CAPÍTULO III

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Parte 3

– Es aquí – anuncio Jimen enfrente de la gran cueva, donde una gran energía de stasis podía sentirse, causando escalofríos a los presentes – no sabemos que puede haber con seguridad, el hechizo que utilizo tiene mucha stasis y eso logra debilitarnos, no podemos utilizar nuestros poderes y mucho menos entrar – volteo a mirar al grupo de aventureros – corren gran peligro, el stasis es la energía opuesta del Wakfu, podría corromperlos, si deciden irse los comprenderé y no guardaré rencor, pero la parte egoísta de mi me pide hacerlos quedarse a derrotar este enemigo así que... por favor ayúdenos –

– Tranquilo, hemos peleado con grandes cosas esto no será nada – PinPan dio un paso al frente – ¿no es así amigo? –

– Por supuesto, demos una paliza a ese tonto feca – se pronunció Rubilax.

– Bien dicho rubí ¡Adelante amigos! – grito con entusiasmo.

– ¡Espera PinPan...! Ese tonto cerebro de yop – se quejó Eva al ver entrar a su marido a la cueva corriendo como un chiquillo.

– Tranquila Eva, es PinPan después de todo, vamos Claennis – animo Yugo entrando detrás de PinPan con gran energía, siendo seguido por una dudosa peliblanca.

– Ten cuidado princesa, si no quieres ir mis brazos están abiertos para consolarte y mantenerte sana y salva – coqueto Yangyin abrió sus brazos, Claennis no mentiría, aquella opción no le desagrado tanto como pensaba al sentir la energía maligna que la hizo detenerse, aunque no tuvo tiempo de responder antes de caer dentro del portal que se abrió debajo de sus pies y desparecer de la vista de los demás, dejando el sonido de un gritito.

– Ese niño es un tacaño – frunció sus labios en un puchero dejando caer sus brazos de mala gana.

– Bien como sea, vamos antes de que esos tres se metan en problemas – cansada Eva camino con los demás detrás –

– Estas segura, creo que no es necesario que vayamos todos, es decir somos demasiados – hablo el Anutrof reacio a entrar.

– No Ruel, ahora camina – soltó decidida la ocra acompañada de sus dos retoños a cada lado, hablando de la gran aventura que vivirían y los traseros que patearían.

– Suerte chicos – dijo al viento Jimen al verlos entrar en la oscuridad hasta que desaparecieron de su vista.

– Tranquilo lo lograrán – consoló Yangyin posando una de sus manos en el hombro del más bajo y dando un ligero apretón – Son fuertes – observo la gran cueva que se alzaba frente a él, ahora su libertad dependía de ellos.

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– No fue buena idea venir – dijo la peliblanca escondida detrás de una roca, observando la pelea que se desarrollaba enfrente, mientras los dos hombres peleaban con todo lo que tenían contra aquel monstruo – Yugo deberías tener más cuidado – preocupada casi salió corriendo hacia el Selatrop que había sido golpeado.

– Está bien... no te preocupes – forzó una sonrisa apretando sus dientes aguantando el dolor – Quédate atrás – pidió levantándose y sacando sus dos espadas de los portales volviendo a luchar contra el monstruo.

Enfrascados en su lucha ninguno noto el gran cien pies que salía detrás de Claennis, rápidamente se abalanzó contra la peliblanca enrollando su gran cuerpo, como si fuese una víbora sacándole un grito de dolor que alertó a al Yopuka y el Selatrop – ¡Como agh! – con sus manos propinó golpes en el cuerpo que solo la apretó más dejando oír el crujir de sus huesos - agh duele – un fino hilo de sangre empezó a salir de las comisuras de sus labios.

Les Ailés (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora