CAPITULO 19

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Objetivo

Sicilia, Italia

Oleg

Dialogar con el comando general en contra de estupefacientes y actos delictivos de Italia -y encima llegar a un acuerdo-, fue un trabajo arduo y lento, incluso para mí que siempre consigo lo que quiero, pero en esta posición en la que me encuentro fue congruente seguir lo establecido por las leyes tanto de Italia como de Estados Unidos.

El aviso que envié al Clan Marchetti cuando incaute las pruebas de sus mierdas en su propiedad de Los Ángeles, solo fue para que sepan con quién se están metiendo, fue más bien un aviso para el maldito italiano que ya me tiene hasta la mierda con su mera existencia. Soporté mucho tiempo verlo cerca de la hechicera, solo porque ella me pedía paciencia. Pero ya no más, el mio llegó a su límite cuando me envió esos mensajes hace unas horas, todavía no entiende que primero muerto antes de dejar que la toque, que la mire o que siquiera respire cerca de ella, es mía aunque aún esté renuente con la idea, es mi mujer y que solo esté jugando conmigo me enerva en demasía, él es el enemigo y ella tiene el poder de derrotarlo, sin mencionar que también me tiene a mi, lo que la hace más fuerte y poderosa.

El italiano esta en su territorio por lo que nuestro comando no tenía jurisdicción para atraparlo. Pero mis ganas de asesinarlo son más fuertes, que no me importó hacer y deshacer, ir y venir con papeles y documentos por toda la central, con tal de ser yo quien fuese tras él, mi plan de asesinarlo no lo sabe nadie, ni siquiera Rick que tiene la idea de solo atraparlos y llevarlos a prisión.

Pero, como dicen por ahí: si quieres que algo salga bien, tienes que hacerlo tú mismo, discreta y sigilosamente.

Ahora aquí estoy, dirigiendo un operativo para atrapar al Capo di tutti Capi de la Cosa Nostra y al imbécil de su hijo. Observo el castillo victoriano en el que viven como reyes en supremacía haciéndose los Amos y señores de toda Italia, cuando sólo son unos criminales que arruinan vidas inocentes. Los hombres que protegen la fortaleza Marchetti están distribuidos arriba y abajo de todo el lugar, con armas de fuego en mano, lentes oscuros y vestidos con trajes elegantes para esconder su verdadera identidad «Asesinos y criminales» eso es lo que son.

—Seis a mi derecha—Avisa uno de mis agentes, a través del auricular que traigo puesto.

Nuestros equipos de protección son indispensables en estos tipos de operativos, lo que menos importa es la apariencia si no, la supervivencia.

Con cascos, lentes infrarrojo, guantes de cuero negro al igual que todo el vestuario. Sin mencionar las botas pesadas que traemos en nuestros pies.

Miro a mis hombres y les hago una seña con la mano para que prosigan, disparándoles con el silenciador a los seis objetivos de antes, que caen al instante facilitandonos la tarea.

—Cinco a mi izquierda—Avisa otro, mientras llegamos ocho de mis hombres y yo hacía la ubicación de nuestro objetivo, en tanto los otros tres se ocupan de los cinco que faltan, dándonos pase directo hacia el jardín del castillo.

—Rick—Hablo a través del micrófono que acompaña mi capucha—Conmigo—Ordeno.

Los demás se distribuyen por toda el castillo eliminando a los hombres que siguen dentro, dejándome a Rick y a mí, seguir con el protocolo.

Los helicópteros sobrevuelan el lugar, mostrando el escudo del SWAT e iluminando en diferentes direcciones con las lámparas que tiene cada uno, para tener mejor vista del operativo.

"Están rodeados, repito, están rodeados. Entreguense y ahorremos tiempo", vociferan desde arriba, alertando a todos en ese lugar.

—Unidad cinco, ubiquense en la zona de enfrentamiento—Ordeno—, los estaremos esperando por detrás—acomodo mi fusil corriendo hacia la dirección indicada, con Rick siguiendome los pasos. La visión nocturna que me brindan los lentes, me permite apreciar el camino de rocas por el que pasamos, mientras nuestras botas suenan con cada paso que damos.

Mi Oscuro Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora