Les Ailés (EDITANDO)

Capítulo VI

Ajenos a lo que sucedía en aquella región un nuevo día comenzaba, pronto la hermandad se separaría para ir a sus respectivos hogares, a petición de los niños la familia Percedal decidieron quedarse un momento más.

Ruel y Arpagona obtendrían alojamiento y comida gratis por un tiempo, la única dispuesta a irse era la princesa Amalia, no podría soportar estar más a en el lugar, era la princesa Sadida, hija del Rey Sadida Sheram Sharm, Amalia Sheram Sharm, su pueblo la necesitaba, su padre finalmente estaba mejorando y su deber era poner menos carga sobre sus hombros.

Además de la actitud orgullosa y caprichosa, estaba decidida a no hablar por un tiempo con Yugo, por idiota, no lo necesitaba, aun si le dolía aquel rechazo. Tan dentro de sus pensamientos estaba que no se fijó de la pequeña piedra que estaba en su camino haciéndola tropezar cayéndose de frente.

Preocupado Yugo fue a tratar de ayudarla – ¿Estás bien? ¿No te hiciste daño? – pregunto mientras le ofrecía su mano, inmediatamente la chica se puso de pie ignorando la ayuda pasando por su lado – No más del daño que tú me hiciste, no necesito tu ayuda y tu protección Yugo – orgullosamente camino hacia el animal para montarlo yéndose del lugar, mientras cabalgaba sintió su pecho oprimirse, no era su intención causar esa expresión en el rostro del chico.

Afectado por sus palabras y sorprendido simplemente la vio irse, estaría bien, había sido su decisión. Inhalo profundo y regreso a la casa con el dolor de su corazón, necesitaba distraerse, dejar de pensar por un momento en ella.

Pronto noticias se empezaron a esparcir el bosque rojo, llamado así debido a la abundancia de plantas de color rojizo, había sido destruido, personas habían perdido la vida, drenados de toda vitalidad quedaron como simples cascarones, ¿lo peor? Había un segundo bosque destruido.

El Reino Sadida duplicó su vigilancia, la princesa se encontraba ocupada tratando de poner orden, dar seguridad al pueblo y tratando de obtener ayuda de los demás reinos, cosa que como seré no resultaba, Armand se ocupaba en aumentar las tropas y entrenado nuevos reclutas, dejando así a su padre ocupándose solamente de situaciones internas, pero a pesar de los esfuerzos de la realeza, la inquietud aún se sentía por todo el reino. Sin embargo eso le hacía un bien a Amalia, cada vez sus pensamientos dejaban de lado al Selatrop, poco a poco el dolor iba menguando, y la idea de que volvieran a aquella inocente amistad le alegraba el día, después de todo apreciaba a Yugo como un gran amigo.

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En Amakna Yugo se preparaba para una nueva aventura Adamai le acompañaría, esta vez ambos harían las cosas bien, el Selacubo y los dofus Selatrop no formarían como parte de sus armas, Ruel no dudo en dar su ayuda era viejo pero aun así ayudaría a aquel que también era como su hijo en esta nueva batalla, esta vez una integrante más acompañaría a la hermandad, Arpagona no dudó en unirse, como una compañera fiel estaría al lado de su esposo.

Serian ellos cuatro cuando PinPan, Eva y los pequeños llegaron al lugar, aquel también era su deber, el pequeño integrante quedaría a cuidado de Alibert. Elely y Flopin, no dudaron en acompañar a sus progenitores, sin la compañía de la princesa Sadida y última integrante de la hermandad emprendieron su viaje.

Llegaron a la parte sur de Anakma sin ningún incidente, abordarían un barco y visitarán los dos bosques de Brakmar. Mientras caminaban por las calles escuchaban de la gran fama del Restaurante de Alex, más aunado a que era barato Arpagona y Ruel no dudaron en ir hacia el establecimiento.

Cansados y hambrientos tomaron una mesa, justo en el momento donde en el pequeño escenario una chica salía a bailar la música comenzó a sonar, con movimientos suaves y fluidos se movió por el escenario, encantando a quien la viera, de hermosos ojos azules, piel clara, una bonita sonrisa adornando sus belfos color durazno, un cuerpo delgado, caderas anchas y piernas torneadas.