Desde aquella conversación no habían vuelto a tocar el tema, sin embargo Manuel se había comenzado a comportar un poco extraño. Sentía que la observaba más que antes, y tenia ciertos acercamientos que le ponían los nervios de punta. Tal vez solo quería descargar su necesidad de hombre, pero ella no iba a caer en su juego, ya no estaba para eso.— Hola. —dijo tomándola por detrás haciendo que May se sobresaltase.
— ¡Gordo! —soltó un gritito. — No hagas eso.
— ¿Por qué? —rió.
— Me asustas, hombre. —lo observó.
— ¿Quieres ir a cenar? Me recomendaron un restaurante y quiero ir.
— ¿Conmigo? —levantó las cejas.
— Sí Maytis, contigo.
— ¿Solos? —Manuel asintió.
— Nos pueden reconocer, gordo.
— ¿Y qué? —se encogió de hombros. — Los amigos también salen a comer.
— Oh sí, claro. —sonrió un poco. — Ya vuelvo, voy a arreglarme.
— Así estás hermosa. —dijo mirándola de pies a cabeza, el pecho de Mayte se volvió rojo.
— Cállate, ¡estoy pants y despeinada!
— Y aun así, te ves preciosa. —la miró fijo.
— Tu estas loco, gordo. —rió y caminó rápidamente hasta su habitación. Ya se le estaba haciendo costumbre decirle ese tipo de cosas que la ponían nerviosa, sentía que iba a caer en sus brazos como una adolescente.
Casi una hora después, Mayte salió de su habitación, traía puesto unos pantalones negros ajustados, una blusa azul eléctrico que contrastaba a la perfección con su piel pálida y unos tacones que la hacían ganar un poco de estatura. Su pelo rubio caía en olas por sus hombros y su maquillaje suave resaltaba sus rasgos. Parecía una verdadera obra de arte. Manuel se quedó boquiabierta sin saber que decir al verla, estaba comenzando a sentirse muy atraído por ella, ya la había visto recién levantada, enojada, dormida, estresada, lavando platos, meditando, y cada nueva faceta que descubría le gustaba mas y confirmaba lo que ya sabia. Pero no quería que ella pensase que lo hacia por despecho.
— ¿Tengo algo en la cara? —preguntó observando como la miraba sin decir nada. — ¿Me veo mal? —Manuel carraspeó.
— Al contrario mi May, voy a ser la envidia de todos los hombres esta noche. —sonrió y metió las manos en los bolsillos de su pantalón. — Estás hermosísima. —comentó haciendo que sus mejillas se sonrojaran.
— Tu también estas muy guapo, gordito. —se acercó acomodándole el cuello de la camisa. — ¿Nos vamos?
— Si, sí. —sonrió y salieron del departamento.
Ninguno de los dos decían algo, solo se echaban miradas y sonreían como un par de adolescentes, los sentimientos de May hacia el estaban renaciendo y los de él floreciendo. Sabían que hace muchos años habían dejado algo pendiente que debían resolver. Subieron al auto, y él manejo unos cuantos minutos. Mayte encendió el reproductor de audio y comenzó a sonar una canción en la voz de él, que ella conocía muy bien.
Volteó a verlo y sonrió.
— Esos labios, yo sé que son sabios, necesito que me enseñen más. —cantó y ella suspiró.
— Gordo, ¿sabias que eres tu el que inspiró esa canción?
— ¿De qué hablas? —rió.
— Cuando la íbamos a grabar nosotras, la escritora me pidió que le contara una historia de amor. —sonrió nostálgica. — En ese tiempo tu y yo, ya sabes... estabas con miles y no me hacías caso.
— No, May. —negó riendo. — Estaba distraído.
— Está escrita toda para ti. —suspiró y juntó sus manos comenzando a moverlas como de costumbre cuando se sentía nerviosa.
— Qué curioso. —dijo volteando a verla rápidamente. Mayte lo miró fijo. — Es una canción que me gusta mucho, por eso la elegí, y ahora que me dices esto creo que entiendo por qué me gustaba tanto. —colocó la mano en la pierna de ella.
— Gordo... —May observó la mano de Manuel y colocó la suya encima.
— Siempre fui un estúpido, Maytis. —se detuvo en el semáforo y volteó a verla.
— Ya pasó, no importa... —bajó la mirada a sus manos.
Manuel acercó su mano haciéndola levantar el rostro, la observó fijamente y comenzó a acercarse a ella. Mayte sintió sus respiración entrecortada y se quedó inmóvil, no sabia si aquello realmente estaba pasando o era producto de su imaginación.
El sonido de un claxon los hizo volver a la realidad, Manuel se acomodó rápidamente, no sin antes echarle una mirada a Mayte en señal de que aquello quedaba pendiente, y siguió manejando hasta llegar al restaurante.
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Un mes juntos.
FanfictionLa conductora de un programa de espectáculos informó que es un hecho la separación entre Lucero y Manuel Mijares, le han confirmado que el cantante vive desde hace por lo menos un mes en casa de su amiga Mayte Lascurain, integrante del trío Pandora.