Tras la marcha de Kachan, yo volví a casa sin que nadie me viera. Si ya era alarmante verme con numerosas vendas, el ver las marcas que me había hecho no sería fácil de explicar, era por ello que decidí escabullirme e ir a casa y curar las heridas sin que nadie se enterara. Por suerte disimularlas con las otras vendas fue fácil, lo que no fue tan fácil es el echo de ir a despedirme de Kachan, quien se había encerrado en su habitación y no quería salir de la misma. Cuando iba a darme por vencido parece que me sonrió la suerte...
- Izuku-kun, cuanto tiempo. Oh, parece que sigues con bastantes heridas, ¿ te encuentras bien? -
- Mitsuki-san, si, no se preocupe, estoy bien. -
- Supongo que quieres ver a mi hijo, entra. -
- Pero... -
- No te preocupes, ese berrinche seguro que se le pasa enseguida, ya lo conoces explota muy rápido, pero cuando se trata de... - No continuó por ahí, simplemente cambió de tema. - Bueno de todas formas estoy segura de que se alegrará que lo visites, y más en su estado. La verdad es que no quería que lo vieran tan débil, este chico aún parece un niño. - Sonreía, aunque su hijo había heredado su carácter, es cierto que los diferenciaba la madurez. Siempre pensé, y sigo pensando que son como dos gotas de agua.
Al final entré en la casa y me dirigí a la habitación de Kachan, por su parte Mitsuki-san había salido a comprar por lo que estábamos solos. Cuando llegué a la habitación, abrí la puerta y allí estaba él, tumbado en su cama con las mejillas sonrojadas y algunas gotas de sudor que recorrían su frente. Se veía bastante mal, además de que parecía tener una pesadilla.
- Kachan - Posé mi mano en su frente, mientras que con la otra sostuve la suya. - Como me gustaría poder decirle lo que siento aunque sea al final, y despedirme con un simple beso, sin embargo, no creo que sea lo mejor, si me atreviera a hacer eso, dudaría y no llegaría a marcharme... - Decía en voz baja mientras retiraba mi mano lentamente de su frente. En ese mismo instante, noté como esa misma mano era sostenida de la muñeca por un débil agarre.
- Izuku - Susurraba mientras comenzaban a salir sus lágrimas.
- Kachan, no llores. - Me partía el alma verlo así, nadie puede imaginar lo mucho que me rompía el corazón dejarlo atrás en ese momento.
- Te amo, por favor no te vayas, no me dejes solo. - Por un momento casi no pude creerlo, demonios, no podía hacer nada más que maldecirme. ¡Por qué ahora! ¡ Por qué tenías que declararte justo cuando tengo que dejarte!
- No te preocupes, estoy aquí. Solo descansa. - En aquella situación, estoy seguro de que muchos hubieran optado por no alejarse de esa persona, pero yo tenía claro que debía marcharme para proteger lo que más quería, es por eso que cuando pronuncié esas palabras, mi garganta se hizo un nudo y ya no pude decir más. Mientras tanto Kachan, quien parecía cansado comenzó a quedarse dormido, lo que aproveché para despedirme de él.
Al fin mi garganta estaba más calmada tras liberar algunas lágrimas, por ello fui capaz de besar sus labios, acariciar su mejilla y finalmente responder a sus sentimientos con un simple "y yo también".
Salí de la habitación secando mis lágrimas en el proceso, y me marché de aquella casa. Fue muy difícil no volver la vista atrás y correr de nuevo hasta esa cama donde estaba mi corazón, pero ya no había vuelta atrás, para protegerlo debía primero aprender a protegerme a mi mismo, y con el tiempo, volver a por él.
Ese mismo día desaparecía de aquella ciudad que me vio crecer, y no volví. De esta forma pude darle esquinazo durante bastante tiempo a Aizen, quien según tengo entendido estuvo buscándome pero sin resultados. Mientras esto ocurría yo pasaba mis días de universidad tranquilamente, sometiéndome a los espartanos entrenamientos de mi padre y algunos maestros en diversas artes marciales.
Con el tiempo me di cuenta de que nunca podría olvidarte, pasara lo que pasase no importaba, tan solo quería volver a verte.
Las clases eran estresantes y todo un reto, me gustó en cierto modo sufrir aquellos momentos, además nunca estuve solo ya que conocí a un par de compañeros con los que hice muy buenas migas. Tanto Kaito como Mei eran bastante escépticos a su manera, pero no eran malas personas sino todo lo contrario.
Kaito era todo un espectáculo, y al igual que yo tenía un amor de muchos años atrás, el cual quizás no estaba destinado a suceder nunca. Por otro lado estaba Mei, cuya pasión era la informática. Nos conocimos cuando por un casual me encontré uno de sus lápices de memoria. Al momento de devolverlo después de preguntar durante un buen rato, dijo que le había salvado la vida ya que contenía un trabajo muy importante que debía entregar, por lo que al final terminó invitándome a tomar algo para posteriormente conversar normalmente conmigo. Al menos tenía amigos y encima con algo en común, padres en la misma línea de trabajo.
El tiempo que parecía interminable, llegó a su fin y con ello la graduación que tanto esfuerzo supuso para todos. Y allí estaba yo, agotado, rendido y mi mente seguía llena de él, de ese beso que robé para corresponder esos sentimientos que yo también tenía. Mientras me hundía en aquellos pensamientos, aparecieron Kaito y Mei, los cuales me arrastraron de viaje y terminé un tanto lejos, sin embargo, nunca hubiera esperado que nos encontráramos de nuevo en aquel lugar.
Nos hospedamos en el piso de un familiar de Mei, quien en aquellos momentos no se encontraba pero después de unas llamadas nos dejó pasar un par de días. El mismo día que llegamos decidimos ir a pasarlo bien, era hora de despejarse un poco y que mejor manera que ir a un bar. Recuerdo que el lugar estaba bastante concurrido, y que pillamos una mesa apartada por casualidad. Pasamos un buen rato hablando de cosas sin importancia, y quejándonos de los malos tragos debido a los profesores. Cuando por fin nos íbamos, te vi. No lo podía creer, allí estabas, rodeado de lo que supuse eran tus compañeros pero bastante borracho al parecer. Por un momento pensé que lo mejor sería dejarte con ellos, pero cuando vi como ellas se peleaban por intentar ganarse el derecho de tenerte, no pude evitarlo e intervine. Les dije a los chicos que regresaran, yo tenía algo importante que hacer, en cuanto vieron hacia quién me dirigía no se necesitaron palabras y tan solo me dejaron a mis anchas.
Cuando una de esas chicas por fin se decidía a llevarte con ella, yo tomé tu mano y te arrastré fuera del lugar. Las chicas no hicieron otra cosa que insultarme e intentar que te quedaras sosteniéndote del brazo. Yo por mi parte estaba tan celoso que me giré y la llamé zorra, gritándole en el proceso que no te tocara, además de reclamarte como mío con un beso.
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Mascarada 2 (secuela)
FanficUn antiguo problema regresa a la vida de Izuku, quién se verá envuelto en una trama que lo alejará de quien más quiere... ¿ Será definitiva esa separación? ¿ Será lo suficientemente fuerte? ¿ Qué lo llevó a esa situación en la que ahora se encuentr...