CAP 1

163 7 1
                                    

Voy a ser directa y sin rodeos. Así deben ser siempre las cosas en la vida.

Mi nombre es Jarins y soy una vampira. Si, una vampira. Soy directa, no tengo porque ocultar mi naturaleza. Tengo 119 años. Dentro de la sociedad vampira soy una simple y joven adulta, ya que para los vampiros solo tengo 19 años. En años de humanos tengo 119. Lo sé, es una gran diferencia de años y en realidad no me importa la edad que tengo, no me paso cada cinco minutos pensando en eso. Al fin y al cabo, viviré muchos siglos más y eso no importa.

Dentro de los vampiros, se podría decir que soy diferente. La mayoría tienen ojos rojos oscuros o verde intenso, con una piel muy blanca...pero yo no.

Mi piel es morena y mis ojos grises, excepto cuando utilizo mis poderes, en ese momento mis ojos se convierten en color púrpura. Pero esto no es lo único raro en mi. En el mundo vampiro, los que tienen más poderes y son más fuertes, son los más ancianos. Ya que entré más edad se tiene, más se desarrollan los poderes o se adquieren unos nuevos.

Este no es mi caso. En comparación a otros, soy una vampira muy joven, pero a "está corta edad", ya tengo más de dos poderes y bastante bien desarrollados. Al parecer, nada tiene sentido en mi y tampoco me sorprende.

Dentro del mundo humano y el vampiro, me consideran una chica atractiva y de muy buen físico, esto sonó más narcisista de lo que yo esperaba. Mis padres están muertos y desde que tengo recuerdos, los que me han criado son Marck y Julia. En términos humanos, mis padres adoptivos. Es lo más cercano que e tenido a una familia; a un hogar.

Ellos tienen dos hijos, con los cuales me llevo muy bien. Aunque admito que en ocasiones no los quiero ver ni en pintura. El mayor se llama Louis y el menor se llama Harry, si nos pusiera en orden de edades serían, Louis, Harry y yo. Soy la menor en edad, pero soy la persona más fuerte de la casa. Ellos podrán ser mayores y ser hombres, pero en cada carrera o competencia que hagamos siempre gano yo. Aún no e conocido a un solo vampiro que pueda ganarme un competencia de poderes y tampoco creo que exista alguno.

No tengo muchos amigos, solo tengo uno y es un vampiro, se llama Liam. Al igual que yo, Liam es una especie de vampiro raro. Tiene todas las características físicas de un vampiro, color de piel bastante clara y ojos verde intenso. El detalle raro es, que no tiene poderes. Si no tienes poderes, ¿sigue siendo vampiro? Sus padres lo son, pero nadie sabe que pasa con sus poderes.

Liam y yo siempre nos pasamos pensando y tratando de buscar una respuesta o razón del porque no tiene poderes y porque yo soy tan diferente al resto de los vampiros. Hay ocasiones en que e tratado de preguntarle a Julia y a Marck, el porque no soy como ellos o como Harry y Louis, pero siempre me cambian la conversación o ignoran la pregunta. No entiendo cuál es el problema, si es normal que quiera saber qué sucede conmigo. Es como si escondieran algo y eso me desespera.

Después de tantos años me resigne a dejar de seguir haciendo la misma estúpida pregunta. Es mejor seguir haciendo lo que me da la gana. ¡Soy un vampiro! ¡Nadie me manda, ni me afecta! Y si alguien intenta detenerme, es fácil deshacerse de un cuerpo.

Lo único que realmente me fastidia la vida, es que tengo que ir a la universidad porque Julia y Marck me obligan. Tampoco es que me obliguen, simplemente quiero complacerlos como paga por haberse hecho cargo de mi desde pequeña. A pesar de que no soy su hija realmente y sé que nunca podré saldar esa deuda.

El lado bueno: Liam va a la misma universidad, así que nos divertimos y pasamos tiempo juntos.

El lado malo: Tengo que soportar a los humanos insolentes que creen que con lujos y cosas materiales pueden tenerlo todo. En sus cabezas no cabe la posibilidad de que en la vida hay cosas que ignoran y están frente a ellos. Como cuando van caminando muy lento por el pasillo y tengo prisa, no se dan cuenta que están haciendo enojar a un vampiro. Irónico, ¿no?

Si me preguntaran que es lo peor de la universidad, yo diría que la rutina. El tener que levantarse temprano, estar en un salón encerrada con personas que ni siquiera te caen bien, para luego tener pruebas sorpresas. ¿Quien fue el maldito que creo esto? A veces desearía que el sol me quemara y que nunca hubieran creado el hechizo protector contra la luz solar. Así no tendría que ir a la universidad.

Lo Correcto (Actualizando) (Arreglando Errores)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora