Capítulo 6

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Jueves, 10 de octubre

Matheo

04:30pm

Ella estaba tan pálida, que no se movía, creo que había dejado de respirar.

Nos encontrábamos de nuevo en nuestros puestos, mientras observábamos a Annabella, quien había tomado asiento en el lugar en el que estaba antes.

—Si gustas puedes cantar desde tu puesto —Le indico el profesor Johnson, ignorando que ella estaba pálida, temblando y ausente de este mundo.

Porque a pesar de estar viendo al frente, no prestaba atención a lo que ocurría. Así duro unos segundos, antes de levantarse corriendo a la puerta y salir por ella. Todos miramos extrañados la puerta por donde salió, antes de que el profesor Johnson suspirara dramáticamente.

—¿Por qué no puedo tener alumnos normales? —Dijo en tono irritado.

Nadie dijo nada.

El profesor se puso de pie y camino a una repisa que había cerca de la puerta, pero antes de tomar algo de lo que estaba allí nos dijo.

—Muy bien su castigo comienza mañana, quiero que el salón quede reluciente...

¿Castigo?

—¿Castigo? —Interrumpió Camila.

—No podrán comenzar a ordenar nada si no están los cincos presentes en el aula a la misma hora —Continuo como si nada allá pasado.

—Profesor yo...

—Y antes de que termines Anthony —Interrumpió con una voz muy calmada tal vez—. Si están ocupados mejor se ponen de acuerdo en que momento tienen horas libres.

—Pero nuestros horarios...

—Muy cierto Camila —Se dio la vuelta, quedando frente a nosotros con una expresión de seriedad—. Sus horarios no están coordinados, pero sé que harán un gran esfuerzo para que logren limpiar este salón mañana —Alzo una mano al ver las intenciones que Camila tenía por interrumpirle—. No se preocupen que el fin de semana seguro pueden coordinar para venir a cumplir su castigo.

—Es fin de semana —Mi voz sonaba incrédula, tal como me sentía.

El profesor no me contesto, en cambio se dedicó a darnos una mirada severa a cada uno.

—Pues ya que no hemos podido avanzar en la clase de hoy, pondré a prueba sus habilidades el fin de semana si culminan el castigo mañana.

No dijo más palabras, y no nos dirigió otra mirada. Simplemente fue a su escritorio y comenzó a recoger sus cosas.

—La clase se acabó pueden irse —Nos dirigió un mero murmullo.

Cada uno recogió sus mochilas y salimos del salón frustrados.

No era necesario que charláramos entre si sobre el tema, era evidente en nuestros rostros que esta materia era un asco.

Pero al parecer no todos pensábamos igual.

—Mañana no puedo por ende nos vemos el sábado aquí a primera hora.

Camila detuvo nuestra caminata, ella estaba delante de todos; razón por la cual no podíamos continuar caminando.

—Define primera hora... —Comento en voz burlona Anthony

—Siete. —Dijo con voz seria, de hecho, creo que sus ojos echaban chispas.

Melodía ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora