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(La playa 1/2)

Soy una persona muy compleja, siempre lo he sido. Es por eso que muchas veces me levanto de mal humor, no me levanto o no tengo ganas de vivir sin motivo alguno. Antes no era así, aunque antes también era muy complicada solía despertarme con una sonrisa de oreja a oreja y acostarme con una sonrisa aún mayor.

Hoy era uno de esos día en los que no solo estoy de mal humor, tampoco quiero levantarme y mucho menos tengo ganas de vivir. Pero me he obligado a levantarme porque le he prometido a Zeus que lo llevaría a algún lugar especial para mi.

Perfeccionista. Una de las palabras que me definen. No salí de mi casa hasta que lo tenía todo ordenado y perfecto para la quedada de hoy.

Camine por las calles de mi barrio, por el pequeño pueblo donde vivíamos y observé todo lo que me rodeaba hasta llegar al punto donde habíamos quedado. El parque Rowts.

Como de costumbre llegue tarde. No soy una persona que se arregle mucho para salir y llegue tarde por eso, simplemente soy una persona a la que no le gusta salir y cuando lo hace se prepara a última hora y por eso siempre llega tarde.

Lo vi al otro lado del parque con sus vaqueros con cortes en las rodillas, su camiseta negra lisa, sus Vans negras y su sonrisa resplandeciente.

-Hola, doña impuntualidad- me dijo cuando llegue a su lado.

-Yo también me alegro de verte, Dios Alemán- dije sarcástica.

-¿Tú eres mi diosa Italiana?

-No, yo no tengo nombre de diosa como tú.

-Ya- se encogió de hombros- Que no te llames como una no significa que no lo seas.

-No creo que me pegue mucho eso de diosa- en serio, estoy muy lejos de ser una diosa- impuntualidad italiana estaría mejor.

-Eso no es un apodo con mucho sentido, Al.

-Pues entonces para ti soy Al.

-¿Solo para mi?- preguntó con una sonrisa ladeada.

-Puesto que eres lo más cercano  a un amigo que pueda tener, si. Y venga que llegamos tarde, aquí empieza nuestra aventura de hoy.

-¿A donde vamos?- preguntó mientras empezábamos a andar.

-Sorpresa, no te lo puedo decir.

-Venga Al, Porfaaaa- puso ojitos de cordero.

-Que no, ya lo verás.

Y así, entre súplicas y negaciones llegamos a el sitio que yo había elegido. A la playa Heart.

-Te doy la bienvenida a la Playa Heart, señor dios Alemán- dije al llegar a la arena de color blanco,

-La Playa Heart, ¿Heart, como corazón?- me miro extrañado.

-Así es, si se ve desde arriba obviamente con un dron, desde una avión, o con lo que sea, tiene la forma de un corazón.

-Y por lo que traes ahí- dijo señalando la cesta donde tenía todo preparado- supongo que vamos a hacer un pícnic.

-Efectivamente, señor dios alemán. Hoy haremos un pícni, así que ponte las pilas y ayúdame a sacar todo de la cesta.

Me ayudo a sacar y colocar todo y en 10 minutos ya estábamos echados sobre la enorme toalla de playa que había traído.

-Te has superado, Al. Lo que hicimos ayer comparado con esto no es nada.

-No exageres. Me lo pase genial en la feria hacía años que no iba a ninguna.

Se me quedó mirando y tras unos segundos me sonrió, así sin motivo alguno. Simplemente fue una sonrisa de las que te alegran el día, porque son sonrisas de verdad, de las que te hacen sentir bien.

-¿Empezamos a comer ya?- pregunté.

-Si, después quiero bañarme en esa playa.

Sonreí orgullosa de haber cogido el bañador, sabía que como era él se iba a querer bañar.




Zeus.

A veces me gustaba pensar que no hacíamos esto porque teníamos que hacer un trabajo para clase. Me gustaba pensar que éramos amigos de verdad y que simplemente quedábamos para charlar y pasar un buen rato.

Esta chica me estaba ayudando bastante, el porque no lo sé, pero desde que la conocí no he vuelto a sufrir ni un solo ataque de ansiedad, no he vuelto a sentirme insuficiente y no he tenido la necesidad de volver a ese lugar donde pensaba que era feliz y que al final me he dado cuenta de que no lo era en absoluto.

Hasta que la conocí tenía una idea muy equivocada de cómo quería que fuera mi vida, pensaba que por lo que había sufrido en un pasado lejano y cercano a la vez no debería de merecer un buen futuro o una buena vida. Ahora me doy cuenta de que si merezco ese futuro soñado, pero que no me he esforzado Lo suficiente para conseguirlo, pero eso ahora iba a cambiar, no iba a dar mi mínimo esfuerzo para ser feliz, voy a darlo todo y si puedo conseguir la felicidad de la chica que está a mi lado en este mismo instante yo sería mucho más feliz de lo que podría llegar a imaginar.

-¿vamos a nadar?- le pregunté cuando terminamos de comer.

-¿ A caso has traído bañador?

-No, pero para tu información siempre llevo unos bóxer debajo de los pantalones, si no los llevo es incómodo- ella puso los ojos en blanco a la vez que sonreía.

- Al agua, pues.










Por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora