Mario Calderón podía catalogarse como un hombre atractivo y mujeriego, tanto, que rayaba en el cliché, sumándole a esto su falta de escrúpulos y empatía, podríamos asumir que la palabra "celos" no estaba dentro de su diccionario personal.
Tampoco era alguien que se enamorase muy seguido, al contrario, su filosofía de vida estaba conformada por un sinfín de frases como, "La mujer que se quiera casar conmigo, está loca, y yo no me voy a casar con una loca" por decir una, le parecía absurda la idea de soportar a alguien que lo controlara toda la vida, por esa razón, prefería los encuentros casuales sin compromiso alguno, con mujeres hermosas de grandes curvas, claro está, ¿Quién querría tener algo con una fea? Pff, sólo los ciegos.
Teniendo en cuenta todo esto, el que Beatriz Pinzón Solano existiera, le pasaba completamente desapercibido en un principio, pues estaba muy ocupado seduciendo a Patricia peliteñida Fernández, le causaba gracia su capul y perdía el tiempo creando nuevos apodos ofensivos para la asistente de presidencia.
Se olvidaba de que la vida da muchas vueltas.
Las estaciones pasan, las mentes evolucionan, los rompecabezas dejan de encajar, algún día, el tiempo espacio no existirá más.
-Doctor, esto está mal. -Dijo la pelinegra rompiendo el beso mirándolo a los ojos, joder, con los labios hinchados no era tan fea.
-Betty, no me niegue otro beso, sólo uno más. -¿Mario Calderón rogando por un beso? Ni borracho hubiese podido imaginar una situación semejante.
-Por favor doctor, don Armando puede llegar en cualquier momento. -Betty estaba cayendo en su propio juego, ¿En qué momento se le había ocurrido engañar a su jefe? ¡Claro! cuando descubrió su maldito juego, pero ¿Con su mejor amigo? Que, por si fuera poco, también estaba involucrado en su infame plan, "el diablo es puerco" decía su padre, ahora le encontraba sentido. Pero sus besos eran tan dulces, sus caricias parecían de seda, y sus ojos brillantes eran todo lo que podía pedirle a la vida, mierda, ¿Otra vez estaba enamorada? Quizá, más la mano que reposaba en su cintura, le aseguraba que su amante sentía lo mismo.
-Tiene razón Betty, disculpe. Musitó mientras se alejaba un poco de la chica, no sabía que era lo que estaba pasando, pero... Le gustaba, y mucho, nunca había sentido algo así, algo más allá de lo físico y de la posición social, algo más allá del qué dirán y de las revistas de cotilleo.
Hace algún tiempo que eso sucedía, cada lunes, día que el presidente de Ecomoda salía almorzar, Mario se adentraba en la cueva, y durante el tiempo que podían tener a solas, se dedicaba a saborear la boca de la asistente de presidencia, recorriendo su silueta por encima de la ropa y peinando su cabello con los dedos, mientras disfrutaba sus jadeos.
Había comenzado a pasar gracias al caluroso clima de un día soleado de 1999 en Bogotá.
Aquel día, la pelinegra vestía un traje especialmente grueso, nada adecuado para el elegante almuerzo ejecutivo con la gente de Color Inn, teniendo como lugar de encuentro el club campestre al que tenía que asistir junto a dos ejecutivos de Ecomoda, sin contar los 28 grados acompañaban al quemante sol, y las chicas del cuartel no permitirían que algo así sucediera, la obligaron a cambiar su vestido por un conjunto formal mucho más fresco, empecinadas en esa idea, Inesita le prestó un sastre de una colección bastante antigua, lo que hacían todo el tiempo, vaya.
Y ahí se encontraba con la puerta cerrada en su oficina, siempre oscura, siempre fría, Betty podría jurar que ahí dentro no hacía falta el cambio de vestimenta. Subió el ziper de la falda y suspiró mirando la tela rosa, no era para nada su estilo.
-Betty, ¿Está lista? -Su jefe abrió la puerta con prisa, seguro se había hecho tarde por su culpa.
-Si doctor, ¿Nos vamos ya? -Dijo notando el desinterés del presidente por su cambio de ropa, cada vez que algo así pasaba, le era inevitable reprocharse mentalmente por tener una lejana ilusión de que él sintiera algo por ella.
ESTÁS LEYENDO
Un amor inesperado| Oneshots| Yo soy Betty, la fea
FanficHistorias cortas, oneshots, imaginas, y situaciones calurosas sobre Marcetty y otras parejas del universo de "Yo soy Betty, la fea" conforman la obra que lleva por nombre "Un amor inesperado" a modo de recopilación de pequeños fanfictions escritos...