Capítulo IV

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– ¡Claennis baja, la gente empezara a llegar! – Grito la ocra a su hija, necesitaba que empezara a hacer los preparativos para comenzar la jornada de ese día – ¡Clae! – grito una vez más.

La respuesta no llego y pensó que quizás se había escapado para volar un rato, con un suspiro se retiró a la cocina, tendría que desinfectar las verduras y encender el horno.

El tiempo pasaba y la chica no se pronunciaba, aquello ya la estaba molestando, pronto los demás trabajadores llegaron y la taberna comenzó a llenarse de comensales, molesta por su tardanza decidió darle un castigo en cuanto llegara a casa.

Terminando el día, fue rápidamente a casa, gritando su nombre sin ninguna contestación, subió a buscarla a su habitación y su baño, sin alguna nota, la preocupación empezó a crecer en su corazón.

Corrió por el bosque hasta llegar al claro buscando a su hija, sin ningún indicio de su presencia, asustada corrió de vuelta a preguntar a los vecinos y habitantes, nadie la vio salir, la última vez que la avistaron fue con un chico de gorro extraño la noche anterior.

Con preocupación, pidió ayuda, sin ningún éxito, nadie la encontró. Trato de calmarse a sí misma, quizás solo voló un poco lejos y se puso a descansar.

Con angustia los días pasaban, se convertían en semanas y un mes se cumplió desde la desaparición de su hija.

Tratando de distraer su mente que solo la atormentaba al pensar en cómo estaría su pequeña ¿habría comido? No le agradaban los pescados ni comidas ácidas, ¿Estaría herida? Solía esconder sus malestares y a menos que se complicará no diría una palabra, ¿Estaba en problemas? Solía hablar de más y ser bastante provocativa cada que se ponía tensa, tal vez la secuestraron, quizás ella ya no... desesperada saco eso de su cabeza, no, ella estaría a salvo, era fuerte, era su hija.

Su angustia parecía no tener fin, los aldeanos también se preocuparon pero no podían hacer más que ella, los comerciantes intentaron tener noticias, sin ningún resultado que pudiera traer alivio a la pobre madre desconsolada.

Les Ailés (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora