No puedo estar más feliz. Me siento henchido de felicidad, una sensación que hacía mucho que no tenía. Conforme avanzamos en nuestro paseo aprieto cada pocos minutos la mano de Lucía, para comprobar que esto es real y no estoy soñando.
Hemos abandonado el Barrio Gótico y las Ramblas. Nos dirigimos a la Casa Batlló del arquitecto Gaudí. No vamos a entrar dentro, principalmente porque esta cerrada, pero quiero que Lucía la vea de noche, es más bonita aún que con la luz de día.
No hemos dejado de caminar en toda la tarde, salvo el rato que hemos estado en la cafetería, en el museo del chocolate y a la hora de comernos la pizza. Tiene que estar muy cansada, pero no ha dicho nada. La observo mientras andamos y me doy cuenta de que tiene una sonrisa constante, como yo. No quiero que llegue el momento de despedirnos, aunque sea por esta noche.
- Lucía, ¿tu facultad está en el campus de la UB? - le pregunto y ya estoy trazando un plan mentalmente.
- No, por suerte no. La primera reunión si que fue allí, pero por suerte el máster se cursa en el edificio de Alumni Universitat de Barcelona. Bastante cerca de aquí.
- Menos mal, porque si no... Menuda putada tener que ir hasta el campus un sábado. Me dijiste que tenías clase por la mañana y por la tarde, ¿no?
- Sí así es. ¿Sigue en pie lo de ir a tomar algo mañana por la noche? - me pregunta y ambos detenemos nuestro paseo.
Esto sólo puede ser una buena señal. Que está cómoda, tan cómoda que quiere verme mañana también. Me mira sonriente y se muerde el labio al sonreír. Ya está, me acaba de matar. La beso despacio, suave, recreándome en el beso mientras pongo mis manos en su cintura.
- ¿Responde esto a tu pregunta? - se pone de puntillas y es ella quien me besa ahora, de la misma forma en la que yo lo he hecho.
- ¿Responde esto a la tuya? - no hace falta decir más, le rodeo los hombros con los brazos y seguimos caminando.
Barcelona jamás me había parecido una ciudad tan sumamente bonita. Supongo que la felicidad que siento, lo eclipsa todo ahora mismo. Comienza a hacer frío, frío de verdad. Me voy a cagar en la puta, eso es que va a cambiar el tiempo. Lucía se estremece por el cambio de temperatura y yo la atraigo aún más hacia mi para intentar darle calor con mi cuerpo.
- ¡Mira! Allí esta - dice y aligera el paso hasta estar frente al edificio - Me encanta. Gaudí era un adelantado a su tiempo.
Yo me quedo inmóvil en mi sitio. Hago un esfuerzo enorme por mantener la boca cerrada pero estoy embobado. No dejo de mirar a esta preciosa mujer que tengo ante mi, de altura y proporciones perfectas, elegante, delicada, feliz. Me ratifico en mi pensamiento anterior, es la chica más bonita que he visto en mi vida.
-¿Qué? - me dice Lucía sacándome de mis pensamientos mas profundos. Me ha pillado mirándola.
- Nada, nada. Es que estás preciosa - digo con sinceridad, no quiero ocultar lo que pienso ahora mismo.
- Igual es porque estoy feliz - se acerca a mi mientras me habla.
- ¿Cómo de feliz? - me rodea el cuello con sus brazos y yo hago lo mismo con su cintura.
- Mucho. Muchísimo - esos ojos enormes y expresivos me miran con intensidad y yo ya estoy perdido en ellos.
- No más que yo - sonreímos y nos besamos, esta vez son besos rápidos y cortos que se mezclan con sonrisas con sus labios pegados a los míos -. Espera. Súbete a mis pies.
- ¿A tus pies? - pregunta sin entender nada.
- Sí, súbete, pon tus pies encima de los míos - me hace caso y la gravedad hace que su cuerpo se vaya hacia atrás -. Agárrate.
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El cabrón fui yo. (+18)
Roman d'amourMarc tiene todo en su vida; o al menos es lo que cree él. Una relación monótona, llena de secretos y mentiras. Una novia lúgubre y sin remordimientos. Cuando decide que ha sido suficiente, conoce a quién verdaderamente vale la pena para su vida y l...