CAPITULO 22

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Impacto

Oleg.

Seis días fueron necesarios para llegar a donde estoy. Aquí y ahora. Con la garganta seca y el dolor de cabeza incesante.

Estoy exhausto.

Hecho una mierda física y mentalmente.

Fueron seis días en los que no comí, no dormí y no pude siquiera ducharme en ocasiones. No aceptaré irme de aquí sin que todo haya valido la pena.

-Señoría, las acusaciones de mis clientes son injustificadas debido a la falta de pruebas y verificación. Es inaceptable, podemos contrademandar por difamación -Alega el abogado de los Marchetti. Desde la mesa de los acusados.

El sonido de las teclas siendo presionadas por el sujeto que documenta todo lo que pasa en la esquina de la sala, me irrita. El juez mantiene su porte intimidante y dictador junto con ese bigote que adorna su vejestorio rostro, lleno de arrugas e historias no contadas. El oficial que esta a su lado se mantiene de la misma forma con las manos a los costados y su uniforme negro de oficial de la corte. El jurado escucha atento a los abogados que escupen defensa contra defensa, aunque lo único seguro aquí son las pruebas que cada uno presente este día.

Mis ojos no dejan de clavarse en la nuca de Piero Marchetti que está como si nada, con la mirada fría e inexpresiva y esa aura sombría y elegante que destila por sus poros. su padre solo murmura de vez en cuando al abogado que no deja de mantener sus calculadoras palabras como armas ante el juez, quien al final de cuentas es quien tiene la ultima palabra.

-Necesito una ducha caliente, dormir diez horas y follar con la morena que vi en Atlantis hace una semana- Susurra Rick a mi lado sin apartar la vista de lo que se presenta frente a nosotros.

Me importa una mierda sus necesidades. Lo ignoro. Miro la hora en mi teléfono. Son las once de la mañana aquí en Washington. De igual manera encuentro cinco llamadas perdidas de Susana a quien he ignorado desde hace semanas.

-Amigo, en serio necesitas una ducha- se burla el colombiano en voz baja.

-Lo único que necesito es que estos malditos italianos estén en cuatro paredes de dos metros. Con barrotes de acero de un máximo calibre y tecnología inteligente vigilándolos hasta cuando vayan a cagar verificando que salga sólido y no líquido. ¿lo entiendes? - lo miro impasible y él asiente sin dejar de sonreír como idiota. Como si le hubiera contado un chiste, haciéndome la pregunta de por que es mi compañero y el segundo mejor agente policial después de mí. Y al final se comporta como un chiquillo incongruente.

-Si señor- ironiza.

El equipo jurídico de nuestro departamento hace su lucha con testimonios y pruebas. Me subo al estrado haciendo mi juramento y respondiendo las preguntas que me hace Marco, el abogado de nuestro departamento. Todas las pruebas que encontré en la mansión de Los Marchetti son leídas ante mí. El hijo de Piero Marchetti me mira como si matarme en este instante no fuera una mala idea. Su único error es creer que no seré yo quien lo mate primero.

Somos dos hombres destinados a destruirse mutuamente. Y esta vez no solo se trata del cazador y la presa. Se trata de una persona capaz de destruirnos a nosotros con solo mirarnos a los ojos, esa mujer...

Esta guerra es por ella.

La batalla es por su corazón.

Mi Oscuro Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora