Venus

18 3 20
                                    

El calor del cuerpo y la luz del sol se adhiere a cada uno de nosotros, escucho a un piano tocar con gran melancolía, no hay nada más en este espacio sólo la obscuridad que se encuentra al cerrar los ojos, es un paraíso obscuro reposar en lo cómodo y quedarte completamente dormido, cuando Gaia cierra los ojos acontece la noche, la luna es su único párpado iluminado por el resplandor del sol y los humanos sólo somos aquella preocupación que no la deja dormir.

-¿Quieren hablar? «dijo Afrodita»

Quiero leer una poesía que escribí hace unos días por la mañana «respondió Adele»

Adele pidió a Ares su mochila y de esta tomó una pequeña libreta con una pasta verde agua y comenzó con su lectura.

Venus llévame a la iridiscencia de esta burbuja, píntame cómo a una acuarela en los cielos, lléname de amor la existencia, ilumíname con colores naranjas y violetas, tócame como a un piano una dulce melodía e ilumina mi arte con rosas pasteles.

Abrázame con gran ternura cuando las frías palabras hagan temblar mi corazón, bríndame la dirección cuando mi identidad se turbase, soy una melodía guiada por tu increíble talento, madre de la juventud y las artes.

Los mares yacen dentro de nosotros, las palabras hacen temblar a nuestros cuerpos y nuestras acciones crean los tsunamis, libérame de la influencia y escóndeme en la creatividad.

Todos se quedaron desconcertados ante el inaudito poema de Adele, cada uno de ellos lo interpretó a su manera y tuvieron preguntas sobre este.

-¿Qué significó este poema para ti Adele? «preguntó Afrodita»

Es una plegaria, un respiro, se trata de cuando tienes esa impotencia de crear, cuando no te sientes capaz de levantar tu mirada y adentrarte en tu mundo creativo «respondió Adele»

Me hace desprenderme de mi bloqueo espiritual «comenté»

Debemos desbloquear nuestros cuerpos y liberar de la prisión a nuestra mente, tenemos que identificar el sentimiento que incomoda a nuestro niño creativo «intervino Ares»

En conjunto liberemos nuestra mente y observemos el entorno para que el arte actúe «dijo Adele segura de si misma»

Recostemos nuestros cuerpos en el pasto y dejemos que la imaginación fluya «dijo Adele acostándose»

Todos se acostaron en el suelo y comenzaron a observar su entorno, convivían con las mariposas y sus colores extravagantes, veían a los árboles mecerse y se comparaban con ellos, todos trabajando y creciendo en sus objetivos con un ritmo insignificante para la vista pero seguro desde la raíz.

Harith perdido en el cóctel de su imaginación se tomó su tiempo para meditar en el amplio cielo que lo rodeaba y en las criaturas que en el se paseaban.

En el cielo de la tarde volaba un ave de apariencia obscura, giraba al rededor de una determinada zona en lo alto de las colinas, no estaba sola, la acompañaban un par de aves que disfrutaban de su libertad en el aire, debajo de ellas yacía un anillo que al caminar en su superficie parecía una línea vertical con un final aparente, ahí habitaba la vida de Harith todo su círculo social y entorno marchaban a una velocidad indescriptible, mientras que Harith caminaba relajado entre toda la línea.

Pero el anillo no era el único, habían millones de estos que formaban un cilindro, cada uno con la vida e historia de cada persona en el mundo, un ser místico observaba el cilindro con empatía en una habitación, justo en el medio de la mesa se encontraba el cilindro y todas las historias y vidas de cada humano, en conjunto se tornaban gris espacial, en la punta del cilindro se encontraba un botón con la finalidad de esconder el cilindro pero tenía la sensación de poco uso.

Mientras tanto Adele se adentraba en una reflexión que hacía transitar a sus pensamientos a un lugar más seguro.

El autoestima es el amor y respeto que tenemos hacia nosotros mismos, dentro de nosotros yacen dos personas totalmente distintas, una de ellas es la representación de la energía, el ser espiritual de cada persona y nuestro cuerpo físico es sólo el caparazón, deseamos la tranquilidad y paz en nuestro entorno pero no resolvemos la guerra que acontece en nosotros, juzgamos nuestra apariencia, afilamos el cuchillo somos crueles con nosotros mismos, escondemos nuestro derecho a equivocarnos y vivimos nuestra vida odiándonos, olvidamos el ser espiritual, olvidamos la energía que albergamos y esta decae lentamente.

Me tome un tiempo para pulir mi identidad y resolver esta incertidumbre, tengo que identificar cuál es el sentimiento que me causa un desorden emocional y un desgaste de mi energía, pero pasó el tiempo hasta que la melancolía desapareció y me desprendí de aquella molestia o ansiedad que me invadía.

Trabaje durante mucho tiempo en mi desarrollo personal y es demasiado agobiante ver el mural derribarse, hasta que tengo claridad en mis emociones y todo el sufrimiento que siento sólo es una interpretación y una película constante de lo que realmente no está pasando, ahí medito por un momento y mi intuición se ilumina como un rayo de sol en el horizonte y es que el sufrimiento o aquel halcón en el cielo que interrumpe mi calma sólo sucede allí en mi mente, no hay nada allá afuera, en realidad todos tienen su propia interpretación de lo que pasa pero ninguna es acertada.

Cae una gota a nuestra mente y nosotros generamos un tsunami. Nuestro papel de víctima sólo hace esperar a alguien que nunca vendrá a rescatarnos.

Si llega el día que lo pierdo todo y me encuentro sola en un mundo extranjero, en realidad sigo teniendo mi compañía, en ese rincón obscuro y olvidado está ese niño que hemos ignorado, cuando se hace presente en nuestra vida sentimos una especie de incertidumbre o soledad que no sabemos identificar de dónde proviene, pero es sólo nuestra esencia, nuestro ser consiente y sensible, él está asustado y se siente sólo, no tenemos aquella comunión y sólo sentimos esa necesidad de llorar o anestesiar nuestra interpretación del sentimiento con la era moderna.

Y entonces cuando estamos a punto de perder nuestra vida, es cuando afrontamos a nuestro niño interior (espíritu) lo sentimos tan sólo y triste, aquella anestesia física ya no sirve más.

Te has convertido en un caparazón vacío que vivió toda su vida lamentándose por lo que no pudo tener e insulto a su persona por no recibir la aprobación de los demás, cuando lo único que necesitaba era un poco de empatía y amor para si mismo.

Harith y los pensamientos incompletos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora