No es suficiente.

9 3 0
                                    

—Vamos, Kookie perdóname —Jimin caminaba atrás de Jungkook intentando hablar con él. Pero el pelinegro lo ignoraba y seguía metiendo cosas al carrito de compras.

Caminó más rápido y se colocó enfrente de Jungkook impidiéndole el paso.  

—Te dije la verdad, solo estaba viendo el contenido de sus bolsas porque me pareció ver el nuevo teléfono que vi en la televisión.

Jimin lo tomó del rostro y junto sus frentes.

Jungkook no estaba molesto, eran contadas las veces que se había molestado con Jimin y en menos de una hora ya estaban arreglados. Solo quería molestar un poco al rubio. Apretaba sus dientes para aguantar la risa que pedía a gritos salir de sus labios. Eran tan difícil. Su rostro empezó a hacer muecas que Jimin interpretó como enojo.

La cosa era que Jungkook había pillado a Jimin mirando fijamente a un hombre de unos treinta años que tenia unas bolsas en su mano derecha, no iba a mentir, era guapo.  Pero por molestar a su novio lo reprendió acompañado de una escena de celos. No obstante ya no soportaba ver los ojitos tristes de la luz de su vida.

Acortó la distancia que los separaba y lo besó con amor.

—Lo siento —en medio del beso habló.

—¿Por que? —Jimin acariciaba sus cabellos con fervor.

Disfrutó unos segundos más el tacto de las manos de Jimin en su cabello.

—No estaba enojado. Solo quería fastidiarte un poco —rió al final.

Jimin le regaló una mirada furiosa antes de caminar lo más rápido posible lejos de él. Jungkook se preocupó y no dudo en ir tras él dejando las compras atrás.

—Bebé —hizo que Jimin girara el cuerpo y cuando lo hizo vio como con una de sus manos intentaba apresar la escandalosa risa que al final no pudo resistir por más tiempo.

Unas dulces carcajadas podían ser escuchando el pasillo de las legumbres. Los dos chicos se miraron a las caras riendo por sus ocurrencias. Tan tontos y hermosos por igual.

Ingresaron al hogar con las manos repletas de bolsas. Cada domingo iban al supermercado para que no les faltara nada en la semana. A Jimin no le gustaba mucho salir si no era con Jungkook y por eso ambos se aseguraban de tener todo listo.

Estaban recostados en la habitación cada uno revisando sus teléfonos mientras que sus pies se acariciaban entre sí debajo de las sabanas.

En un momento dado el estómago de Jungkook sonó seguido por el de Jimin.

—Creo que es hora de ir a cocinar.

Jimin asintió y juntos fueron a la cocina a complacer sus escandalosos estómagos. Prepararon algo rápido y se sentaron a comer mientras hablaban de cosas banales. En medio de la conversación, Jungkook recordó algo que tenia que decirle a su novio.

—Cielo olvidé decirte que mañana vendrán los chicos a hacer un trabajo que tenemos —tomó un poco de agua —Taehyung, Namjoon y Hoseok, ¿Recuerdas?

Jimin alzó el pulgar en señal de aprobación porque tenia la boca llena de pasta.

—Ellos quieren conocerte así que les dije que podían venir a hacerlo aquí.

Habían terminado de comer ya y estaban recogiendo los platos.

—Está bien, debería ir a comprar alguna cosas para cocinarles mientras estudian. 

Jungkook negó repetidamente.

—No, cariño. No es necesario. Yo comprare algo en el camino.

Un puchero inconsciente escapó de los labios del contrario.

—Pero quiero hacerlo —capturó los labios abultados de su querido entre sus dientes y luego los besó con parsimonia.

—Todo lo que Minnie quiera —se miraron mutuamente sonriendo.

La noche caía sobre todos en la cuidad, la luna alumbraba las calles para todo aquel que la necesitara, siendo la protagonista en ese momento. Sin embargo, Jimin y Jungkook estaban absorto de todo eso, entre ellos solo existía la mirada y el amor del otro. Con las luces apagadas siendo iluminados por la bella noche, se besaban dulcemente sin ninguna intención de por medio. Degustaban y disfrutaban de los labios del contrario como si ya no conocieran cada partícula de esa zona. Como si fuera la primera vez. 

—Te amo tanto Jungkook que siento que la palabra "amar" no es suficiente —repartida besos por todo el rostro de su lindo novio con los dedos entre su cabello dando leves caricias.

—No necesitamos de cosas tan usadas para describir esto —los señaló a ambos —Porque no hay nada que se compare y nunca lo habrá, mi rayo de luz.

La noche cada vez se hacia más oscura, si es que eso era posible. Las personas ya estaban en sus casas, solo algunos aún caminaban sin un rumbo aparente en medio del frío. Un día más había llegado a su fin como lo dictaba el ciclo de la vida. Sin embargo, aunque la tierra se acabase, aunque llegase algo y arruinase todo lo que existía de manera repentina y no hubiera una forma de empezar desde cero, esos dos chicos que habitaban en una pequeña y corriente casa en medio de un lugar insignificante se seguirían amando hasta que el último hueso de sus cuerpos dejara de existir y aun así el amor perduraría, porque amar no es solo tocar, decir palabras bonitas, o dar detalles, el verdadero amor era algo que solo ellos dos conocían. 
















So Cold |KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora