Viernes, 18 de octubre
Annabella
4:35 pm
Luego de salir del colegio de una tarde atosigada en la horrible clase de gimnasia, donde para mal nos pusieron a correr y a realizar unos circuitos que casi hacen que se me salieran los pulmones. Aun no entiendo porque debemos ver educación física o gimnasia sé que es una materia obligatoria en los colegios o institutos, pero incluso así me parece injusto que nos hagan realizar semejantes ejercicios o en el peor de los casos cuando nos obligan a jugar. Y menos el pensar que a algunos hombres no les gusten hacer ejercicio, puesto que su aptitud física es más resistente que la de una mujer, sobretodo es fastidioso cuando se tienden a burlar de aquellas que no estamos acostumbradas a realizar ejercicio.
En fin, al menos ya sobreviví a esta tarde, soy de las que tratan de pensar que en este caso se debe vivir el día a día o al menos eso era lo que mamá solía decir en casos como estos, siempre decía que a las cosas hay que verles el lado bueno no el malo, e inclusive en algunos momentos comentaba que así te mandan a hacer algo no hacerlo mal lo poquito que hagas debes hacerlo bien. Han pasado años y aun la extraño, tal vez no siento tan grande ese vacío en mi corazón cuando ocurrió el accidente, pero aun así me hace falta cada día que pasa.
—¡Annabella estoy listo! —Grito Leonardo en alguna parte del pasillo.
Pegue un brinco en la cama, donde me había sentado luego de darme una ducha al llegar del colegio. Rápidamente se escucharon golpes en la puerta de mi cuarto.
—¿Ya estás lista? —Pregunto detrás de está.
—Sí, ya bajo. —Conteste antes de que siguiera molestando.
Me levante de donde estaba sentada para pararme frente al espejo y observar el vestuario que Leonardo eligió para que lo ayudara a realizar un trabajo que debía entregar en su universidad. El hermoso vestido sencillo de color verde que me llegaba a las rodillas, mi cabello castaño bien peinado dejando mis churcos visiblemente medio ordenados caía libremente en mi espalda, y una pequeña diadema plateada sostenía mi cabello en la parte delantera evitando que se me pusiera en la cara. Debía maquillarme para terminar de aparecer en las fotos que Leonardo debía tomar, así que antes de que él tocara había aplicado una muy suave capa de maquillaje que casi no se notaba y mis lentes de montura acompañaban mi vestimenta.
Me incline de hombros suspirando fuertemente por las cosas en las que Isabella me metía. Se supone que ella debería ser la que posaría para las fotos, pero como siempre tiene algo mejor que hacer que ayudar a su hermano, y claro no es como que yo tuviera algo mejor que hacer hoy —al menos antes de la invitación de los chicos a comer helado—, pero se supone que ella se había comprometido en ayudar a Leo y como siempre lo dejo olvidado y se fue.
Ahora yo debía pagar los platos rotos de ella y asumir responsabilidades que le correspondían. Desde hace un tiempo esta así, elude varias veces a Leo, a mi e inclusive a papá. No entiendo porque está actuando así, pero me preocupa. Normalmente de las dos yo soy la más callada y la que no hace locuras, lo que nos lleva a mi hermana quien es todo lo contrario a mí, y sinceramente es lo que más preocupa. A veces actúa sin pensar y no es que haga cosas extremistas al punto de suicidarse o algo parecido, pero me preocupa el hecho de que tome decisiones sin ver más allá de sus acciones.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no fije que Leonardo había abierto la puerta de mi habitación y estaba de pie a unos pocos pasos de mí, pero lo que realmente me hizo verlo fue el indescriptible flash cegador de su cámara.
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Melodía Imperfecta
Teen FictionNinguna melodía puede ser perfecta Anteriormente conocida como "Eres mi melodía perfecta"