Martes, 17 de septiembre
Matheo
6:58 am
Golpeé en la mesa de noche que tenía junto a mi cama, tratando de apagar el molesto sonido del despertador. Cuando el silencio reino de nuevo en mi cuarto me tumbé al lado contrario de la cama y me volví a dormir.
—¡Matheo hora de levantarse!
Levanté la cabeza de un sobresalto, estaba comenzando a soñar y mamá con sus gritos pretende darme un infarto para levantarme de la cama —el lado positivo no iría a la escuela, el lado negativo podría quedar en el hospital o peor morir—.
Saben a veces no entiendo a mi madre, ella no es para nada madrugadora, ese sería mi papá. En fin, no entiendo cuál es el alboroto por querer que me despierte temprano, si ella no es capaz de hacerlo sin el despertador.
Sentía que caía nuevamente en la inconciencia, cuando escuche las pisadas de mamá fuera de mi cuarto, seguido del estruendo que hizo la puerta cuando la abrió para entrar en mi territorio personal.
¡No!
—Matheo vamos, levántate —Me comenzó a zarandear en el hombro—. Es tu primer día de clases.
—Mamá —Murmure irritado colocando una almohada en la cabeza—. Ayer fue lunes, hoy es martes. No es mi primer día de clases.
—Con más razón, ayer fuiste a todas tus clases, pero por andar de vagabundo dormido en ellas no prestaste atención. —Me quitó la almohada de la cara, pero me negué a levantar la cabeza—. Hoy será como tu primer segundo día de clases. —Me lo dijo con un tono de voz suave, a pesar de que seguro tenia los brazos cruzados ante la falta de colaboración de mi parte.
¿Ustedes odian la felicidad de otra persona en las mañanas? Porque sinceramente yo, sí.
—Matheo Connors —Diablos uso mi nombre completo—. Levántate ahora mismo de la cama, no tengo tiempo para rebajarme a tus niñerías.
Azoto la puerta dando más énfasis a su enfado.
Sabía que la voz de cariño era una trampa y que no duraría mucho. Si mi memoria no me falla esto ocurría desde que era muy pequeño, siempre fue difícil que me levantara temprano de la cama. Tenía el claro pensamiento que despertarse antes de las siete de la mañana solo para ir a clases era algo atroz.
¡Odio levantarme temprano!
Me frote la cara con las manos, antes de querer tirarme de nuevo en mi cama.
Contemplé la idea en mi cabeza, apenas estaban comenzando las clases, y siempre se trataba de lo mismo. Una introducción a lo que significa estar en último año, las reglas y cosas así.
Pero luego mentalice que el enfado de mamá se triplicaría y sinceramente no quiero quedarme encerrado el resto de mi vida, apenas tengo diecisiete. Aún tengo mucho por ver, y tanto por vivir...
Iugh eso sonó tan cliché.
7:22 am
Después de un largo y tedioso desayuno en casa, mamá insistió en llevarme nuevamente al colegio. ¡Como si fuera un niño chiquito!
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Melodía Imperfecta
Fiksi RemajaNinguna melodía puede ser perfecta Anteriormente conocida como "Eres mi melodía perfecta"