Le envío un mensaje a Lucía esperando a que me responda. ¿Cómo he podido ser tan gilipollas de no pensar que Gemma tenía los labios pintados? No puedo perderla. Me niego. Voy en busca del coche para ir tras ella. Uri ha conseguido calmarme algo, pero estoy muy nervioso aún. Estas cosas me matan. Si tan sólo me hubiese dado la oportunidad de explicarle... Pero claro, una imagen vale mas que mil palabras. Supongo que yo habría reaccionado de forma similar y más con lo acontecido anteriormente.
Me siento en mi coche y trato de poner en orden mis pensamientos. Lucía habrá llegado ya a su casa o estará para llegar. Joder. Sólo pido que me deje explicarme y estaremos bien. Todo ha sido un malentendido.
El tráfico es horrible y tardo lo que me parece una vida en llegar a Sants. Cuando estoy cerca del edificio donde vive dejo el coche en doble fila. Ahora mismo me da igual si pasa la guardia urbana y me multa, creo que esto es más importante.
Doy un par de vueltas antes de llamar al interfono. ¿Y si no quiere hablar conmigo? Joder. Otra vuelta más y otra cuenta hasta diez. Venga, a tomar por culo. Pulso el botón que conecta con la vivienda. Un segundo, dos, tres, cuatro... No hay respuesta. Llamo de nuevo y esta vez, aunque tarda un poco, responden.
— ¿Quién es?— mierda. Es la voz de un tío. ¿Me habré equivocado? Me fijo en que el botón del piso de Lucía está encendido, así que no, no me he equivocado. — ¿Hola?
Coño. Su hermano.
— Ehh... Esto... ¿Está Lucía?
— ¿Mi hermana? — pregunta la voz ahora menos desconocida.
— Ehh... Sí.
— Pues lo siento mucho, pero no está — mierda—. Si quieres llamarla al teléfono, seguro que ya estará al venir.
— Claro gracias.
— Si quieres decirme quién eres, le diré que te llame cuando vuelva.
— Soy un compañero de clase — miento—. Lucía me ha dejado unos apuntes y quería devolvérselos, pero no te preocupes, la llamo.
— Vale, ¡hasta luego!
La comunicación se corta. No sabía que decirle y he dicho lo primero que me ha venido a la mente. No creo que fuese buena idea decirle que soy el tío que ha estado "viviendo" con su hermana durante la última semana.
La cuestión ahora no es esa... La cuestión es dónde coño está Lucía. Decido esperarme un poco esperando a que regrese y darle más tiempo a llegar, pero no da resultado. Llevo mas de veinte minutos aquí y no viene nadie. Voy a buscarla. Pero, ¿Dónde buscas a una persona en una ciudad tan grande?
Doy vueltas en el coche por las calles colindantes a Sants, esperando encontrarla. La llamo y no me responde. Le envío un mensaje y no hay respuesta. Ni lo ha leído. Joder, empiezo a acojonarme de verdad. Llamo a Uri a ver si la ha visto cuando iba para el restaurante, pero nada. Ni rastro.
Estoy llegando a plaza de Cataluña y desde el coche es imposible ver a nadie. Bajo por las Ramblas hasta Colón y sigo sin suerte. Hago una pequeña parada y me doy un minuto para pensar. Si le ha pasado algo, no me lo voy a perdonar en la vida. Entonces recuerdo un detalle. Lucía me dijo que la plaza de Sant Felip Neri tenía un significado especial para ella. Joder, ¿cómo no se me ha ocurrido antes? Meto el coche en el parking mas cercano y corro en su búsqueda.
Cuando más prisa tienes, más gente se pone en tu camino. Xavi me llama pero no se lo cojo, más tarde le devolveré la llamada. Apenas consigo avanzar entre tanta gente. Ya es de noche y hace un frío de la hostia. Me cuesta horrores llegar, pero por fin atisbo uno de los callejones que llevan hasta el lugar al que me dirijo. Corro todo lo que puedo hasta que llego a la plaza, esta vez perfectamente iluminada. Miro en todas direcciones, hasta que la veo. Está sentada en el borde de la fuente mirando la pared de los fusilamientos, totalmente de espaldas a mí.
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El cabrón fui yo. (+18)
RomansaMarc tiene todo en su vida; o al menos es lo que cree él. Una relación monótona, llena de secretos y mentiras. Una novia lúgubre y sin remordimientos. Cuando decide que ha sido suficiente, conoce a quién verdaderamente vale la pena para su vida y l...