10

697 53 5
                                    

Un gran bosque estaba completamente vacío, solo se podía ver a las hermosas criaturas que vivían allí, pero su paz se vio interrumpida por una figura en vuelta en una capa de color oscuro, que se camuflada a la perfección con la oscuridad de ese frondoso bosque.
La mujer caminaba con su varita en la mano, está alumbraba su camino para que así no tropezara con las ramas salidas de los grandes árboles por los que caminaba. La bella mujer no parecía saber exactamente donde iba en realidad, más bien parecía que no lograba orientarse y que no tenía una ruta precisa, el cielo estaba alumbrado por pequeñas luces, ya que la luna era nueva y por lo tanto todo estaba más oscuro que de costumbre.
La encapuchada camino con un poco más de prisa cuando más adelante vio un lugar perfecto para lo que tenía planeado hacer, sus pasos se detuvieron al llegar a un lugar llano y descampado, Narcissa se quedó estática examinando el lugar, este aunque cumplía con los requisitos, no era de el total agrado de la mujer, "No era precisamente lo que tenía en mente, pero servira'' La mujer con una leve sonrisa hizo un ligero movimiento de varita y comenzó a preparar todo lo necesario para el complejo ritual.

Narcissa suspiro cuando después de una media hora por fin termino de arreglar el hermoso altar que conjuró y que después decoro tal y como decía el libro, Narcissa quedó encantada con su trabajo y por adelantar las cosas conjuró un hurón, un hurón albino apareció entre los brazos de Narcissa.
Ella había decidido que el animal de sacrificio fuera ese.
El animalito empezó a retorcerse y a tratar de soltarse de los brazos de la mujer, la mira de Narcissa se volvió derepente fría y algo asqueada, lo tomo de pellejo de la nuca y lo alejó lo más que pudo de su persona, con mucho asco procedió a poner a él hurón sobre una especie de mesa. Sin ningún reparo Narcissa le partió el cuello, en cuanto el animalito se quedó inerte, Narcissa lo apuñaló en el pecho justo en el corazón, la sangre cayó en un cuenco que Narcissa había tenido que mandar a hacer, ya que debía ser completamente hecho a mano.
Narcissa tenía una gran sonrisa en el rostro, ya le quedaba menos trabajo, pero esta se desvaneció en el momento que ella lanzó el cuerpo inerte del hurón lejos, la bandeja que debería estar llena de sangre estaba completamente vacía. La cara de Narcissa se tornó de completa sorpresa e incredulidad "¿Pero que?" Narcissa entonces abrió los ojos en grande. Se dio cuenta de su muy relevante error, angustiada tomo su varita en mano y se apareció en un oscuro callejón, lo más deprisa que puedo camino hasta una tienda de mascotas, para su suerte la tienda estaba abierta. Narcissa se quedó fuera de ella, uno segundo antes de entrar, cambio el dinero que traía por libras, con ello listo entro en la tienda con una radiante sonrisa y se acercó a dependiente. -Hola, buenas tardes- El joven dio un ligero brico, pero rápidamente volteó a verla con una sonrisa -Hola, buenas tardes señora, ¿En qué puedo ayudarla?- Aunque trato de ocultarlo, el joven quedó deslumbrado por la apariencia de Narcissa, está con una sonrisa ahora un tanto más leve le contesto -Pues la verdad necesito un hurón- El dependiente la guió por unos pasillos y llegaron a la jaula de los hurones, Narcissa puedo ocultar su total desagrado ante el horrible olor que estos desprendían. -Solo nos quedan dos- Narcissa se quedó observando la jaula y con suma delicadeza señaló a uno de los hurones, el dependiente lo tomo y trato de dárselo, pero Narcissa se apartó rápidamente, confundido vio como la joven caminaba con firmeza hacia el mostrador, un tanto descolocado el dependiente la siguió con el animalito en brazos.

Narcissa salió de la tienda con una jaula portal en la mano, con mucha rapidez, por eso no se dio cuenta de que una mujer caminaba con la misma rapidez hacia ella -Oh, discúlpeme, no miraba por donde iba, lo lamento- Narcissa se disculpó cortésmente, fue ahí que se fijó de que la mujer con la que se había chocado parecía una lunática, de cabello albino, delgada, piel pálida, mirada perdida y se notaba que no tenía casi fuerzas para mantenerse en pie, por eso solo le sonrió y camino hasta el callejón donde muy rápidamente para que no la siguira se apareció de nuevo en el bosque, el tiempo ahora le iba justo por ello se apresuró el degollar correctamente a él animal, con la bandeja llena de sangre camino al altar, con mucho cuidado de no derramar ni una gota lo coloco cuidadosamente en la cima del altar.
Entonces se alejó unos pasos y con los ojos cerrados comenzó a recitar un conjuro. Sus ojos aunque deseaban abrirse no lo hicieron, ni siquiera cuando por encima del párpado pudo ver un gran destello de luz azul, solo abrió los ojos cuando una imponente voz femenina se lo ordeno, con dificultad abrió lentamente los ojos, Narcissa se quedó de piedra y es que la mujer que tenía delante era muy parecía a la mujer con la que había chocado antes, pero por más raro que parezca eran muy diferentes.
La mujer que tenía enfrente era una mujer de hermoso cuerpo, no como la señora de antes. "¿Que es lo que deseas?" Narcissa quedó de una pieza cuando se dio cuenta de que la voz le hablaba lo hacía en su propia cabeza, de la impresión no pudo más que dejar su mente lo más en blanco posible. "Deseo un hijo" la esbelta mujer se le acercó con una muy leve sonrisa, que al parecer de Narcissa era demasiado tétrica y forzada. Lo que paso después de esa confección no se lo esperaba, la mujer delante de ella se acercó peligrosamente a ella, pero por más que quería no podía moverse, entonces se sintió realmente cansada, pestañeo repetidas veces, sus párpados le pesaban, se cerraban por si solos y sin darse realmente cuenta se quedó profundamente dormida.

Luna quiere ser madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora