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Manuel pasó toda la mañana y parte de la tarde fuera de casa, aprovechó para ir a ver a sus hijos y comenzar a buscar un lugar donde mudarse, sentía que ya no podía seguir viviendo con Mayte, pero tampoco quería rendirse tan fácilmente. Llegó alrededor de las 5:25 pm, todo estaba en silencio, pensó que May no estaba así que camino hasta su habitación para dejarle un peluche de Igor que le había comprado de regreso.

Abrió la puerta y sintió la respiración detenérsele cuando la observó, estaba de espaldas, tenia el cabello mojado y el cuerpo desnudo, sus manos viajaban suavemente por sus piernas mientras las llenaba de crema. El olor de aquel producto llenó sus fosas nasales, era dulce y en conjunto con la vista que tenia, hicieron que su amigo despertase. Parecía una especie de Diosa, tenia la piel muy pálida y llena de pequeñas pecas que contrastaban perfectamente. Sus caderas eran un poco anchas en comparación a su cintura, quiso acercarse y besar cada centímetro de su espalda, verla de esa forma era una tortura.

Mayte volteó y soltó un grito al percatarse de su presencia, sintió desmayarse del susto.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó histérica tomando rápidamente la toalla para cubrirse.

— ¡May! Perdón, no sabía que estabas y quise dejarte esto. —dijo mostrándole el peluche. — Pero me encontré con la mejor imagen que he podido ver en años. —respiró hondo intentando calmarse.

— Eres un idiota, ¡salte ya! —tomó una almohada y la aventó contra su cuerpo.

— Ya me voy, ya. —soltó una risita y salió directo a su habitación. ¿Como iba a actuar de forma normal luego de verla así? Si antes la deseaba, ahora sentía que se iba a morir.

Mayte por su parte tenía las mejillas totalmente rojas, no sabia si de la rabia, pena o excitación. Estaba molesta porque él entró sin tocar, ya era costumbre, pero sentía pena de que la había visto desnuda, era su amigo, sin embargo le excitó un poco la situación, además, aunque no lo dejó ver, se dió cuenta de su erección.

Tal vez no era mala idea jugar un poco con él, ambos eran adultos y se deseaban. Terminó de vestirse y salió de la habitación en busca de él, lo encontró en la cocina tomando un gran vaso de agua.

— Gordo. —dijo suavemente y el volteó a verla. Traía una bata de seda y encima se había puesto un albornoz que hacía juego con la bata.

— ¿Si? —tragó grueso y dejó el vaso en la encimera.

— ¿No crees que ya estamos lo suficientemente grandes como para hablar claro? —dijo acercándose a él.

— Estoy de acuerdo mi May. —la miró fijo.

— Bien. —sonrió y colocó las manos en su pecho. — Entonces hagámoslo. —movió sus manos acomodándole el cuello de la camisa.

— ¿A qué te refieres? —la observó con una lucha interna entre tomarla de la cintura o meter las manos en sus bolsillos, ganó la primera opción.

— Quieres llevarme a la cama, y yo no voy a negar que también quiero. —dijo seriamente y el ladeó la cabeza.

— No so... —Mayte colocó un dedo sobre sus labios.

— Shh, déjame hablar. —sonrió. — No tenemos que involucrar sentimientos, tu te quitas las ganas y yo también. —se encogió de hombros. — Ambos la pasamos rico y ya.

Manuel no podía creer que le estaba proponiendo aquello, el sabía perfectamente que ella no tenia relaciones sexuales por hacerlo. Pero tampoco iba a rechazarlo, si ambos estaban de acuerdo ¿cuál era el problema? Nadie tenía porque saberlo.

— ¿Estás segura? Digo, tu no haces las cosas así. —le acarició la cintura.

— Lo estoy gordo, si no, no te lo habría dicho. —sonrió. — ¿O no quieres?

— ¿Bromeas? Te deseo Mayte. —la pegó contra su cuerpo para que ella sintiera la erección que le había provocado por segunda vez en el día.

Mayte se mordió el labio inferior, sabía que tarde o temprano aquel juego se le saldría de las manos y terminaría llorando, pero estaba muy consiente de lo que hacía. Llevó los brazos a su cuello y él la apretó contra su cuerpo, juntaron sus labios en un beso que comenzó lento pero poco a poco iba tomando intensidad. Sus lenguas bailaban al mismo ritmo, y las manos de él recorrían muy la espalda de ella .

Un mes juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora