Un mes juntos.

1

Mayte salió de su habitación alrededor de las 8:15 am, traía puesta una bata de seda que apenas cubría lo necesario, iba descalza y con una coleta. No tenia mucho rato despierta, apenas se levantó, lavó su rostro y dientes para luego ir a ver las noticias en su sillón mientras comía una galleta de avena de esas que le hacía Sarita, su empleada, o eso pensó que haría hasta que salió y se topó con la silueta de un hombre que dormía cómodamente en su sillón. Se detuvo mirándolo detalladamente, había olvidado por completo que la noche anterior su amigo Manuel Mijares irrumpió en su hogar pidiéndole que lo dejase pasar la noche allí puesto que había decidido dejar la casa que compartía con su familia. En ese momento no hizo preguntas, simplemente lo dejó pasar y el muy terco no quiso dormir en la habitación de invitados, prefirió echarse en el sillón y dormir ahí con la excusa de que solo serían algunas horas. 

El hombre se movió un poco y abrió sus ojos topándose con el cuerpo de Mayte, ella rápidamente cruzó los brazos en su pecho intentando disimular la desnudez de sus senos bajo la tela de la bata.

— Buenos días, Maytis. —dijo incorporándose en el sillón sin dejar de mirarla fijamente. Aquello hizo sentir a Mayte nerviosa, no estaba acostumbrada a que su amigo la viera en esas fachas.

— Buenos días, gordo. —susurró apenada. — Olvidé que estabas aquí. Iré a cambiarme y vuelvo. —rió un poco y volvió rápidamente a su habitación.

Manuel suspiró y se levantó yendo a la cocina a prepararse una taza de café, aún se sentía cansado. La discusión de la noche anterior con su esposa resonaba en su mente, se sentía afectado, desesperando y sin saber que hacer. Era obvio que ya no podía seguir intentando mantener en pie su matrimonio, todo se fue a la basura y lo que más le dolía era tener que separarse de sus hijos. 

Secó las lagrimas que corrían por su rostro, no quería que su amiga lo viera de esa manera.

— Gordo... —dijo entrando en la cocina.

— Hice café. —volteó sonriendo como si no hubiese estado llorando segundos antes. — ¿Cuanto de azúcar?

Mayte sonrió.

— Gracias, pero prefiero mi té. ¿Estabas llorando? —lo observó fijamente y Manuel negó con la cabeza mientras sonreía.

— Me conoces bien. —suspiró dejando la taza de café en la encimera. Mayte asintió y se acercó abrazándolo.

— Lo siento, gordo. No necesito que me des detalles de lo que pasó. —se separó un poco y le acarició la mejilla. — Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites.

— No quiero incomodar mi May, prometo que no será mucho tiempo. Dame unos días para conseguir un depa y...

— ¿Te vas a divorciar? —Manuel la observó y ella supo la respuesta. — Perdón, perdón gordito.

— No pasa nada May. —se aclaró la garganta. — Sí, me voy a divorciar. Lucero y yo ya no podemos mantener nuestro matrimonio, desde hace mucho todo se quebró. —suspiró.

— Y... ¿los niños?

— Son muy pequeños para entenderlo... pero hablaremos con ellos. —Mayte asintió y acarició el brazo de Manuel. — Gracias, no supe a donde ir anoche.

— Esta también es tu casa... en cuanto llegue Sarita, le dire que te acomode en la habitación de huéspedes.

— No me des tantas comodidades, que no querré irme. —bromeó y ambos rieron.

El día pasó con tranquilidad, Mayte salió a hacer algunas cosas dejando a Manuel con su empleada. Pero tenía un conflicto interno, le había permitido a Manuel quedarse en su hogar y una parte de ella le decía que no estaba bien, pero ¿por qué? Manuel y ella eran amigos desde muy jóvenes, ¿qué tiene de malo que él se quede en su hogar mientras conseguía un lugar donde vivir? Estaba pasando por un mal momento, y los amigos están para apoyarse.

Pero, teniendo tantas personas a quienes acudir ¿por qué Manuel pensó en ella? Si hace mucho no tenían una relación tan cercana.

*

Hola amigueeeees, he vuelto a mis andanzas 🙇🏼‍♀️ tenía mucho queriendo escribir esto así que aquí les va. Espero les guste esta si espero terminarla, si no lo hago me matan ok. Recuerden nada es real, ojalá lo fuera 🤧 Maynel vive.💂🏻‍♂️👸🏼