Capítulo 9°

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- ¡Vamos! -bajo las escaleras con toda mi calma. Una vez abajo lo observo tomar sus llaves, me hace una adema para que lo siga.

- Todavía no se ni porque te hago caso… no me has dicho ni siquiera a donde vamos.

- Solo limítate a hacer silencio…

***

- ¡¡Mi niño que bueno que llegaste!!... te extrañe -una mujer de más o menos 50 lo apretruja como si fuera un niño.

- Yo también te extrañe mucho nana… -valla no pensé que alguien como el pudiera tener sentimientos y lo digo por la sonrisa tan sincera que deslumbra en sus labios.

No seas tonta Ana todos tenemos sentimientos ya sean buenos o malos

- ¡¡Dylan!! -la vos exagerada de una chica que aparenta menos de mi edad se lanza a los brazos de Dylan.

- Nana te presento a Anabel -la mocosa me mira con recelo.

- ¿Y qué es tuya?...

- Su novia -me adelanto a la respuesta de Dy, lo cual les sorprende a todos y no los culpo hasta a mí, no sé porque dije eso.

- Hola… querida bienvenida -la señora me regala una sonrisa y me escudriña con la mirada lo que me produce escalofríos…

***


- solo falta unos puntos más cariño… ya está -bajo del banquillo en el que me encontraba y observo mi nuevo uniforme al espejo de cuerpo entero del vestidor. La verdad es que esto fue hecho a la perfección, consiste en el mismo uniforme de los chicos Alfa, solo que en vez de pantalón es falda de cuadritos negra y rojo sangre. – eres muy hermosa… tus ojos me recuerdan a alguien -intento no hacer muy evidente mis nervios.

- Yo lo dudo… nunca nos habíamos visto -tomo mis cosas para cambiarme

- Quizás solo me recuerdas a alguien… -hago un asentimiento – ¡¡Elizabet!!

- Si… -la mocosa que al parecer se llama Elizabet me da una mirada de desagrado, pero eso solo lo vi yo, puesto que solo fue un relance.

- Ve con Dylan y dile que ya terminamos. No quiero que se desespere…

- Con gusto -sale casi tras el corriendo.

Perra.

- Me gustaría que vuelvan entre veces… y no te olvides de darle mis saludos a tu…

- Si nana yo le diré que lo extrañas -Dylan interrumpe luego de despedirnos salimos de la tienda que más parece sastrería.

- Así que… ¡Dylancitó! -me burlo, el solo me da una mirada asesina antes de entrar al auto.

- ¿de que hablaron?... -se a lo que se refiere, pero ni yo misma sé a qué se refería su Nana.

- Nada interesante solo que… -dude en contestarle un segundo – solo dijo que yo le recordaba a alguien y también me hablo del otro -mire la expresión de su rostro el cual se tensó un poco - ¿quién es el otro?

Me mira por unos minutos que parecen siglos y luego traga seco.

- Ella es como mi segunda madre…siempre la quise y la tuve en un pedestal…

La verdad es que su pequeño relato me da a entender que enserio tiene sentimientos después de todo.

- Fue tu nodriza me comento… -digo

- Por alguna razón que desconozco mi madre no pudo darme el seno y ella dió a luz pero perdió a su único hijo.

Valla eso es doloroso

- Todavía no me has contestado tu a mí.

- Pensé que tenías memoria a corto plazo -bromea

- Ja ja muy gracioso… -ruedo los ojos

El sonido de mi teléfono nos interrumpe miro la pantalla.

Mama

- Hola ma

- Hola mi niña ¿cómo estás?

- Bien ¿ocurre algo?

- No para nada cielo solo que alguien quiso saludar, te lo paso…

         Eso es sospechoso

- Hola preciosa… -mierda eso sí que no lo esperaba. Me quedo atónita, ¿cómo diablos se atreve a llamar después de lo que me hizo? -hola ¿estás ahí? Anabel…

Corto la llamada

Es un completo patán sin ni un poco de vergüenza ¿Qué quiere ahora?, tiempo que pensé no volverlo a ver en mi vida.

- ¿te encuentras bien? -la voz de Dylan me trae de vuelta a la realidad y darme cuenta de que algunas lágrimas traviesas se me escaparon.

Llevaba mucho que no derramaba una solo gota de lágrima y hoy todos esos recuerdos del pasado me envuelven….
                             

LA ADOPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora