—¿A dónde vamos Daniel? —Preguntó la pelinegra divertidamente mientras su novio la guiaba por la parcela, sentía la frescura del viento primaveral en su cabello opacando el calor de la noche, propio de aquella época del año.
—Paciencia, casi llegamos. —Respondió el hombre acercándose a ella y apoderándose de su cintura. Betty lo miró con perspicacia, tratando de adivinar lo que planeaba, generalmente podía hacerlo a la perfección, su conexión era tan exquisita que ambos podían saber con certeza lo que el otro pensaba, sin embargo, sus ojos alegres y su lenguaje corporal enérgico delataban que algo importante estaba por suceder.
Apenas algunas horas atrás, el accionista llegó a Ecomoda con la intención de pasar la noche acompañado de su novia, minimizando cualquier situación empresarial que acaparase su tiempo. Las últimas semanas el trabajo les impedía escapar y tener una cita, un encuentro donde no existiera más que ellos dos, alguna ocasión para amarse sin disimulo y hablar sobre todo y sobre nada a la vez, un momento en que el tiempo se congelase y naciera una caricia o un beso perpetuo sin preocuparse porque alguien interrumpiera, y aquella falta de compañía los enloquecía. Sin duda alguna el más aquejado era Valencia, imaginaba extensamente cómo sería pasar cada noche junto a ella, despertar entre sus besos y verla portando un anillo que la uniese a él, ¿Sonaba posesivo? Tal vez, más su sentir era claro respecto a lo que esperaba de la ojimarrón, de igual forma sabía que sus utopías no podrían materializarse en lo que llamamos realidad si no se aventuraba a hacer la pregunta, la maldita pregunta. Temía que ella no estuviese lista, o que simplemente no quisiera compartir su vida con él, intentaba evitar ese pensamiento a toda costa y rogaba por que su respuesta fuese otra, tal vez una afirmación o en el peor de los casos una esperanza. Por ello y el noble sentimiento de extrañarse, el hombre usó sus poderes de seducción para convencer a la presidente de regalarle esa noche aunque lo abandonase al amanecer y a través de besos, ella aceptó dejar los números de lado por un rato.
—Llegamos. —Afirmó el ojiverde cuando la luz pudo percibirse a poca distancia. La pareja recorrió poco menos de una hora en la carretera para llegar a una finca previamente arrendada por el empresario, caminando después por una amplia llanura.
Betty se sorprendió al ver una lujosa construcción con un enorme jardín trasero, la residencia era de roble blanco, con un techo de cubierta a dos aguas del mismo color y material, contaba también con un elegante porche en donde reposaban un par de sillas rústicas y una mesa pequeña en tonalidades marrones, algunas lámparas led imitaban a las de petróleo dándole un aire antiguo y acogedor al lugar.
—Daniel es... —La de mirada avellana no pudo formular oración alguna que le permitiese expresar cuan maravillada estaba, colocó las manos sobre su boca y miró al pelinegro que tanto amaba, su semblante se miraba dichoso por su reacción, Daniel Valencia era un hombre perfeccionista tanto en el ámbito laboral como en su vida íntima, por lo cual, planeó con precisión milimétrica la cita. El lugar de reunión jugaba un papel importante y él deseaba que su posible esposa guardase un recuerdo inolvidable de la noche en que las estrellas se mezclaban con sus ojos incandescentes y la primavera componía melodiosas obras inspiradas en su amor, quizás ambos podrían fusionarse con aquella estación del año, conservando la memoria de sus manos entrelazadas y sus pasos metódicos sobre el césped, creando así, una anécdota para contar a sus descendientes.
El accionista la envolvió entre sus brazos y utilizó el acercamiento para olfatear su cabello, disfrutando el aroma dulcemente sencillo de su cuello debajo de la fragancia habitual que tenía su shampoo.
Caminaron hacia la parte trasera de la finca llenando sus pulmones con el olor de la hierva recién cortada, construyendo una atmósfera más campirana y delicada que acompañaba la parsimonia que habitaba los corazones de la pareja.
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Un amor inesperado| Oneshots| Yo soy Betty, la fea
FanfictionHistorias cortas, oneshots, imaginas, y situaciones calurosas sobre Marcetty y otras parejas del universo de "Yo soy Betty, la fea" conforman la obra que lleva por nombre "Un amor inesperado" a modo de recopilación de pequeños fanfictions escritos...