El resplandor

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Escribí mi primera carta y la llamé "La maceta una metáfora de vida" pero al terminar continué con mi escritura.

El viento balanceaba los árboles, de una manera violenta, los cielos cubiertos con un color grisáceo y el sonido del aire recorriendo las calles limpiaron mi vista del apego, el inestable resplandor al comenzar la lluvia me hacían comparar los estados del clima con mis emociones, es como si aquellos cambios de temperatura se asemejaran a las constantes reacciones que desprenden los acontecimientos de nuestra vida.

Las estaciones brindan un orden a este cambio de temperaturas, pero las emociones son tan complejas que involuntariamente reaccionan de diversas maneras en diferentes tiempos, recuerdo que alguna noche tratando de resumir las reacciones que tuve durante el día en un par de categorías, no encontraba una respuesta firme e inmediata que definiera mi día totalmente bueno o malo, ya que al recordar los diferentes sucesos mi opinión dependía completamente de cómo me sentía después de todo lo vivido o también de la noticia o suceso que reciba al final del día.

El tener una tarde de constantes sucesos que juzgados por mi ego parecían malos, no tenían valor alguno al recibir uno de varios que si tuviesen la importancia que yo determinaba.

Cada evento de nuestra vida funciona como un rompecabezas, todas las piezas son necesarias para transformar la persona que somos y seremos, por lo tanto algunas pueden parecer más atractivas que otras, pero esto solo es nuestra determinación y por medio de aquella experiencia conseguimos la información necesaria para llevar acabo otras, cada una de ellas funciona como un complemento que genera una pequeña visión para llegar al resultado final.

De vez en cuando solía tomar las piezas que me fueron entregadas en el transcurso de mi vida y las colocaba en una mesa, observaba cada una de ellas y a mi parecer muy pocas me transmitían ese orgullo de vivirlas, sentía el instinto de ocultar las que no me agradaban pero siempre encontraba una conexión entre ellas, al intervenir toda la estructura era alterada dando como resultado la destrucción de piezas de mi agrado y cambiando por completo la conclusión.

Al final de la mañana, observando el resplandor mi conciencia fue iluminada, recuperando la vitalidad que tanto descuidé.

Cerré mi libreta y la guardé en mi mochila, después bajé la montaña antes que el sol se ocultase para mostrarle mis cartas a Ares.

Al ocultarse el sol por el occidente Adele se encontró con Ares en el centro de la ciudad, sus miradas tenían aquella seguridad que habían perdido, al afinar sus cuerdas la orquesta de sus vidas brindó una inestimable melodía.

¿Crees que necesitábamos gasolina para continuar? «preguntó Adele»

¿Por qué lo preguntas? «respondió Ares»

Estuve pensando en lo que sucedió «declaró Adele»

Simplemente perdimos la dirección de nuestras vidas, ¿qué hiciste para remediarlo? «preguntó Ares»

Estuve hablando conmigo misma y escribiendo un poco «habló entre dientes Adele»

¿Qué sientes? «preguntó Ares»

He descubierto que es importante conocerse así misma, ¿cómo podemos conocernos, si no reconocemos la habitación en la que vivimos? «declaró Adele»

¿Por qué lo dices? «preguntó Ares»

Me permití un tiempo para observar el lugar donde dedico más tiempo y he visto cosas que antes no veía «respondió Adele»

Hay detalles que se olvidan «declaró Ares»

Una tarde en el parque de la ciudad, sentados en el mismo lugar, conversando mientras las tórtolas caminan por el suelo junto a sus pies, el tiempo transcurría a la misma dirección.

¿Has escrito? «preguntó Ares»

Si, estuve pensando sobre el constante cambio al que es sometido nuestro cerebro «comentó Adele»

¿En qué aspecto? «preguntó Ares»

Nuestras emociones cambian, así mismos los pensamientos en nuestra mente un instinto humano provocado por terceros o por nosotros mismos «respondió Adele»

Me interesa leerlo, no comprendí muy bien «comentó Ares»

No prepare una sinopsis «bromeó Adele»

Seguro que no «rió Ares»

Reunidos en el centro de la ciudad conversaron continuamente hasta sentirse fatigados, la luna llena iluminaba la atmósfera y las estrellas compartían el brillo en los cielos.

Tomaron sus pertenencias y dirigiéndose al sendero caminaron hasta llegar al hogar de Harith.

¿Estará en casa? «preguntó Ares»

Seguro que si «respondió Adele»

Tocando la puerta llamaron a Harith.



...



¿Están tocando la puerta? «preguntó Afrodita»

Iré a ver «respondí»

Harith al encontrarse con Adele y Ares, sonrío al saludarlos y este se encontraba perplejo ante la situación.

-¿Qué hacen aquí? «pregunté»

Queríamos hablar contigo sobre algunas cartas «comentó Ares»

-Por supuesto, síganme «sugerí»



Al encontrarse con Afrodita todos la saludaron, hablaron por un tiempo y se reunieron en la sala, pero Afrodita no dejaba de pensar en lo que antes había sucedido.



Tenemos que hablar «comentó Afrodita»

-Algo está sucediendo «declaré nervioso»

¿Qué está pasando? «respondieron al unísono Ares y Adele»



Harith, resumió lo sucedido a sus amigos y Afrodita continuó con su historia.



[Véase el final del capítulo 9 "Una ciudad del futuro"]

¿Qué pasó después? «pregunté curioso»

Estaba sujeta a la malla mientras la corriente me empujaba con fuerza, cerré mis ojos y después de un momento fui enviada a un pueblo con un aspecto rústico y vacío, las calles se encontraban inundadas y no había personas en ellas, no sabía a dónde dirigirme pero caminé perdida de todas formas, no fue por mucho tiempo hasta que me encontré con una persona que no puedo recordar su identidad, incluso llegue a pensar que nunca lo había visto en mi vida, al encontrarlo miré al rededor y había personas por las calles que huían a lo más alto del pueblo, podía mirarme huir junto a ellos, cada uno corría por su vida intentando mantenerse a salvo, levanté mi mirada a las montañas y me dirigí a ellas, corrí lo más rápido posible hasta recordar a la persona que había visto, en ese momento me sentí preocupada por él pero no tenía miedo de regresar a buscarlo, tenía una valentía inmensurable que me impulsó a regresar, cuando miré detrás ahí estaba él, había un pánico entre las personas pero yo no entendía por qué, fue como si fuese dividida en dos personas, la primera corría por su vida y la segunda no entendía lo que acontecía.



Pero cuándo miré hacia atrás pude entender.



La ciudad estaba inundándose, los mares destruían las edificaciones y el agua cubría la superficie, las olas tenían gran altura y las personas buscaban refugio en lo más alto de las montañas, asustado me miró con la mirada fija se quedó, fue como si perdiese la vida ante mis ojos hasta que regresé a buscarlo.

Tomé una soga que encontré al regresar y deje que el agua la llevase hasta él, y allí fue cuando lo rescaté.

Harith y los pensamientos incompletos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora