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Cuenta atrás 1/2

Dos días antes:

Quedan 2 días para el día que mas detesto en el mundo y cinco para el segundo que mas detesto en el mundo, el aniversario de muerte de mi madre y mi cumpleaños.

Nueve de cada diez días quiero acabar con esto, dejar de existir y sufrir, reducirme a cenizas. Pero es entonces cuando me pregunto ¿y que pasaría si lo hago, que pasaría si dejo ya este mundo de mierda? No le afectaría a nadie excepto a mi padre, de eso estoy segura pero ¿que le sucedería a él? Se quedaría solo, ya perdió a su mujer y ahora perdería a su hija, se quedaría sin los dos amores de su vida. El no se merece que yo deje de luchar, el se a esforzado por mi y me ha dado todo para que pueda seguir adelante y es solo por el que sigo a delante, es por el por lo que yo sigo en este mundo.

Hoy tengo menos ganas de vivir y más depresión que ayer, cuando llegan estas fechas mi estrés se duplica, mi mal humor se triplica y mi ansiedad aumenta un 50%.

Hoy no fui a clase, aunque si me levanté de la cama para salir a dar un paseo y recoger un paquete a correos que le había llegado a mi padre e incluso hice todas las comidas y me las comí casi por completo.

Un día antes:

Hoy tampoco fui a clase, solo salí de la cama para ir al baño y mirar por la ventana y comí algo aunque solo fuera una manzana y un plátano.

El día:

Hoy no fui a clase, no salí de la cama y tampoco comí.

No podía parar de pensar en que hacía tres años que no la veía, que no la abrazaba o que no oía su risa mientras cantábamos canciones de los Beatles en el coche a todo volumen cuando me recogía del instituto.

Me duele recordarla.

Me duele no poder verla.

Me duele no poder tenerla.

Me duele saber que voy a tener que vivir sin ella.

Me duele pensar en todos los sueños que le quedaron por cumplir.

Me duele tanto su muerte.

Mi padre hoy ha intentado entablar conversación conmigo tres veces, pero yo lo único que he hecho ha sido llorar y patalear. Mi padre también está destrozado, lo escuché llorara esta mañana, cosa que solo ha conseguido que yo me encuentre peor, pero mi padre es mucho más fuerte que yo y a seguido haciendo su vida normal yendo a trabajar cuando empezó su turno que resultaba durar todo el día. Le costó mucho dejarme e ir a trabajar pero al final lo hizo porque yo le dije que iba a estar bien cosa que era mentira.

A eso de las tres de la tarde el timbre sonó pero no le hice caso, volvieron a tocar y yo lo volví a ignorar y no fue hasta que tocaron por décima vez cuando me levante a abrir.

-¡¿Que mierdas quieres?!- dije cuando abrí sin ni siquiera pararme a mirar quien era el ser que me había molestado durante mi depresión.

Zeus.

-Joder- dije ignorando su grito- menudas pintas traes.

Tenía unas ojeras enormes, los ojos rojos, el pelo revuelto y la ropa arrugada, me ardió algo por dentro cuando la vi así y me di cuenta de que en ese momento aria cualquier cosa por sacarle una sonrisa.

Por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora