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He llegado a un punto de mi vida en el que no sé en qué día vivo, sé que el sol a salido y que tendré que aguantar otro día más en este estúpido mundo sin motivo alguno. También sé que cuando el sol se pone ese día a acabado y que me quedan unas ocho horas aproximadamente para volver a mi desastrosa vida.

Pero hoy era una fecha señalada. Hoy era el primer día de mi último curso. El último curso, solo tengo que aguantar un curso más y me podré olvidar por fin del instituto.

Si digo que me hacía ilusión empezar el instituto de nuevo, mentiría. Ya nada me hacía  ilusión, pero con o sin ilusiones y a pesar de mi falta de animo tenía que seguir con mi vida, ya no era una motivación por mi parte, se había convertido en una obligación impuesta por mi padre.

Mi padre, probablemente la única persona que me aguante. Se a preocupado por mi vida estos últimos dos años lo que yo no me e preocupado en los diecisiete casi dieciocho años de mi existencia. Lo quería, muchísimo. Pero por mucho que él me repitiera día tras día que valía la pena luchar yo sabía que la única manera de acabar con esto era acabar conmigo misma.

Me levante de la cama obligándome a hacer algo productivo. Me duché y me puse unos tejanos negros con un corte en cada rodilla, una camiseta blanca lisa, una sudadera gris con el símbolo de las reliquias de la muerte de Harry Potter y unas vans a cuadros negros y blancos.

Baje a desayunar y ahí estaba mi padre con una gran sonrisa mientras leía el periódico.

-Buenos días, princesa- me saludo animadamente.

-Buenos días, papá. Hoy desayunaré una manzana, no llego a tiempo al instituto- le expliqué.

Cogí una manzana y cuando salía escuché a mi padre gritar.

-¡Pásalo bien en tu primer día de instituto!

"Ya, lo voy a pasar genial."  Pensé sarcásticamente.

Llegue al instituto justo cuando el timbre que indicaba la primera clase sonó. Cuando llegué al salón el profesor ya estaba ahí. Recorrí la clase con la mirada en busca de un sitio libre y solo había uno, al fondo, al lado de un chico bastante alto, delgado, pelo negro y ojos azules. Me senté a su lado y la clase comenzó.

- Buenos días alumnos. Soy el profesor Joseph y seré vuestro profesor de literatura. -se presentó el profesor- Desde que empecé a dar clases hace unos años, nunca me ha gustado el sistema educativo que hemos llevado acabo durante mucho tiempo , es por eso por lo que mis clases serán diferentes al resto. Trabajaremos en grupos de dos con el compañero que tengamos a nuestra derecha, a lo largo del curso haremos varios trabajos, exactamente uno por trimestre. Eso no quiere decir que no daremos teoría y hagamos alguna que otra clase normal, pero me gustaría que esta clase les resultara lo más amena posible y disfrutéis de ella.

Yo no iba a disfrutar, no cuando se trata de trabajar en equipo. Levante la mano y cuando el profesor me dio el turno de palabra hablé.

-¿No podemos hacer los trabajos indivi...- No pude acabar porque el profesor me corto.

-No, ya he dicho como son los equipos y no hay nada más que hablar. Hoy empezaremos con el primer trabajo y lo tendréis que entregar a principios del próximo trimestre, exactamente el primer día después de las vacaciones de navidad. Será una redacción, de vuestro compañero. No quiero que la redacción se base en decir su edad, nombre, viajes, hobbies, gustos musicales, etc. Tenéis más de tres meses para conocer a vuestro compañero, tened originalidad, sed profundos, dad vuestra opinión sobre esa persona, hablad de él o ella con pasión, respeto y profesionalidad. Podéis hacer un poema, una carta o simplemente una descripción, pero no una descripción cualquiera, meteos bajo la piel de vuestro compañero y hablen de él como si fuera un arte desconocida- paró para coger aire y aclararse la garganta- Bueno, pues podéis comenzar el trabajo. Suerte y disfrutad.

Intenté seguir con la mirada al profesor pero mi punto de visión fue tapado por unos penetrantes ojos azules.

-¿Me debería sentir ofendido por el echo de que hayas solicitado hacer el trabajo sola?- preguntó mi compañero.

Cuando se apartó de mi unos centímetros más pude analizarlo un poco más. Tenía ojeras, ¿se drogaba? ¿No dormía?, un corte en el labio, ¿Una pelea? ¿Se habría dado un golpe con algo?, nudillos rotos, ¿había golpeado a alguien? ¿Había golpeado a algo?, mirada perdida, ¿Aburrimiento? ¿Cansancio?. Y con todos esos datos llegue a dos conclusiones, o ese chico era un chico malo que se metía en peleas como esos que había leído en wattpad, o este chico estaba tan roto o incluso más que yo.

-A ver- me saco de mis pensamientos- empecemos por lo básico- dijo extendiendo una mano asía mi- soy Zeus, Zeus Müller.

Así que tenía nombre De Dios del olimpo y apellido alemán ¿algo más?

-Yo Alessia- dije estrechando su mano.

-Te seré sincero- dijo mirandome directamente a los ojos- hace dos minutos pensé que ni tu nombre me dirías.

-¿y por qué pensaste eso? Si se puede saber.

-Porque pediste hacer el trabajo sola, pensé que no eras de esas personas que se abren a la gente sin más.

- A ver, A ver. Solo te e dicho mi nombre, no te he contado mis secretos ni mi vida. No te emociones.

-¿Sabes que voy a tener que hacer un trabajo sobre ti verdad? Me vas a tener que contar alguna que otra cosa, no soy brujo y obviamente no tengo una bola de cristal para utilizarla con quien me plazca y así saber quien es- dijo obvio.

Se que a cualquier persona esto le parecería una tontería, pero a mi no me hacía ni la más mínima ilusión.

- Tengo una idea- dije con calma- puedes hacer tu el trabajo que tengo que hacer yo sobre ti, y yo el que tienes que hacer tú sobre mi.

-No, no, no. De eso ni hablar- habló el moreno, pero le interrumpió el timbre que dio por terminada la clase -Tú y yo nos vamos a conocer, vamos a pasar tiempo juntos y vamos a hacer los mejores trabajos de la clase- ya la gente había salido de la clase y solo quedábamos él y yo, Zeus saco un cachito de papel y empezó a apuntar cosas - Toma, es mi dirección. Esta tarde en mi casa a las 5:00.

-¿Quien te a dicho que vaya a ir?

-Eso ya es tu problema, no el mío. Si quieres aprobar y hacer el trabajo irás y si lo que quieres es suspender pues ya sabrás tú lo que haces.

-No se si podré- dije como excusa.

-Alessia, no sé a qué le tienes miedo, si es a mi o lo que pueda saber de ti, pero yo no soy como el resto de personas de este condenado mundo. Puedes estar segura que si muestras un cachito de tu alma ante mi, lo menos que haré será juzgarte- se cargo la mochila al hombro- nos vemos por la tarde Al.

Sus palabras me conmovieron y quizás eso me hizo sentir un poco de confianza. Que me llamara Al me encanto, hacía mucho tiempo desde la ultima vez que alguien me llamo así.

Y no se cómo pero acabe en frente de la casa del chico, ahora tocaba ver si tengo el valor de entrar y abrir un cachito de mí a él.

Por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora