CAPÍTULO VII

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     Dentro de la posada en cama, la alada descansaba de sus heridas, aún cuando la doctora le había curado la mayoría de sus heridas, necesitaba recuperar la mayoría de su fuerza.

 Y a pesar de que había decidido olvidar el tema no pudo hacerlo a un lado, sus pensamientos eran diversos y juraba que de tanto pensar su cabeza ya comenzaba a doler.

La mujer con la que se había enfrentado había dejado claro que a quien buscaba era a ella, la razón detrás de esto aún no la sabía, no encontraba la conexión entre ambas, mucho menos si ella nunca había salido de su casa cuando vivía en Amakna.

Su problema se complicaba, pues ahora buscaba también a Yugo por culpa suya, sin ni siquiera una explicación, la otra ya le había amenazado con el muchacho, sumándole los extraños sentimientos que le causaba estar con el hombrecito, aunque no era tonta, sabía hacia donde se dirigían.

Las dudas comenzaban a brotar dentro de su corazón, sus padres y su vida humana alejada de peligros o vivir aventuras como había soñado cuando era una niña y recorrer el mundo siendo una heroína.

Conocer el mundo como ella quería, y seguir ese sentimiento de proteger y acompañar a Yugo, tenía claro que él no necesitaba su protección, era ya un aventurero experimentado, un hombre en el cuerpo de un niño pero fuerte y capaz, un rey, además ya tenía a alguien en su corazón, aquella información no le importaría tiempo atrás, pero ahora... se sentía envidiosa de aquella dueña del corazón del selatrop.

Y aun sabiendo eso sentía la necesidad de ir, protegerle mientras pueda y con lo que pueda, vivir a su lado todas aquellas aventuras soñadas.

Sonrió irónica sabía lo que haría, después de aquella aventura su vida jamás seria la misma, no podría volver atrás.

Si, podría irse, volver a casa y nunca más ver a los chicos, olvidar la estúpida idea de vivir aventuras y vivir plenamente... seguir deseos ajenos e ignorar los suyos, volver a esa monotonía sintiéndose muerta en vida, sin propósito ni metas.

Se dio un golpecito en la cabeza, no importaba cuantas vueltas le diera, ya había decidido en el momento en el que subió a ese barco.

Los acompañaría incluso si sus sentimientos crecían y se sabría no correspondida por Yugo.

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Los héroes del reino sadida se encontraban debatiendo la situación, aun les quedaba ir a los bosques y la situación ya se complicaba, esta vez el Selacubo y los dofus selatropes no estaban relacionados. Pero el wakfu si, otra arma peligrosa ya estaba en manos de un enemigo.

Solo los Selatrop podían manipular el Wakfu, y aquello los dos hermanos sabían que había sido una explosión de la energía vital, alguien más había descubierto como utilizarlo y además el tema del arma nueva los dejaba con una gran incertidumbre.

– Ella tiene que saber algo – menciono de repente Eva – se enfrentó a ellos debería de tener alguna información – refiriéndose a Claennis.

 – Es verdad por ahora es la única fuente de información que tenemos – secundo Adamai

– Menciono que nunca había salido de Amakna, no creo que tenga que ver con ella – respondió Yugo a Eva al escuchar su tono acusatorio y a la defensiva – me buscaban a mí, pero no sabe porque, quizás buscan el Selacubo – aquella era la teoría más concreta por ahora, esa era un arma buscada y codiciada, además explicaba porque habían ido expresamente a buscarlos.

– si pudo tener una pelea para quedar así de lastimada yo creo que sí que sabe algo, sin experiencia alguna les dio frente – le respondió furiosa – dio la cara y aun lastimada pudo llegar hasta ti, de seguro es una mentirosa que sabe que sucede con exactitud y solo finge, nadie sabía cuándo llegaríamos Bonta, solo nosotros y ella, desaparece unas horas y pasa esto mágicamente –

Les Ailés (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora