Capítulo III

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– Es increíble Ruel – reclamo la ocra – nos desviamos miles de kilómetros de nuestro destino... otra vez... por tu culpa –

– ¡Ah! No pasa nada, solo tenemos que volver no – nervioso rasco su cabeza, llevándose una mirada de reproche de la rubia.

– Sé que eres viejo, pero no creí que pronto te daría demencia senil – divertida Amalia lo codeo.

–Más respeto jovencita – regaño Arpagona a lo que Elely la golpeaba –

– ¡Oye! – se hizo a un lado sobando su brazo.

– Esto solo nos pasa contigo, no puedes quedarte dormido mientras navegas – renegó la rubia.

– Agradece que esta vez no fingió un ataque al corazón – PinPan se burló – oh no será otra de tus tretas en busca de un tesoro eh viejo amigo – movió las cejas sugestivamente.

– Esta vez no, lo juro por anutrof, ya encontré el mejor tesoro – con ojos brillantes miro a su esposa, levanto su mano al pecho a la altura del corazón – además ya soy un anciano, que esperaban – sonrió Ruel en una sonrisa abierta.

– Está bien no pasa nada, calmémonos y veamos el lado bueno, podremos comer – con mirada hambrienta Elely observo la aldea de la isla donde estaban varados.

– En serio solo piensas en comer en esta situación – regaño Claennis.

– No digas que no quieres, todos sabemos que estas harta de comer pescado – ambas se miraron retadoras ¿cómo negaba aquella acusación? Simple, no podía.

– Olvídenlo, solo sigamos una nueva ruta – pidió Yugo sacando su mapa, mismo que le fue arrebatado por Claennis, sorprendido la volteo a ver, mirando no solo a la alada si no a las 4 mujeres que los acompañaban y una pequeña Elely mirándolo con seriedad – ahora que sucede – dudosos dio un paso atrás, como estas hermosas y tiernas mujeres lograban verse tan intimidantes.

– Sucede que eh viajado en este barco por semanas, y mi cabello necesita ser lavado – Amalia lo miro enojada y caprichosa.

– Necesito estirar las piernas en tierra, y un poco de descanso – agrego Arpagona

– Me cuesta decirlo, pero Amalia tiene razón bajemos a echar un vistazo – PinPan rápidamente quiso correr al oír esto de los labios de su esposa, carrera que se vio interrumpida por Adamai que lo tomo de la capa negándole avanzar

– Por supuesto que no, hay que irnos, no venimos a cumplir caprichos – sentenció Adamai

– Es verdad tenemos que seguir, querida – Ruel trato de convencer a su esposa.

– Seguiremos – concluyó Yugo

– Así es, Yugo es el jefe – Flopin cruzó sus brazos poniéndose al lado de Adamai.

– Claro que no hermanito, la jefa es mamá – le saco la lengua la pelirroja.

El equipo se dividió en dos, mujeres y hombres mirándose severamente.

– Dame el mapa – le pido a Claennis estirando la mano – vamos a seguir - autoritariamente dio un paso al frente, sintiéndose respaldado por los demás que asintieron.

– Iré a tomar un baño y descansar – Amalia los miro con asco – no ven cuanto apestan –

– Aun así, no bajaremos – con ceño fruncido enfrentó a la princesa.

– Es el olor a héroe – orgulloso el Yopuka hizo pose heroica.

– Entrégalo Claennis – pidió el selatrop

Les Ailés (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora