Capítulo 3 Inicios de la corte

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-¡Achoo!-

-Lo siento- se disculpó Yami por lo que se sintió como la centésima vez ese día. Efectivamente, Yugi se había resfriado por estar bajo la lluvia durante tanto tiempo y ahora estaba atrapado en la cama. Era un resfriado leve y probablemente desaparecería en un par de días, pero lo suficiente para mantenerlo aquí.

De alguna manera, Yami pudo explicarle la situación al abuelo de Yugi, disculpándose profusamente por enfermar a su nieto, todo mientras pacificaba al anciano. Era un milagro que Solomon no hubiera hecho nada más que enviarlo a la cama con poco más que una leve reprimenda, especialmente después del truco de Yami con el techo.

Sus amigos habían pasado esa mañana para ver cómo estaba, solo para que su abuelo les dijera que estaba enfermo. Luego habían prometido pasar más tarde esa tarde, cuando su abuelo les dejaría subir las escaleras.

-Achoo!-

"Lo siento" se disculpó Yami de nuevo.

-Si te disculpas una vez más, te bloquearé- amenazó Yugi.

Yami se calmó, ya que había intentado argumentar que era su culpa y fue regañado. Resultó que Yugi podía ser bastante cruel cuando estaba enfermo, no es que Yami pudiera culparlo en este momento. Podía sentir lo miserable que esta su hikari.

-No- Yugi interrumpió a Yami justo cuando abría la boca.

"Solo iba a sugerir que descansaras" dijo Yami "Hará que el tiempo pase más rápido"

-Cállate- murmuró Yugi, cubriéndose la cabeza con las mantas.

Yami no pudo evitar reír un poco ante sus payasadas. Se sentó en el borde de la cama, mirando la pila que era su hikari, pero no dijo nada. Cuanto más descansara Yugi ahora, más rápido se mejoraría.

No fue de larga duración. Un golpe en la puerta casi una hora después sacó a Yugi de su casi sueño. Solo había una persona que podía ser a esta hora del día -Adelante abuelo- llamó Yugi. Al menos había descansado un poco. Yami notó que también se veía un poco mejor.

El anciano asomó la cabeza por la puerta mientras Yugi se sentaba para su compañía -¿Cómo te sientes?- preguntó.

Yugi sacó la lengua ante eso y estornudó una vez más, lo que provocó que Solomon soltara una risita seca -Eso es lo que obtienes por correr bajo la lluvia durante horas- lo regañó ligeramente.

-Lo sé- Yugi parecía apropiadamente avergonzado.

Yami hizo una mueca ante eso "lo si..."

"No te atrevas" Yugi lo interrumpió antes de volver su atención a su abuelo -¿Hay algo que necesitabas?-

-Este paquete acaba de llegar- abrió más la puerta para revelar el paquete plano que sostenía -Los matasellos son de Egipto- Tanto Yugi como Yami se congelaron. ¿Qué tan rápido Ishizu sacó las cosas? Solomon notó que su nieto se puso tenso por eso -¿Tiene algo que ver con el faraón?- preguntó en voz baja.

-No puedo imaginar que sería otra cosa- suspiró Yugi, extendiendo la mano hacia el paquete, con la esperanza de que no fuera lo que pensaba que es. La suerte tendría que en ese momento soltó un violento estornudo.

Su abuelo vaciló -Tal vez esto debería esperar hasta que desaparezca el resfriado-

Yugi negó con la cabeza mientras tomaba un pañuelo de papel y al instante se arrepintió de la avalancha que le produjo -Cuanto antes podamos encargarnos de ello, mejor estaremos-

Frunciendo el ceño ante la críptica declaración, Solomon entregó el paquete -¿Estabas esperando esto?-

-No, pero si es de Egipto probablemente sea de Ishizu y si es de ella, probablemente no puede esperar-

El ascenso de los magos de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora