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Severus miraba mediante un hechizo a la joven Parkinson, no era idiota. Sabía que Pansy tenía una infancia traumática, por decirlo de algún modo, pero no creyó que sería lo bastante fuerte para hacerla llorar de esa manera.

Jamás podría entrar en la habitación a consolarla, eso afectaría gravemente el gran orgullo de la joven. Y siendo sinceros es lo que menos necesitaba.
Aparte tampoco sabría muy bien que decirle para hacerla sentir medianamente mejor. Nunca se le había dado bien eso de consolar a los demás, aunque Draco siempre había sido la exepción en la vida de Severus.

Sentía algo de lastima por ella, de lejos se podía ver lo mucho que le estaba afectando, más no hizo más que suspirar y esperar a que ella sola se calmara, y así por fin poder entrar y contarle las noticias.

Parkinson finalmente se tranquilizó unas dos horas y media después, si tardo algo de tiempo en recomponerse, pero para felicidad de Severus lo había logrado. Ahora estaba en su cama con los ojos ligueramente hinchados y rojos. Pero bien, la noticia le caería como balde de agua fría, he incluso peor. Nunca había sido una persona de suavizar palabras, pero esta vez Severus no pudo evitar sentir lastima por ella, trataría de suavizar el golpe lo más posible, pero tampoco haría obvia su lastima, pues para un Slytherin no había cosa que lastimara más su ego que el que sintieran lastima por ellos. Eso era lo más hiriente para ellos, pues su orgullo y ego son lo más característico de ellos.

Pansy ahora dormitaba, se sentía extremadamente cansada y para colmo sentía dolor de cabeza. Sus ojos estaban cerrados y con la palma de su mano cubrió su rostro.

–¿Cuando se supone que vendrán a verme?– Pansy se susurro a si misma, donde se encontrarán esos idiotas. Cerró los ojos con la clara intención de descansar.

–Por ahora tienen la entrada restringida, señorita Parkinson– Rápidamente Pansy se sentó en su lugar, aunque claro, el mareo sumado con el dolor de cabeza hicieron que Pansy se sostuviera la cabeza con las manos –No creo que sea necesario que se fuerce para nada–

La voz calmada y neutra de Severus fue la que tranquilizó a Pansy, quien se sintió algo avergonzada en el principio.

–Si, profesor Snape– Pansy se volvió a acostar suavemente, para poder escuchar a su profesor.

Severus sintió un nudo en la garganta, Parkinson solo lo observaba con el ceño fruncido, mientras el sentimiento de esta mañana se manifestaba en su pecho, pero con menos intensidad.

Severus mantenía su máscara de seriedad, aunque cierta tristeza y pena se podía sentir.

–Señor... ¿Se encuentra bien?– Un largo suspiro salio de Severus, preocupando a un más a la pelinegra, quien sentía una angustia creciente en su pecho.

–Si, señorita Parkinson, yo estoy bien...
Pero tengo una noticia muy desafortunada para usted...– Pansy trago seco, estaba nerviosa, y el silencio de su profesor ayudaba –Debo informarla de que lamentablemente su madre ha.....

Blaise y Theo estaban junto a Draco, quien estaba discutiendo fuertemente con la señorita Pomfrey, pues está no les dejaba pasar a ver a su amiga, ya llevaban varias horas esperando y todos estaban preocupados por su querida amiga. No les daban ni una sola noticia de ella y obviamente Draco se encontraba extremadamente molesto.

–¡No puede hacernos esto! ¡Tenemos el derecho a verla!– Draco se encontraba hablando alto, no gritando, pero dejando ver su prepotencia. Así como lo hacía su padre cuando hablaba con malos socios o clientes aprovechados.

–En verdad lo lamento, pero nadie está autorizado para verla– Era lo único que le repetía, Draco estaba al borde de tener un desbordamiento de magia, lo podía sentir.

–¿Cual es la razón de tal restrincion?– Draco se estaba artando y era evidente que Pomfrey estaba en la mismas, por lo que está lo ignoró –Señorita, Porfavor, ella es nuestra mejor amiga, necesitamos que nos deje verla– Pero sus palabras seguían siendo ignoradas – Tenemos esperando aquí desde que las clases llegaron a su fin, por lo que de verdad nos preocupa, por favor señorita, aunque sea díganos el por qué– Draco estaba rojo de ira, ella era muy importante para él.

Theodore al ver que la señorita no tenía ninguna intención de colaborar, tomo el hombro de Draco, este lo volteó a ver. Blaise negó con la cabeza y Draco golpeó la mesa con su puño. Dispuesto a retirarse siendo acompañado por su amigos.

–S-señ..– Draco tenía la sangre caliente, por lo que ya no podía pensar con claridad, solo sabía que ella era la culpable de que ellos no pudieran ver a su amiga.

–Puede guardarselo, Pomfrey– Sin más salieron de allí, sintiendo mucha ira. Aunque Theo antes de salir le dedicó una sonrisa algo forzada. Pero que correspondió al Senado. Saliendo por fin de allí.

Draco casi lloraba de frustración, Blaise estaba en las mismas y Theodore era el que menos demostraba estar afectado.

–... Pero esto no se va a quedar así! ¡¡¡MI PADRE SE ENTERARA DE ESTO!!!– El grito de Draco recorrió todo el pasillo que recorrían –Nos vemos en la sala– Draco tomo otro camino.

–¿Nos vas ha venir con nosotros?– Draco solo volteó a verlos, pero no sé detuvo, Blaise esperaba una respuesta por parte de Draco y Theodore igual, más Draco solo negó y continuo con su camino despidiéndose con un gesto que no fue correspondido por ninguno de sus compañeros.

Al llegar al fin a la sala de Slytherin Theodore se quedó acostado en uno de los sofás, que por la hora de encontraba vacío, en cambio Blaise empezó a golpear con fuerza la pared. Theodore se levantó con cuidado, Blaise dejo en paz la pared, claro que esto se debió a que sus nudillos se encontraban ensangrentados y magullados.

–¿Ves lo que te has hecho?– Theodore camino hasta él y le tomo las manos con cuidado –Guarda la calma, no ganas nada con esto, así que cuidado–




























...Su madre está muerta–

Luna quiere ser madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora