No estoy dispuesto a soltarte

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Flashback.

Jimin estaba en la cocina preparando el almuerzo cuando empezó a sentir como su corazón comenzaba a latir de una manera que no era normal. No era la primera vez que le pasaba así que sabia de antemano que era lo que lo estaba generando. Se apoyó de la encimera e intentó respirar lentamente. Lo único que podía hacer era esperar. 

Siempre decía que tenia que vivir cada día como si fuera la última vez ya que, según él, nunca se sabia cuando podía llegar algo y acabar con su existir. 

Desde que sus padres murieron no había un día en la vida que no recordara eso. Aún recuerda el desgarrador sentimiento que amenazó con romper su corazón cuando recibió la noticia de que su padre, el mejor hombre que alguna vez había conocido, había muerto. Pensar en eso hacia su interior arder de tristeza. Él y su madre estaban destrozados, solo se tenían el uno al otro, eran una pequeña pero linda familia de tres que se había reducido a una sola persona.

El padre de Jimin murió por una extraña enfermedad hereditaria que le ocasionó un infarto y a los pocos días se llevó con él a su madre, quien no soportó la perdida del amor de su vida y murió repentinamente. 

Fue una tragedia. Observó la fecha en el calendario recordando el día que todo sucedió: un primero de abril, solo que hace cuatro años.

Quedarse sin nada de un momento a otro no era algo que cualquier persona podría soportar. Descubrió que era más fuerte de lo que pensaba.

Esa extraña enfermedad que acabo con todo lo que amaba, también él la padecía, por esa razón prefería quedarse en casa sin hacer ningún esfuerzo que pudiera complicar las cosas. El lado bueno era que la mayoría de las personas que la tenían podían llevar una vida normal el resto de su vida.

Su corazón se calmó y se permitió seguir con lo que estaba haciendo, Jungkook no tardaría de llegar y quería sorprenderlo con mucha comida en ese día que era tan especial. 

Justo hoy, primero de abril, se cumplían cuatro años desde la muerte se llevó con ella las personas más nobles de su vida.

Cocinó todos los ingredientes y esperó pacientemente que el pelinegro llegara a casa. No tuvo que esperar mucho pues en poco minutos el sonido de la puerta anunció la llegada de alguien.

—Compré algo para ti —en una de sus manos, Jungkook tenia el postre favorito de Jimin más dos rosa blancas.

Jimin no duró en derramar unas cuantas lágrimas. Jungkook recordó que eran las rosas que el  padre de Jimin le regalaba a su esposa en todos sus cumpleaños y por eso las había comprado.

No dudó en aproximarse a él.

—No llores, cielo —lo abrazó fuertemente —Estoy aquí para ti, siempre lo estaré.

Besó su frente al separarse y lo ayudó a limpiar las lágrimas.

—Huele delicioso —halagó ingresando a la cocina.

Jimin soltó una risita y se dispuso a poner la comida en la mesa pero solo colocó un solo plato.

Jungkook lo observó sin entender.

—No tengo apetito, Kook —susurró.

El pelinegro sostuvo el rostro de Jimin con sus manos y lo miró fijamente mientras pasaba sus labios por la zona.

—Vamos, Minnie —acarició sus mejillas —Una vez me contaste que tu madre siempre reprendía a tu padre cuando no comía por el trabajo. Ademas, se me ocurrió la grandiosa idea de que podemos comer mientras me cuentas como se conocieron.

So Cold |KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora