capítulo 9

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Eva

—hugo! -dije antes de que se fuera con la moto, para mi sorpresa se paro, hasta se bajo de la moto-
—que -dice borde-
—perdón de verdad...es que todo el mundo me dice eso y...
—y les haces caso eva, tu crees que yo me acuesto con las tías por diversión?
—a ver, dos no se acuestan si uno no quiere
—todos tenemos problemas, algunos lo solucionan fumando, otros entran en depresión y yo solo me tiro a tías, no es tan complicado de entender
—y nunca te has pillado por una de esas tías?
—mi corazón no siente ni padece, cuando te han echo mucho daño te vuelves inmune?
—tanto daño te han echo para que estés así?
—no me conoces eva, no sabes nada de mi vida, solo lo que yo quiero que sepas
—ni tu la mía! pero estoy haciendo un esfuerzo por entenderte!
—no quiero que me entiendas!
—pues ya esta! vete a acostarte con quien quieras, porque si eso es lo que haces siempre que estas mal adelante, hazlo!
—pero a ti que mas te da!
—me preocupo por ti hugo!
—otra vez con eso! no deberías
—ah no? ahora vas a ser tu el único que se preocupa por el otro
—mira déjalo, no se ni porque estamos discutiendo
—porque eres idiota!
—y tu una bocazas!

Hugo

Nos quedamos mirando, unos minutos que parecen horas, ambos tenemos la respiración agitada de lo cabreados que estábamos, pienso y no encuentro el motivo o la razón por la cual nos hemos acabado gritando. A dicho que se preocupa por mi, pero yo no necesito que nadie lo haga, no necesito que nadie me quiera y mucho menos que nadie me enienda. Aguantamos la mirada hasta que se acerca y me abraza, esta chica es de lo mas impredecible, aunque yo no se lo rechazo, me llena de ternura nada mas rozarme y eso me da miedo, miedo y terror de no poder controlar la situación.

—perdón -me dice con su cara hundida en mi cuello-
—no pasa nada ojazos, vamos a dormir es tarde
—has dicho vamos? - dice sacando la cabeza de su escondite y mirándome con una sonrisa-
—si, prefiero dormir en mi cama que en cualquier habitación de hotel
—ah

No era la respuesta que ella esperaba pero le sirve ya que juntos entramos a la residencia, al llegar a su puerta se me queda mirando, tenemos las puertas una enfrente de otra, no espero mas y me acerco a darle un suave beso en la mejilla nada propio de mí.

—buenas noches ojazos
—buenas noches rubio -dice devolviendome el mismo beso pero mas cerca de la comisura del labio-

Nunca me habían echo eso, ni yo tampoco había dado besos en la mejilla a una persona la cual no es ni mis padres ni mi hermana. ¿Que me esta pasando? Al entrar a mi habitación con varios pensamientos revoloteando en mi cabeza me llego una imagen no muy apropiada por la que como auto reflejo me tape la cara con las manos.

—jo-der que asco, taparos un poco -digo con las manos todavía en los ojos-
—noveas tío pensaba que no te quedabas a dormir, nunca te quedas
—em, ya, hoy he echo una excepción, quiero dormir bien
—ya... -dice no muy convencido-
—estáis vestidos ya?
—si pesado -dice sam-
—bueno me voy a dormir ni se os ocurra montároslo conmigo aquí
—no nos vas a contar de donde vienes? has estado fuera toda la tarde y por si fuera poco duermes aqui
—es mi habitación también sabes?
—si, pero estos últimos meses parece que no lo fuera?
—oye que eres mi madre o que? no tengo nada que contaros
—ya...dulces sueños cenicienta -dice sam riéndose-
—JA JA, buenas noches - dije tapándome-

Por suerte me hicieron caso y no hicieron cosas opcenas conmigo delante, seria mas que asqueroso. Yo al contrario me quede despierto por varias horas ¿la razón? no se me borraba la imagen de la chica de los ojos azules de la puta cabeza, intento contar ovejas como los críos pero no hay manera. Con suerte si me pongo a pensar en alguna canción Morfeo me atrape en sus manos esta noche, con suerte.

Te quiero siempre • Eva y Hugo •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora