurdo pero aun así yo quería saberlo.
-Mira venus, cada una de las cinco intento hacer una vida durante los años pero solo 3 pudimos dar el milagro de la vida, si te preguntas quien es tu padre, supongo que debes entender que es un dios.
- ¿Cuál es el nombre de ese dios madre?
-Zoilo, dios del control del fuego.
Nada de esto tenia sentido para mi en lo absoluto pero algo dentro de mi sabia que era cierto, pero no deseaba creerlo.
Mi madre me tomaba del hombro cuando de pronto se desvaneció entre mis brazos y lo único que logre escuchar fue.- Busca a los últimos descendientes y sálvate.
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La ultima descendiente
Novela JuvenilHace exactamente mil quinientos milenios, cuándo la tierra comenzaba a crecer y la creación de las cosas emergía, los dioses, sabían que debían crear un ente que pudiera disfrutar de las grandes maravillas que ahí habían nacido, así que creo a un gr...