―Toda historia tiene su razón de ser, o eso me he esforzado en creer para afrontar los obstáculos de esta feria llamada vida―tomo aliento― la razón por la que he decidido externar mis pensamientos es porque ya no deseo callarme y sé que lo que te callas en algún momento te ahoga, y como no deseo hablar, escribo mis experiencias.
La sala está llena de periodistas que preguntan sin orden, de alguna forma lo que creí cuando era más joven se hizo realidad, todo aquello que me recriminaba o me dolía sólo estaba en el pasado, jamás lo olvidaba pero tampoco me castigaba, me había convertido en alguien madura y consciente de sus errores, había dejado detrás las culpas y ese sentimiento absurdo de perfección, me había convertido en humana, o en palabras más simples: en la Eileen que deseaba ser a los 17.
―Sí, el chico de camisa azul―le cedo la palabra a un chico que luce muy entusiasta y por alguna razón me recuerda a él―¿Cuál es tu nombre?
―Ereny Negrete, señorita Shamsiel―dice feliz―¿Puedo preguntarle, qué es lo que más se le dificultó al escribir este libro?
Sonrío, incluso tienen el mismo nombre―Como todo en la vida hay obstáculos―recuerdo los momentos en que me sentí frustrada y como era ahora―lo que te puedo decir es, que lo más complejo de toda esta travesía al escribir Temores, fue dejar los propios para liberarme y plasmar mis experiencias, pensando en que quizá, quién me leyese podría pasar por lo mismo y encontrar probablemente algo de consuelo en mis palabras, para darse cuenta que, no todo lo malo dura toda la vida, las personas probablemente no recuerden nada mañana, pero tú sí lo harás, depende de ti si lo olvidas, te castigas o aprendes de ello.
El chico sonríe dulce y complacido con mi respuesta―Muchas gracias, sin duda podemos ver gran parte de su esencia en sus escritos y lo bien que supo plasmar el consuelo en papel―le pasa el micrófono a la chica del staff y toma asiento.
―Muchas gracias, estoy segura de que será un periodista exitoso con ese entusiasmo tan presente en usted.
Busco entre los presentes alguien a quién pueda cederle la palabra, alguien que sea interesante, de esa manera termino cediéndole la palabra a una chica que me recuerda a mí a los 20― ¿Sí?
―Hola señorita Shamsiel, me llamo Levana y si me lo permite, quisiera preguntarle ¿por qué Shamsiel?
Me entusiasma la seriedad con la que hace su pregunta y le sonrío, tampoco es como si yo fuese vieja, digo, recién cumplí 30 pero no quita que adoro ver personas que me recuerdan a mí.
―Claro, dime, ¿has leído el libro de Enoc?
―Por supuesto, es de vital importancia conocerlo en la actualidad.
―Muy bien, en el libro mencionan a los vigilantes, uno de ellos, específicamente el 16° fue Shamsiel, independientemente de todo lo que lo caracterizaba, me gustó la parte en que custodió el Edén al ser expulsados Adán y Eva y que en algunos casos todavía se le considera un gobernante del cuarto cielo, y para mí eso es la lectura, justo como el cuarto cielo.
―Muchas gracias, me gustaría entrevistarla más extensamente en el futuro.
―Con gusto.
El público me observa con curiosidad y no doy lugar a que se hagan preguntas al respecto, me gusta pensar en mis tiempos de adolescencia, donde así como me sentía invencible, también me caía y creía que sería eterno.
Sus palabras muy clavadas en mi mente me hace sonreír:
―¿Quién te detiene? Puede que algún día seas esa gran escritora que deseas ser, imagina una sala llena de gente que desee saber tu inspiración, metas y proyectos.
―Claro, como si eso sucediese.
―¿Y por qué no? De la misma forma yo seré un basquetbolista exitoso y entonces, escribirás sobre mí.
Ay amor mío, escribí sobre ti pero no de esa forma en que esperábamos, a final de cuentas la vida nos enseña a su manera y nos guía a lo que nos corresponde. Pero, si te digo algo donde quiera que estés, cumplí mi promesa.
Bueno miedosos esta es una probadita de esta historia que espero los enganche.
Besos en el cashete
Andy Grigori.
ESTÁS LEYENDO
Miedos
Teen FictionA ella le faltaba amor, él tenía mucho para dar, lo que faltaba era tiempo.