Que egoísta, cielo.

24 4 0
                                    

El sol de aquella mañana sintió envidia por primera vez desde su existencia ya que la sonrisa de Park Jimin estaba lista para quitarle el trabajo y iluminar a todas las personas que habitaban en este mezquino mundo. EL chico se levantó temprano aquella mañana y mientras le proporcionaba agua a las pequeñas plantas que adornaban su hogar pensaba en lo feliz que era desde que había conocido a Jungkook.

El mencionado llegó a su vida cuando creía que todo ya estaba perdido, había recibido una noticia más que lamentable y poco a poco veía como su mundo se estaba derrumbando. Pero Jungkook fue la luz al final del túnel, así de simple. Era lo mejor que le había pasado. Y si el destino se los permitía esperaba estar con él por el resto de su vida.

—Soy un completo idiota.

El chico que robaba sus suspiros salia del hogar con una cuchara en su mano mostrando una mueca un tanto avergonzada y graciosa en su rostro.

—¿Qué hizo ahora mi bello novio? —interrogó con burla. Se levantó del suelo limpiando sus manos con su pantalón dando por acabada su tarea de regar las plantas.

Jungkook dejó escapar una pequeña risa antes de abrir de nuevo la puerta para que ambos ingresaran al hogar.

—Llevo aproximadamente diez minutos hablando contigo —se dirigió a la cocina — y al no escuchar una respuesta de tu parte decidí dejar de lavar los platos y ver por que no respondías —río escandalosamente —Grande fue mi sorpresa al notar que no estabas dentro de la casa.

Jimin por poco deja caer el envase de agua que tenia en la mano. Se reía tan fuerte que varias lagrimas se deslizaron por su rostro. Tomó a Jungkook de los brazos para apoyarse en él y así no caer al suelo. Por otro lado el pelinegro estaba igual o peor que él, la escena era tan graciosa de ver.

—Eres un tonto —apenas podía respirar.

Jungkook concordó y en medio de las risas besó sus labios.

—Un tonto que te ama con todo lo que tiene.

Se miraron a los ojos ya calmados.

—Eso nunca lo dudaré, dulzura —dejó un casto beso en su mejilla.

Jungkook le dio una nalgada antes de que Jimin pudiera alejarse del todo. Estaba perdidamente enamorado por ese chico y ni el mismísimo diablo podía hacerlo cambiar de opinión.

Después de eso cada uno se fue por su lado, Jungkook fue a terminar unos trabajos de la Universidad mientras Jimin... bueno, no sabía realmente lo que hacía.

Habían días así, no eran unos pubertos que necesitaban siempre tener las manos encima del otro o morirían. Tampoco eran dependientes él uno del otro, se daban su espacio y lo mejor de todo era que coincidían, a veces Jimin lo dejaba solo cuando hablaba con sus amigos o para estudiar para un examen. Por su lado sabia que el mayor necesitaba tiempo a solas a pesar de estar la mayoría del tiempo en casa. Se complementaban muy bien.

Luego de exactamente una hora y media se reencontraron en la cocina para comer un poco de pastel que en conjunto hicieron el día anterior. No ha sido el mejor que han horneado pero fue hecho con amor o eso fue lo que Jungkook dijo para tapar lo mal que había quedado. 

Entre risas y burlas hacia ellos mismo terminaron el postre con facilidad.

—Iré al parque a correr un rato ¿Quieres acompañarme? —Se levantó y tomó los platos

Hizo de correr un habito desde temprana edad, le gustaba la sensación.

—Sabes que no puedo, Kook —pronunció Jimin triste y él no dudo en tomarlo de la cintura y pegarlo a su cuerpo después de dejar los platos en la cocina.

So Cold |KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora